Por Rodrigo Guzmán.
Queens Of The Stone Age es una de las bandas de rock contemporáneo con mayor influencia y seguidores en el mundo, desde su fundación en 1997 a la fecha. Todos los medios especializados esperan con ansias cada uno de los movimientos de Josh Homme y el oriundo de Palm Springs suele no decepcionar. Cada uno de los proyectos en los que ha estado involucrado se caracteriza por su calidad y por la presencia que este le impone a todos ellos. De dicho modo, tanto en Kyuss como en Them Crooked Vultures se nota que es el colorado quien está rasgando la guitarra con ritmo e intensidad. Tan notoria y definitoria es su presencia en las agrupaciones que compone, que incluso en Eagles of Death Metal se logra intuir su estampa, pero entonces desde los tambores, bajo un contagioso ritmo boogie y una “pegada” cercana al rockabilly.
Como sea, el pasado 25 de agosto Queens of The Stone Age lanzó su último disco, Villains, al mercado, cuya acogida fue algo irregular. Mientras los más puristas se retorcieron ante un sonido algo bailable y más bien pop a ratos, los más entusiastas, y fanáticos, alabaron la constante mutabilidad y dinamismo musical de Homme, cuya muestra más generosa sin duda alguna podemos encontrarla en Villains.
Bajo la producción del británico Mark Ronson, cuyo trabajo con figuras como Bruno Mars, Paul McCartney o Amy Winehouse, entre otros, lo respaldan como productor de renombre. Villains contiene nueve tracks que, si bien se articulan en torno a un groove omnipresente, también mantienen, ligeramente, la conocida veta rockera de Homme, donde el trabajo del riff pesado y del solo psicodélico se vuelven su identidad musical y compositiva. Por lo mismo, y en cuestión de tracklist, es “Feet dont Fail Me” el corte que abre el disco tras una oscura intro. Dicha oscuridad encuentra un brusco contraste en el riff subsiguiente, corto y sincopado, que ya deja entrever el desarrollo posterior del álbum.
Secundando al tema de apertura, encontramos a «The Way You Used To Do», track elegido por Homme como sencillo promocional del presente álbum. La elección de dicho tema como single fue la estrategia del gigante pelirrojo para concretar su propósito en este nuevo lanzamiento, pues como bien lo afirmó en entrevista: «Mi trabajo es sorprender y confundir». El tema es bailable, incluye palmitas, lo incluye a él mismo bailando en el clip, remontándose de dicho modo a los espacios originarios del rock & roll: las pistas de baile. Esa estética algo vintage no es desconocida ni para Homme ni para sus seguidores, pues tanto en discos anteriores de QOTSA como en Death By Sexy de Eagles of Death Metal, estaba ya presente, tanto a nivel de imagen como de sonido.
Sin embargo, no todo es baile a secas en Villains, pues en cortes como “Head Like a Haunted House”, podemos encontrar un recodo rockabilly un tanto más crudo que recuerda en algo al QOTSA de los primeros álbumes, tras un tempo acelerado, un riff distorsionado y un solo punzante. Este mismo trabajo del riff persistente se replica en “Domesticated Animals”, tema que inicia con guitarra y voz y que, conforme al paso de los segundos, se van agregando rítmicamente los instrumentos restantes.
Otro elemento que compone el nuevo disco de Queens Of Th Stone Age gira en torno a la composición de la atmósfera. De esta manera, encontramos en “Fortress” un sonido ambiental y una estructura dominada por el teclado que a ratos evoca los sonidos de un rock progresivo delicado y elegante, alejado un tanto de la crudeza del riff. Bajo esta misma senda, encontramos a “Un-Reborn Again”, pero esta vez las seis cuerdas de Homme se dejan sentir de manera notoria y notable, junto a los teclados a cargo de Troy Van Leeuwen y Dean Fertita. En “Hideaway” también se perciben las notas de teclado que campean por los compases de un track cercano a la balada, cuya vocalización roza la melosidad.
El trabajo atmosférico y con algunas vetas de experimentación también está presente en el track que finaliza el álbum, pues en “Villains Of Circunstance” se deja oír una estructura no convencional, con pasajes sosegados, pero que no abandonan del todo la necesidad del riff. Como sea, todos los temas que juegan ligeramente con la experimentación sonora, a través del trabajo atmosférico proporcionado por el teclado, se encuentran cercanos a un rock independiente y, como bien lo mencionamos más arriba, progresivo. De esta manera, es posible percibir en Villains una marcada influencia de David Bowie, sobre todos en los aspectos vocales y en la visualización del rock, o más bien de la música, como un territorio apto para el juego y la indagación, para probar sin complejos, en donde si se quiere bailar, se baila y punto.
De esta manera, el último álbum de Queens Of The Stone Age se advierte menos como un experimento que como un ejercicio desacomplejado de rock alternativo. Quien busque en Villains el sonido atronador de Kyuss o de Songs For The Deaf, sólo encontrará decepción e incluso un poco más que pop-rock. Por ello, si usted disfruta del riff de Black Sabbath, Blue Cheer, Sir Lord Baltimore o Kyuss no se anime con Villains. O anímese, siempre y cuando quiera ponerse al día con el rock mainstream que se hace hoy por hoy.