19 de enero 2024.

Por Carlos Barahona.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Dicen que la tercera es la vencida. Y esta máxima anoche se volvió a cumplir, puesto que finalmente en su tercera visita a Chile, Twenty One Pilots logró tener una cita exclusiva con sus fans locales, después de dos presentaciones memorables en Lollapalooza 2018 y 2023 —esta última reemplazando a Blink-182 en el último momento. Esta ocasión estuvo completamente dedicada a desplegar todo el potencial multifacético del dúo compuesto por Tyler Joseph y Josh Dun.

El evento, anunciado meses atrás, generó una oleada de entusiasmo entre su público chileno. Desde el anuncio, miles de seguidores comenzaron a planificar su asistencia, con algunos viajando desde otros países vecinos para no perderse esta experiencia única. Es a tal punto el fanatismo por el dúo, que mientras esperábamos hacer ingreso al recinto nos enteramos de que, ejemplo, los más acérrimos acamparon a las afueras del Estadio Bicentenario de La Florida desde las primeras horas de la madrugada. La devoción era palpable: jóvenes con pancartas, banderas, y atuendos inspirados en las icónicas estéticas de la banda llenaban los alrededores, creando una atmósfera de comunidad y emoción anticipada.

El público, mayoritariamente juvenil, no solo buscaba un lugar privilegiado cerca del escenario, sino también la oportunidad de vivir de cerca esa conexión que caracteriza a Twenty One Pilots. Cada detalle previo al espectáculo—desde las conversaciones emocionadas en la fila hasta los cantos espontáneos de sus canciones—demostraba que esta cita no era simplemente un concierto, sino un evento profundamente significativo para quienes han seguido a la banda a lo largo de los años.

Y lo que ocurrió anoche en el Estadio Bicentenario de La Florida fue mucho más que un concierto: fue una experiencia transformadora, una muestra de cómo dos artistas pueden fusionar su talento y dejar una huella indeleble en su fanaticada, la que probablemente asistía a su primer show masivo. Vaya que lo recordarán, puesto que con un setlist cuidadosamente diseñado para cautivar tanto a los fans más antiguos como a los nuevos seguidores, Tyler Joseph y Josh Dun demostraron por qué su conexión con el público es el corazón de su magia en vivo. Algunas de las claves de este fenómeno son las siguientes:

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Intensidad a tope: El concierto comenzó con «Overcompensate», un tema que, aunque relativamente reciente, logró capturar instantáneamente la atención de la audiencia. La transición a «Holding On to You», un himno emblemático de la banda, electrizó el ambiente. Tyler, con su característica presencia escénica, dejó en claro que la noche sería una mezcla de intensidad emocional y pura pasión. Mientras avanzaba el set, piezas como «Vignette» y «Car Radio» permitieron que el público se sumergiera en un viaje introspectivo, cantando cada palabra como si fuera su propia historia. La reacción del público durante «Car Radio» fue particularmente poderosa: miles de voces resonando al unísono, fraseando de manera gutural “and now i sit in silence”, simplemente conmovedor.

Momentos íntimos y conmovedores: El equilibrio entre la intensidad y la vulnerabilidad fue perfecto. La interpretación de «The Craving (Jenna’s Version)» fue uno de los puntos más emotivos de la noche. Fue un recordatorio de que, más allá de su estatus de superestrellas, son personas profundamente conectadas con sus emociones y con quienes los rodean.

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Cercanía: Uno de los aspectos más destacados del concierto fue el uso de escenarios alternativos. En un espacio más íntimo dentro del estadio, Tyler y Josh interpretaron joyas como «Addict With a Pen», «Migraine» y «Forest». La audiencia, visiblemente conmovida, coreaba cada palabra, creando un ambiente de cercanía que es poco común en conciertos de esta magnitud. «Mulberry Street», con su ritmo relajado y melódico, cerró este segmento, dejando una sensación de comunidad y gratitud compartida entre los artistas y su público.

Uno de los momentos más memorables fue cuando Tyler invitó a Martín, un pequeño fanático chileno elegido al azar, para acompañarlo en «Ride». La química entre ambos en el escenario fue genuina y emotiva, y Martín, visiblemente emocionado, se ganó los aplausos y ovaciones de la multitud. La democratización de la cercanía entre los fans y Tyler y Josh es algo a destacar, puesto que no siempre el público asistente que no se posiciona en la tradicional cancha vip o en los puestos de avanzada tiene la posibilidad de ver tan de cerca a sus artistas favoritos.

Energía y apoteosis: De vuelta al escenario principal, la energía se disparó con «Nico and the Niners» y «Heavydirtysoul», temas que encendieron al público y consolidaron el espíritu de la noche. El encore fue un despliegue de emoción pura. «Paladin Strait», con un fragmento del video musical proyectado en las pantallas, marcó el inicio del cierre. A esto le siguieron temas como «Jumpsuit» y «Midwest Indigo», que llevaron a los fans a un éxtasis colectivo. La energía alcanzó su pico con «Stressed Out», un clásico que encapsula el estilo único de la banda, y finalmente, «Trees», que sirvió como el broche de oro perfecto para una noche que quedará grabada en la memoria de los asistentes.

Conexión más allá de la música: Lo que distingue a Twenty One Pilots no es solo su música, sino la forma en que interactúan con su público. Desde las miradas cómplices de Tyler durante las canciones hasta los momentos en que Josh se lanzó a la batería entre la multitud, cada gesto reforzó la idea de que sus fans son una extensión de su arte. No es solo un concierto; es un encuentro personal en el que cada asistente se siente parte de algo mucho más grande. Ni hablar del uso de las luces, pirotecnia, fuegos de artificio y demases. Las palabras quedan cortas ante ver la emoción de esos pequeños fans, en los que, a través de sus pasmadas miradas, nos podemos dar cuenta que como en esos instantes se están grabando en sus anonadas retinas, recuerdos imborrables para la posteridad.

Un gesto importante que resume todo lo comentado fue la introducción en “The Judge”, en la se mostró un video footage de muchísimos fans ataviados como Clancy, Blurryface y los demases personajes de la fantasía creada por los estadounidenses, quienes comentaban la importancia de Twenty One Pilots en sus vidas. Una fan lo resumió de manera excelente: “Viva el completo, las sopaipillas y ustedes chiquillos”.

El paso de Twenty One Pilots por Santiago reafirma su estatus como uno acto muy importante en la música actual. Su habilidad para mezclar géneros, contar historias y crear momentos únicos en cada presentación, los transforma en una experiencia multisensorial, que trasciende lo musical. Mientras el público abandonaba el estadio, todavía con las notas de las últimas canciones resonando en sus mentes, quedó claro que no solo habían asistido a un concierto, sino que habían sido parte de una cita romántica, la que al fin se pudo concretar en intimidad y goce.

Setlist:
Overcompensate
Holding On to You
Vignette
Car Radio
The Judge
The Craving (Jenna’s Version)
Tear in My Heart
Backslide
Shy Away
Heathens
Next Semester
Routines in the Night
Addict With a Pen / Migraine / Forest / Fall Away
Mulberry Street
Navigating
Nico and the Niners
Heavydirtysoul
My Blood
Guns for Hands
Lavish
Ride
Paladin Strait

Encore:
Jumpsuit
Midwest Indigo
Stressed Out
Trees

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