Banda invitada: Lapsus Dei.
15 de septiembre 2024.

Por Rocío Belén.
Fotografías por Javier Martínez.

Los pioneros suecos del metal sinfónico Therion regresaron a nuestro país para presentarse el pasado domingo 15 de septiembre en el Teatro Cariola. La estrecha relación de los europeos con nuestro país no es ningún misterio, siendo esta la décimo primera presentación que hacen a lo largo de su historia en la capital metropolitana.

Bajo la premisa del Leviathan III Tour 2024, trajeron a nuestro país lo más reciente de su repertorio, una trilogía en honor a la bestia marina y príncipe del infierno Leviatán, invocador y narrador de las claves enoquianas laveyistas. Es esta la naturaleza ocultista que siguiendo el sendero de la mano izquierda, nos introduce en un viaje cataclísmico y apocalíptico impregnado de odiseas dantescas y pasajes mitológicos.

Los escogidos para abrir la jornada fueron los nacionales Lapsus Dei, quienes con nueva alineación nos dieron una sólida pincelada de doom progresivo local. Una intro épica ad-hoc y un presentador al más puro estilo de Kiss abrieron el show de los chilenos pasadas las 19:40 horas.

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La oscilación entre los matices nos integra en una atmósfera oscura, un tanto lúgubre a través de los riffs a trote lento y con bastante groove, las frecuencias bajas se destacan con gracia y elocuencia, marcando una identidad musical clara. No hay virtuosismo que reemplace la elegancia de echarse al hombro un género tan denso como el de Lapsus Dei y transformarlo en una danza de oscuridad. Sólidos como piedra y más presentes que nunca tras un largo período de receso musical. El retorno de los nacionales alude un fuerte posicionamiento en la escena nacional, marcando también la unión entre el público, las bandas y agentes musicales, y es que en el caso de Luis Pinto, baterista de la banda, es también un presente trabajador dentro de la industria como stage manager, y verlo esta vez como músico en el escenario siendo aplaudido por un sinfín de colegas, nos deja una grata y reconfortante sensación ante el orgullo de ver en primera fila esta aparición.

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Therion ha mantenido una relación sumamente estrecha entre ellos y el público chileno desde los inicios de su carrera en 1989. Son indiscutiblemente los padres de lo que conocemos como metal sinfónico, una sinergia equilibrada entre heavy metal, power metal y música clásica de tipo orquestada, esto también significó la inclusión de voces líricas a las piezas, marcando un precedente para muchas bandas que hoy gozan de calibre mundial. Su primera visita a nuestro país fue en 1995 y desde entonces no han sacado a Chile de su radar.

A las 21:00 en punto se apagan las luces nuevamente para dar inicio a lo que serían 2 horas y media de espléndida presentación. Un abultado repaso por su discografía completa fue el deleite para los fanáticos en esta noche sinfónica. Entre aplausos comienza la primera pincelada junto a “Seven secrets of the sphinx” seguida de “The crowning of Atlantis”. El septeto se planta firme en el escenario desde el inicio, acaparando uno a uno su espacio en el estrado principal. Las impecables voces del trío principal marcan pauta y comandan la presentación, siendo los permanentes protagonistas dentro de su área. La primera en destacar con imponente presencia es Lori Lewis, soprano lírica norteamericana que deslumbró a la audiencia con agudas impostaciones y una fuerza diafragmal impresionante. Fue el cantante sueco Thomas Vikström quien daría el puntapié más teatral a las voces, con una técnica infundada en el heavy y el power metal lleno de vibratos agudos e intensos cánticos, protagonizando íntegramente “Ginnungagap”. Quien los acompaña en las voces femeninas es Rosalía Sairem, de origen español y escuela clásica madrileña que no sólo realiza soporte vocal, sino que junto a una voz mucho más dulce aporta en las voces limpias en tonos medios y armonías generales, más nada hacía presagiar el bestial poder que tendrían sus guturales en “Ninkigal”. Su actitud desbordante y pasión por el micrófono provocó importantes ovaciones a lo largo de la jornada, ante una presentación monstruosamente bella.

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Un viaje general por sus obras nos sumerge entre marchas imperiales y sinfonías dentro del legado intachable de los padres del sinfónico, conquistando al público con gran carisma y temple en clásicos como “Uthark runa”, “Clavicula nox”, “Typhon” y “Black sun”. Acercamientos constantes y una motivación continua hacia el público, lo hace permanentemente partícipe en una mezcla sólida y equilibrada entre heavy, power y sinfónico.

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Con respecto a los músicos que soportan las grandes voces, están personajes como el bajista Christopher Davidsson, quien imponente ejecuta desde el lado derecho del escenario, parado como si éste le perteneciera de toda la vida. Tiene esa vibra y era parada que a ratos nos recuerda al viejo Zakk Wylde en los años dorados de Black Label Society, pero con 4 cuerdas y harto menos ruido, en una frecuencia que retumba densamente en Cariola, nivelada dulcemente con las guitarras hermanas de Christian Vidal, guitarrista rítmico argentino, y el legendario Christofer Johnsson, compositor principal y fundador de Therion. Entre los tres plasman una sinergia de impecable ejecución técnica, dándole vida al festival de misterios que nos transportan directamente al espectro céltico medieval. Johnsson con su flying V marca los riffs con gracia y tranquilidad, inmutándose muy tranquilo ante el tempo, manteniendo la virtuosidad absoluta en su ejecución.

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Las percusiones marcan el paso con bastante reverb en su mezcla, una bordona dulce y platillos secos que fueron parte del setup de Sami Karppinen en los tarros principales, dándole paso a un solo de batería técnico pero entretenido, polirrítmico y un tanto bailable, cerrando así esta performance fraterna y ritualista, en un trance melódico que sin grandes parafernalias exuda talento y cohesión perfectamente estudiadas. Más allá de algunos juegos de luces, el show lo hicieron por completo los músicos, con una teatralidad dinámica, coreográfica y atractiva. La sección de solos de cuerdas estuvo llena de virtuosismo y “piru pirus”, algo apoteósico a nivel sonoro muy característico del neoclásico.

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El set también estuvo compuesto de grandes clásicos como “Litany of the fallen”, “Mark of Cain”, Wine of Aluqah”, “Quetzalcoatl”, “Lemuria” y “Sitra ahra”, dándonos un viaje por toda su cartelera mitológica y bíblica, cerrando con la babilónica “The rise of Sodom and Gomorrah” fuertemente coreada por los fanáticos. “Son of the staves of time” fue la guinda de la torta para concluir la sesión.

El misticismo de Therion mezcla el ambiente del gótico medieval con la luz del metal, en una conjunción oscura y desbordante, el único detalle que extrañamos fueron los teclados en vivo, y es que el metal sinfónico utiliza este recurso activamente y a ratos se sentían ajenas las secuencias entre la orgánica musical. Esto no quita que haya sido un show impecable y memorable para todos los fanáticos de la banda en Chile, quienes felices concluyeron un nuevo encuentro con los mártires del género, dando un nuevo respiro a todos los seguidores del sendero de La Mano Izquierda y todos quienes admiran la historia desde una mágica y legendaria perspectiva musical.

Setlist Lapsus Dei:
Falling apart
Colossal
Arrival
Náufragos
The last trip
The call of sirens

Setlist Therion:
Seven secrets of the sphinx
The crowning of Atlantis
Ruler of Tamag
Ginnungagap
Ninkigal
Uthark Runa
Clavicula nox
Typhon
Black sun
El primer sol
Litany of the fallen
Eye of Algol
Mark of Cain
Tuonela
Ayahuasca
Wine of Aluqah
Nightside of Eden
Quetzalcoatl
Lemuria
Sitra Ahra
To mega Therion
The rise of Sodom and Gomorrah
Son of the staves of time

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