Banda invitada: Zebra 93.
22 de julio 2023.
Por Manuela Beltrán.
Fotografías por Matías Schwartz.
La década de los ochenta no parece tan lejana. En Chile se ha escuchado Virus, desde las fiestas de toques de queda durante la dictadura, en las que nuevos aires del rock argentino podían hacer respirar democracia bailando. Sobre todo fueron de las bandas que visitaron Chile con cierta frecuencia, desde 1985 la primera vez, y no sólo en la capital sino que a todo lo largo del territorio, una dedicación que se aprecia en la lealtad transversal de su público diverso. Pioneros en la introducción de elementos electrónicos en el rock en español, Virus ha inspirado a generaciones hasta hoy con su música envolvente, glamorosa y bailable. Soundtrack de la vida de familias enteras en nuestro país.
Antes de Virus, fue la banda Zebra 93, la que abrió el show con un teloneo limpio y elegante, mostrando al público su nuevo lanzamiento Amanecer, así como otras canciones de su repertorio que le ha valido la nominación a los premios Pulsar como mejor artista pop. La vocalista Julia Grisenti mostró admiración y respeto por la banda principal, siendo además ella de origen argentino-chilena, argumentando que la canción “Corazonada” fue compuesta inspirándose en Virus y Federico Moura, una corazonada que estaba vaticinando el camino para aquella participación honorífica junto a la banda. Ya comenzaba a sentirse la ansiedad tanto en el público como arriba del escenario.
Después de casi 10 años y llegando desde el concierto en Concepción hace algunos días, la banda se presentó en el Teatro Coliseo con mucha ilusión, llenando de reminiscencias multigeneracionales e incendiando con baile, la noche invernal santiaguina. Desde el inicio, entre gritos y solos de guitarra de Julio Moura, con visuales de gatos negros interpelando con la sensual mirada de la felinidad, el concierto empezó con aquel flechazo en el corazón que es la canción “Sin Disfraz”. Le siguió “Tomo Lo Que Encuentro” y “Lugares Comunes” todos temas del disco Locura de 1985. Durante todo el concierto se turnan el canto entre los hermanos, Marcelo Moura canta con una mano en el bolsillo, cómodo, como paseando por un barrio conocido, aplacando la sobreexcitación que desde el público se levanta. El baterista Mario Serra, de vuelta con la banda luego de varios años de pausa, se levanta de su silla para reventar los platillos al final de la canción.
Se escuchan gritos ante los primeros acordes de teclado de “Pecados Para Dos”. Los solos de guitarra de Julio son contemplados de rodillas por Marcelo. La canción termina con una enorme ovación que es respondida por las primeras palabras del vocalista principal: “Saludarlos. No saben lo que significan ustedes para nosotros. Demasiado, demasiado. Tenemos para un rato largo. ¿La están pasando bien?”, preguntó Marcelo Moura antes de continuar, la respuesta fue evidentemente afirmativa.
Se destacaron mucho las visuales que aparecieron en las siguientes canciones. Unas enormes medusas marinas con sus tentáculos en close up, acompañaron a la banda mientras tocaban “Dame Una Señal”, del álbum Relax de 1984, mientras que en “Superficies De Placer”, poros y piel de piernas, de manos y pies eran paisajes en sus sensuales y sugerentes primeros planos.
Rápidamente se pasó a “Imágenes Paganas”, acompañadas por visuales acuáticas, algunas al revés, algunas como sueños de olas rompiendo, todo acompañado de una guitarra acústica que marcó una diferencia a las anteriores canciones, en un estribillo cantado a coro particularmente fuerte. Calmando un poco el ambiente con “¿Qué Hago En Manila?”, la voz de Julio Moura fue acompañada con visuales de una chica multiplicada caleidoscópicamente cuya mirada fija complementó la letra. Las guitarras protagonizaron con sus solos, en “Destino Circular”. Luego de “Ausencia” Marcelo se acerca al público en primera fila y pregunta “Todo bien? ¿Seguro? ¿Arriba todo bien? Que bueno. No saben lo lindo que es volver a Chile. Les amamos. No es mentira”.
En “No Va Más”, la energía siguió bien arriba, el baterista otra vez se levanta de su asiento, para jugar con las baguetas y las percusiones. Luego vino un momento especial en el que la reminiscencia de Federico Moura, vocalista principal y leyenda de la banda Virus canta “Dicha Feliz”. Su mismísima voz sonaba en el escenario y su imagen en las visuales, trajeron al presente al músico fallecido en diciembre de 1988.
En lo que siguió del concierto hubo momentos más íntimos sin banda completa. Tanto para “Despedida Nocturna”, “Transeúnte Sin Identidad”, los hermanos Moura se turnaron las voces. Marcelo cantó en el piso, entre reverencia y descanso, sacó una bandera chilena y la besó, ovaciones siguieron en el público. Con “Los Sueños de Drácula” la banda volvió completa al escenario y más rockera juntaron las guitarras y los bajos al centro. Le siguieron “Amor Descartable”, clásico de los 80, y “El Probador” con visuales y luces ochenteras.
El Obelisco y la Avenida 9 de Julio de una nocturna Buenos Aires, aparecieron en las visuales para la canción “Mi Ciudad”. Julio comenta que esta fue la primera canción que compusieron como banda, pero que en realidad estaba dedicada a La Plata, de donde son originarios. Con “Pronta Entrega”, el público se vuelve loco cantando a viva voz, las visuales vibran con cuerpos y corazones dibujados en colores y prismas. De nuevo Federico aparece en la pantalla y comparte el canto con Marcelo en “Agujero Interior”. Bailes solos de guitarras y teclado marcaron el final del tremendo set de Virus.
La banda sale del escenario, pero el baterista Mario Serra no tarda en volver para hacer un solo en el que hace saltar al público y cuyo final terminó con Mario imitando darle cuerda como a un muñeco detrás de él. “Eso lo hacíamos cuando teníamos 15 años. Es decir el anteaño pasado” bromeó el guitarrista con complicidad. Para terminar, sólo clásicos: “Wadu Wadu”, “Mirada Speed” y “Luna De Miel En La Mano”, acompañados de gritos de emoción, saltos, abrazos, baile, mucho baile. “Carolina” marcó el final, luego de unas palabras de cierre que dejaron abierta la posibilidad de más conciertos: “Fueron demasiado amables para nuestro gusto. ¿Volvemos, nos esperan?”. Fue un tremendo regalo para el público este concierto de reencuentro, que pasó por clásicos de toda la década de los 80. El público exudaba energía en retorno a este presente. Las primeras filas les entregaron una visera hecha a mano, un vino, la banda recibió todo, incluso detuvieron el inicio de una canción para autografiar una guitarra. Sin duda un concierto lleno de reciprocidad amorosa, lleno de clásicos inoxidables.
Setlist Zebra 93:
Veleros
Otros
Las Olas
Místico
Amanecer
Corazonada
Setlist Virus:
Sin Disfraz
Tomo lo que encuentro
Lugares Comunes
Pecados Para Dos
Dame Una Señal
Superficies De Placer
Imágenes Paganas
¿Qué Hago En Manila?
Destino Circular
Ausencia
No Va Más
Dicha Feliz
Despedida Nocturna
Transeúnte Sin Identidad
Drácula
Amor Descartable
Probador
Mi Ciudad
Pronta Entrega
Agujero Interior
Encore:
Solo de batería
Wadu
Mirada Speed
Luna de miel
Carolina
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