The Strokes en Lollapalooza Chile 2022: Una deuda aún impaga
Parque Bicentenario Cerrillos, 20 de marzo
Por Paulo Domic.
Fotografías por Javier Martínez.
Los neoyorquinos liderados por Julián Casablancas fueron los llamados a cerrar esta versión de Lollapalooza Chile. La banda que destapó la escena indie en el siglo XXI, volvió al cartel del festival que los acogió en 2017, de la mano de una incesante descarga de éxitos que han marcado el rock de este milenio. En esta oportunidad, tenían también el desafío de hacer olvidar ese sabor amargo que produjeron esos problemas técnicos al inicio de su concierto anterior y que afectaron lamentablemente a sus primeras canciones.
No hay mucho que debatir respecto a la relevancia en el rock que ha logrado The Strokes. Para muchos, unos salvadores del estilo que cultivan, dándole una actitud y sonoridad distinta e innovadora. Pero para algunos detractores, unos recicladores de sonidos de los 60 con mucha tendencia a repetir fórmulas y que tienen un aliado muy grande en el origen adinerado de sus integrantes. El caso es que con más de 8 millones de discos vendidos y cientos de millones de reproducciones en plataformas de streaming, difícilmente puede discutirse lo importantes que son para muchas personas en el mundo. Y coronando todo esto, el 2021 ganaron su primer Grammy por su disco The New Abnormal, como Mejor Álbum de Rock, trabajo que además es el que más reproducciones tiene en Spotify.
En esta misma excursión, The Strokes también pasó por Argentina antes de Chile y las críticas vertidas no fueron muy auspiciosas. En la visita trasandina el 2017, ellos batieron su récord de audiencia con más de 100 mil almas asistiendo a su presentación. Pero esta vez no fue igual el ánimo ni de la banda, ni del público, en un festival que muy acertadamente se ajusta a las nuevas generaciones y le da mucho espacio a los estilos y artistas de hoy que no necesariamente son muy cercanos al rock. El panorama, por cierto, no era muy distinto aquí y, tal como pasó allende Los Andes, se presentaron tarde al escenario con varios minutos de retraso. Ya con eso, los fantasmas de la accidentada presentación anterior en Lollapalooza Chile, comenzaron a perder su translucidez.
Con “You Only Live Once”, uno de sus clásicos que también abre el disco First Impression Of Earth de 2006, comenzaron su presentación para alivio de sus fanáticos que ya estaban algo impacientes por la demora inicial. Continuaron con “Under Control”, otra pieza clásica y próxima a cumplir dos décadas que deleitó a sus más fanáticos. Y la descarga de clásicos continuó con “Juicebox”.
Si bien el último disco fue muy galardonado, la sección que siguió y que se basó en tres canciones nuevas, hizo bajar la temperatura en la ya fresca y ventosa tarde en Cerrillos. Y ahí hay un punto que muchos artistas clásicos que llegan a estos festivales transgeneracionales no toman en cuenta, ya sea por omisión involuntaria o una decisión intencional: no ajustan sus repertorios al público para el que tocan, y ofrecen un show como si estuvieran sólo frente a fans que compraron su entrada por verlos a ellos, sin pensar en el oyente casual y que conoce lo más clásico. Si le sumamos a esto que la actitud de la banda entre ellos y frente al público es bastante fría y desconectada, pues se genera una falta de coherencia entre lo que se escucha y lo que se ve. Porque la música de The Strokes es energética e intensa, pero sobre el escenario eso se puede oír, pero no ver. Y eso no es fácil de comprender para los cerebros que no necesariamente entienden ni saben que ellos siempre han sido así. Nada malo se puede decir acerca de lo bien que suenan, de que tocan e interpretan muy similar a sus discos. Hay profesionalismo y mucho. Pero eso en música no basta, y si no se establece una conexión emocional con el artista, por muy bueno y profesional que sea, pues no es fácil enganchar con su propuesta.
De las tres jornadas que vivimos, claramente fue la que menos público congregó hasta el cierre y de hecho, durante el concierto de The Strokes el tránsito hacia las vías de salida era incesante. Cuando interpretaron “Reptilia” se prendió un poco más el ambiente, pero al continuar con otra de las nuevas, prontamente volvió a decaer para otra vez subir cuando tocaron “Razorblade” con un arreglo de cumbia.
Al iniciar tarde, tuvieron que anunciar más pronto de lo esperado la última canción. “Hay algunos que deben tomar el tren”, justificó Julián Casablancas, probablemente en alusión a que no podían terminar más tarde de lo pactado producto del gran tema que es quedarse sin metro. La elegida para el cierre fue “Take It or Leave It” de su primer disco, luego de la cual se retiraron sin mayor muestra de emoción. Sus fans no se movieron y los pidieron de regreso, no ajenos a la frustración de un show que apenas pasó los 60 minutos. Regresaron y terminaron la noche con “Someday”, otra clásica de su primer trabajo, que dejó algo más tranquilos a sus más leales, pero difícilmente satisfechos por completo. De hecho, luego por redes sociales se filtró el set list impreso que quedó sobre el escenario y claramente se ve que después de esta canción debían venir “Killing Lies” y “New York City Cops”, pero eso lamentablemente no sucedió.
Es ingrato no poder afirmar que fue el “broche de oro” para estos tres días de música. El lugar común suele ser muy útil para los cierres de estos eventos, ya que difícilmente los números principales de este festival no cumplen con las expectativas. ¿Qué pasó aquí? Ya a estas alturas, da igual. Lollapalooza Chile 2022 de todas formas sacará cuentas alegres en lo artístico y tendrá que llegar a sus propias conclusiones en cuanto a volver a tener a The Strokes como cabezas de cartel.
Setlist:
You Only Live Once
Under Control
Juicebox
The Adults Are Talking
Trying Your Luck
Brooklyn Bridge to Chorus
Reptilia
Eternal Summer
Razorblade(Cumbia version)
Hard to Explain
Heart in a Cage
Ode to the Mets
Take It or Leave It
Someday
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