Artista invitado: Raimundo Santander.
24 de mayo 2023.

Por Paulo Domic.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Una fría y húmeda noche santiaguina fue la elegida por el destino para hacer debutar a Tigran Hamasyan en Chile. Ahí, en ese cómodo y elegante reducto de Manuel Montt con Providencia, el Teatro Nescafé de las Artes, que se ha transformado en el escenario favorito de la música de vanguardia. El lugar indicado para que un músico de su categoría se presentara por primera vez en este territorio estrecho y variopinto que, de jazz, sabe más de lo que se piensa. De hecho, en su génesis chilensis, en esta misma década de los 20 pero del siglo pasado, fue un estilo popular que trajo desde los Estados Unidos una élite que poco a poco lo hizo crecer y popularizarse. Misma que hoy, nuevamente más reducida en número, lo mantiene como un estilo saludable, tanto en cantidad de audiencia como en su desarrollo nacional, capaz de sustentar su continua figuración en las carteleras del país. Y siendo así, la presencia de una figura tan relevante como la de Hamaysan por supuesto que no podía quedarse sin dejar una huella sobre este rincón de la geografía.

Tigran Hamasyan es una referencia indiscutida de la enésima “nueva ola” del jazz y es una figura central de la actual escena neoyorquina. El pianista armenio, formado en Estados Unidos sin por eso sacrificar los rasgos de su origen, irrumpió en la escena musical con una mezcla de jazz, rock, elementos de la música tradicional de su país y otras influencias que le han permitido llegar a un sonido único y aclamado por la prensa especializada. Su arte es difícil de clasificar en un solo género. Sin embargo, lo que sí es evidente es que su música es profundamente emotiva y conmovedora. Algo que anoche quedó totalmente testimoniado en el escenario, donde se entregó por completo, dejando que sus manos recorrieran el teclado con pasión y energía.

Con apenas diecinueve años se impuso en el “Thelonious Monk Piano Competition”, en Estados Unidos, tal vez el concurso de jazz más prestigioso del mundo. Desde entonces, el reconocimiento en los círculos profesionales se reflejó en elogios de parte de figuras como Herbie Hancock, Chick Corea y Brad Mehldau. Empezó a tocar el piano cuando tenía tres años. En esa época fue influenciado por bandas de rock clásico como Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple. Un poco más tarde, y a través de su tío que era aficionado al jazz, escuchó discos de funk de los 70 del mencionado Hancock y de Miles Davis. Se interesó cada vez más en ese tipo de música, pero también seguía escuchando rock. Lo inscribieron en una escuela de música cuando tenía 6 y a los 11, estudió con el profesor de jazz Vahag Hayrapetyan, quien le enseñó a tocar bebop. Continuó explorando el mundo del jazz por su cuenta y ya en la adolescencia descubrió los sonidos del folklore de Armenia que finalmente terminaron de forjar las influencias que le dan un sello tan característico y original a su propuesta artística.

El teloneo estuvo a cargo de Raimundo Santander, joven guitarrista que enfrentó en solitario al público y solo con su instrumento y sus efectos logró generar una atmósfera única a través de arpegios, ambientes y solos llenos de virtuosismo. Una gran demostración musical que por treinta minutos sumió al público en un trance mágico que fue muy aplaudido. Con gran personalidad y desenfado, se daba espacio para bromear y pedir incluso que le “dieran un tono” y solo con eso se ponía a improvisar. Aprovechó muy bien el tiempo que tuvo para evidenciar su tremenda calidad artística.

null
null
null

Finalmente, a las 21:15, llegó el momento y el trío salió a las tablas del Nescafé bajo una sonora ovación para presentar repertorio especialmente basado en su último álbum, The Call Within, lanzado en 2020, en el que fusiona el jazz contemporáneo con la música tradicional Armenia, el rock progresivo y la música electrónica. El resultado es una obra maestra de la experimentación sonora, que explora las raíces culturales e históricas de Hamasyan, así como sus influencias musicales más diversas. El concierto comenzó con «Levitation 21», una pieza que combina una melodía hipnótica con un ritmo frenético y complejo. Hamasyan demostró desde el primer momento su dominio del piano, tocando con una técnica impecable y una expresividad cautivadora. El público quedó fascinado por su forma de tocar, que mezcla la delicadeza con la fuerza, la sutileza con la intensidad.

null

El trío siguió con «Old Maps», una canción que evoca los paisajes y las leyendas de Armenia, con un sonido más acústico y melancólico. Hamasyan cantó en armenio, usando su voz como un instrumento más, creando armonías y contrastes con el piano. Evan Marien en el bajo y Arthur Hnatek en batería, lo acompañaron con solvencia y sensibilidad, creando una atmósfera envolvente y profunda. La tercera canción fue «New Maps», una continuación de la anterior, pero con un giro más eléctrico y vanguardista. El trío incorporó elementos de rock progresivo y música electrónica, creando una sonoridad más densa y oscura. Hamasyan tocó un sintetizador, añadiendo efectos y distorsiones a su piano. Evan usó un pedal para crear bajos más potentes y Arthur usó pads electrónicos para generar ritmos más variados.

null
null

El recital de Tigran se desarrolla a través de un océano infinito de matices, ambientes, contrapuntos, melodías, intrincados compases, matemáticos ritmos y desbordado virtuosismo. El trío funciona con precisión de relojería suiza, se entiende a la perfección y fluye entre los pasajes y modos compuestos por el pianista y una altísima dosis de improvisación. Esa energía única se transmitió con fuerza a una audiencia que realmente reaccionaba al borde del éxtasis cada vez que terminaban una pieza musical. Y no era para menos, ya que estaban al frente de un grupo que fue mucho más que la suma de sus partes, y que transpiraban su altísima cualidad artística en cada nota que salía de sus virtuosos dedos.

null

El cierre final fue con «Entertain Me», una canción que se inspira en una fiesta tradicional armenia, en la que la gente se moja unos a otros con agua para celebrar el verano. La canción tiene un ritmo alegre y festivo, que Hamasyan tocó con mucho humor y diversión. El trío lo acompañó con entusiasmo, creando un sonido fresco y vibrante. El público aplaudió con ovación al finalizar, reconociendo el talento y la originalidad del trío. Hamasyan se despidió del público con una sonrisa radiante, agradeciendo nuevamente por su presencia y su calor, bajando del escenario junto a sus compañeros y dejando al público maravillado por la clase magistral que ofreció.

null

Fue así como Tigran Hamasyan deslumbró en Santiago con su fusión de jazz y música armenia, demostrando por qué es uno de los artistas más innovadores e interesantes del panorama musical actual. Una visita que es de esperar se repita prontamente, ya que aún hay mucho que descubrir de su arte y siempre será un deleite presenciar en vivo su apabullante solidez interpretativa.

Setlist:
Levitation 21
Old Maps
New Maps
37 Newlyweds
Ara Resurrected
Vardavar
The Dream Voyager
The Apple Orchard in Saghmosavanq
Entertain Me

>>> REVISA NUESTRA RESEÑA FOTOGRÁFICA PINCHANDO EN ESTE TEXTO <<<