Por Carlos Barahona.

Chile se caracteriza por forjar lazos con bandas de diferentes estilos musicales que son indisolubles a lo largo del tiempo. Iron Maiden en el metal, Eterna Inocencia en el hardcore punk, Mike Patton en cada uno de sus proyectos ligados al rock. El listado es amplio y variado. Uno de esos personajes que genera esa expectación es Maynard James Keenan (Ohio, 1974). Su versatilidad artística se extiende diversos proyectos musicales, con los que ya ha visitado nuestra tierra, tales como A Perfect Circle y Puscifer, que aportan una dimensión adicional a su influencia y raigambre en el sonido local.

A Perfect Circle, en particular, presenta una propuesta más emocional, profundamente ligada al corazón. Las composiciones de esta banda se caracterizan por un tono melódico y melancólico, y sus letras exploran el dolor, la pérdida y la reconciliación, apelando a una sensibilidad más visceral y afectiva, ofreciéndonos una conexión más directa con lo emocional, lo humano y lo personal. APC es corazón.

Por otro lado, Puscifer se aleja de las reflexiones filosóficas y emocionales para adentrarse en un terreno más sensual y provocador. Con un enfoque más ligado a lo libidinoso, el genio de Maynard explora la tensión carnal y sexual, con una estética que juega con lo erótico y lo teatral. La banda se caracteriza por su tono irreverente y su exploración de la sexualidad y el poder, lo que crea un contraste con los otros dos proyectos de Keenan, ya que se enfoca más en lo físico, lo visceral y lo primario, invitando a la audiencia a explorar el deseo y la transgresión. Puscifer es cuerpo.

¿Qué nos falta para completar y equilibrar estas exploraciones? El cerebro. Y ahí entra Tool a escena, el proyecto basal de Keenan, formado en 1989 junto al baterista Danny Carey, el guitarrista Adam Jones y el bajista Justin Chancellor, quien sustituyó a Paul D’Amour en 1995. Desde sus inicios, la banda ha destacado por su enfoque experimental, fusionando géneros como el metal alternativo, el art rock y el metal progresivo, lo que les ha permitido crear un sonido distintivo y complejo. Su álbum debut, Undertow (1993), presentó una propuesta sonora intensa y oscura, consolidándolos en la escena del metal alternativo. Sin embargo, fue con Ænima (1996) que la banda alcanzó un reconocimiento masivo, gracias a su combinación de composiciones intrincadas y letras profundas. Un ejemplo destacado de este periodo es la canción «Stinkfist», que muestra su habilidad para mezclar ritmos complejos con una atmósfera envolvente.

En 2001, Tool lanzó Lateralus, un álbum que profundiza en estructuras musicales complejas y temáticas introspectivas. La canción homónima, «Lateralus», es emblemática por su uso de la secuencia de Fibonacci en la métrica y melodía, reflejando la inclinación de la banda hacia la exploración matemática y filosófica en su música.

En 2006, Tool lanzó 10,000 Days, un álbum que consolidó aún más su estatus como pioneros del metal progresivo. Este disco, cuyo título hace referencia a un período aproximado de 27 años, combina temáticas emocionales y espirituales. Canciones como «Vicarious» y «The Pot» exploran críticas sociales, mientras que «Wings for Marie (Pt. 1)» y «10,000 Days (Wings Pt. 2)» rinden un emotivo homenaje a la madre de Maynard James Keenan, quien falleció tras años de lucha con una enfermedad. Este álbum es un testimonio del enfoque personal y experimental de la banda.

Tras un paréntesis de 13 años, la banda regresó en 2019 con Fear Inoculum, un álbum que fue recibido con aclamación crítica y que debutó en el número uno de las listas de Billboard. Este trabajo continúa la tradición de Tool de ofrecer composiciones extensas y detalladas, manteniendo su relevancia en la escena musical contemporánea.

Y nuestro país es un terruño que no ha estado ajeno a este fenómeno musical. El fanatismo por Tool en esta sufrida y larga angosta faja de tierra se puede entender desde diversas perspectivas que convergen en la relación especial que la banda ha logrado cultivar con su público local. En primer lugar, su estilo musical no solo atrae por sus sofisticadas estructuras, sino también por las letras introspectivas y filosóficas que exploran temas como la autoexploración, el despertar espiritual y la crítica social. Este enfoque profundo resuena fuertemente en una audiencia chilena que, debido a su historia de resistencia, luchas sociales y momentos de reflexión colectiva, se siente atraída por propuestas musicales que van más allá de la superficialidad y buscan respuestas más complejas a los dilemas existenciales. El capitalismo nos golpea fuerte y no solo nos adormece a punta de malls y cyberdays, sino que también crea resistencia desde el pensamiento crítico.

Otro elemento es que, a lo largo de los años, el conjunto ha logrado crear una conexión emocional con su público, que no solo valora su música, sino también la propuesta estética que acompaña su arte. La banda se caracteriza por una visualidad única, que abarca desde sus portadas de discos hasta las experiencias visuales de sus conciertos. Las imágenes, los videos y las proyecciones que acompañan sus presentaciones en vivo no son solo un adorno, sino una extensión de su mensaje artístico. Creado esto por el artista visual Alex Grey, la sinergia entre lo sonoro y lo visual crea una experiencia sensorial completa que eleva la conexión con los fanáticos, transformando cada concierto en un ritual colectivo.

Un aspecto clave en el fenómeno del fanatismo por Tool en Chile es su mística. La banda, a lo largo de su carrera, ha cultivado una imagen de misterio y exclusividad, evitando en gran medida la exposición mediática convencional y manteniendo una actitud reservada frente a los medios. Este comportamiento solo aumenta su magnetismo, generando una especie de culto alrededor de su figura y la fascinación por entender los mensajes ocultos en sus letras y las interpretaciones de sus composiciones. La falta de accesibilidad en la información sobre la banda alimenta el deseo de ser parte de un círculo selecto de fans que comprenden y valoran la complejidad de su propuesta.

Además, Tool se ha mantenido fiel a su visión artística a lo largo de su carrera, sin ceder a las presiones del mercado musical o las expectativas de popularidad. Esta autenticidad es un valor altamente apreciado en una escena musical chilena que valora la independencia y la honestidad creativa. La resistencia al conformismo y la insistencia en la exploración constante de nuevos territorios musicales y líricos han sido factores cruciales para que Tool haya logrado construir una base de seguidores leal, dispuesta a acompañarlos durante décadas. Este tipo de conexión profunda no se limita solo a los fans, sino que se extiende a la escena musical chilena en general, que encuentra en Tool una banda capaz de trascender las fronteras de un género y convertirse en un referente cultural.

En resumen, el fanatismo por Tool en Chile responde a una combinación de factores: un sonido único que desafía las normas musicales, un enfoque lírico que invita a la reflexión profunda, una estética visual impactante y una mística que cultiva el deseo de pertenecer a algo más grande. Además, la diversidad de enfoques artísticos de Maynard James Keenan en sus otros proyectos, A Perfect Circle y Puscifer, con los que el vocalista ha tanteado en primera persona el fervor que producen sus propuestas artísticas.

Quizás por eso la banda no solo se presentará en el país el 23 de marzo de 2025 en el festival Lollapalooza Chile, sino que ofrecerá un concierto en solitario el 25 de marzo de 2025 en el Movistar Arena, como parte de los clásicos sideshows del evento. Estas fechas representan una oportunidad única para experimentar en vivo la maestría musical y visual del conjunto. La cuenta regresiva ya está en marcha y podremos comprobar si lo planteado en estas líneas es verídico.

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