23 de Abril 2023.
Por Paulo Domic.
Fotografías por Javier Martínez.
Nueve largos años pasaron para volver a vivir una jornada épica y poderosa como la que vivimos ayer en el Movistar Arena. Recinto que, al igual que los ya lejanos 2012, 2013 y 2014, volvió a ser el epicentro de un terremoto que sacudió el corazón de Santiago con el peso de toneladas de metal y guitarras nacionales y extranjeras, que regresaron a ese espacio transformándolo en un templo de peregrinación para las hordas de metaleros. Miles fueron los que respondieron al llamado de la oscura campana, con una masiva asistencia a esta nueva celebración de la música que tan profundamente ha marcado a tantas generaciones de chilenos.
Siete bandas locales y ocho internacionales dieron vida a este tremendo festival, en dos escenarios: uno dentro del domo del Movistar Arena, el Metal Stage, y otro apostado afuera a un costado del recinto, llamado Hell Stage. Dos grandes proscenios a través del cual desfilaron desde pasado el mediodía y hasta cerca de la medianoche, casi un centenar de músicos.
La jornada tuvo su apertura en el Hell Stage, encendiendo el fuego para forjar el duro metal con nuestros clásicos próceres Enigma, banda liderada por el connotado periodista Álvaro Paci y que a través de más de treinta años de trayectoria se ha transformado en un ícono del heavy metal chileno. El cuarteto interpretó lo mejor de su catálogo ante un público que venía llegando al festival y que desayunó sus riffs, solos y afiladas voces para ir saciando el hambre de música con que arribaban al Parque O´Higgins. Contrario a lo que podría haberse pensado en la previa, ya mucha gente había llegado y apoyaron con mucho agrado el gran recital que ofreció el grupo.
El segundo turno estuvo a cargo de Vilú. Formadas a fines del 2014, las santiaguinas son cultoras del Death Thrash Metal y editaron su primer disco llamado Üden Vilú el 2021, obteniendo una excelente recepción por parte del público y la crítica. Ya con muchas más personas frente al Hell Stage, desplegaron su brutal intensidad y demostraron por qué fueron convocadas a esta cita como representantes de una nueva generación de cultores del metal chileno. En recompensa, recibieron una cerrada ovación al finalizar que premió la entrega sobre el escenario y el cuidado de detalles como el vestuario y el maquillaje que complementaron en forma excelente su presentación.
La inauguración del Metal Stage corrió por cuenta de Benediction. Desde Birmingham, los ingleses fundados en 1989 por las guitarras de Peter Rewinsky y Darren Brookes, llegaron por tercera vez a Chile, luego de 8 años sin visitarnos. Muchos prefirieron hacer fila para ingresar al Movistar Arena, esperando lograr la mejor ubicación para poder verlos. Su infernal Death Metal resonó con potencia por el domo, desatando el éxtasis entre sus seguidores, que fueron armando los primeros mosh pits de la tarde al ver su presentación. En ella visitaron especialmente su último disco, Scriptures, y el clásico álbum de 1998, Grind Bastard. Molieron con furia toda la carne e hicieron girar las largas cabelleras de quienes esperaban impacientes su poderosa presencia.
A las 14:45 continuamos este viaje volviendo al Hell Stage para disfrutar del show de Recrucide. Activos desde 1993 con la intención de aportar sonidos nuevos y diferentes a la escena nacional, se enfocaron en un proyecto de death thrash rápido y lleno de energía y bestialidad que los ha llevado incluso a ganar un Premio Pulsar como Mejor Artista de Metal. Su recientemente lanzado último trabajo, Terahate, fue uno de los principales contenidos de su repertorio. Con la guitarra fundadora de Hernán Muñoz y la desatada voz y bajo de Rodrigo Zepeda, entregaron una descarga sin piedad de brutales riffs de fuerza telúrica. Tal como ocurrió en toda la jornada, y gracias a la cuidadosamente pensada programación, ellos también contaron con una masiva concurrencia a su show y sintieron el apoyo y el cariño con el que el público recompensó su impecable puesta en escena.
Regresamos al Metal Stage para presenciar el retorno de Dark Angel al mismo escenario en que debutaron en Chile el 2014. Los californianos encabezados por las guitarras y demenciales baterías de dos de sus fundadores, Eric Meyer y el célebre Gene Hoglan, son una agrupación de culto que, de hecho, desde 1991 que no edita ningún material nuevo. Sin embargo, son considerados legendarios en la historia del Thrash Metal y eso se notó en la enorme ovación con que fueron recibidos por sus fanáticos en el Movistar Arena. Su clásico álbum, Darkness Descends, fue un eje principal de su concierto, que fue especialmente emotivo para muchos que esa tarde los vieron por primera vez y luego de muchos años de espera. Numerosos remolinos se armaron en la cancha, huracanes humanos en los que sus fanáticos liberaron toda esa energía que aguardó muchos años por ellos. Si bien el sonido tuvo pequeños altibajos, eso no fue impedimento para que entregaran toda su furia y saciaran la sed de guitarras en un corto pero muy intenso show.
Cabrio en el Hell Stage continuó con la intensa tarde, siguiendo con el desfile de leyendas nacionales del metal. Nacidos en 2016, luego de la disolución de Kingdom of Hate. Fue Andrés “Cabrio” Marchant, emblemático ex vocalista de Necrosis y Kingdom of Hate, quien reclutó a los demás músicos y formó este que es su proyecto personal. Un poderoso combo de Thrash Metal chileno que desató varios mosh con su potencia e intensidad. En la asoleada explanada, cientos fueron los que se acercaron a disfrutar de la locura de sus guitarras y el desenfreno de los doble bombos. No podía ser de otra forma, considerando la experiencia de los músicos y la tremenda presentación que ofrecieron.
Más de cuarenta años de trayectoria a cuestas hacen de Napalm Death una agrupación indiscutiblemente clásica del Death Metal. Los ingleses, que ya han pisado nuestra tierra en varias oportunidades, se pararon por primera vez en el Metal Fest ante miles de fanáticos que se quedaron dentro del domo esperando su actuación. Su histriónico cantante, Mark “Barney” Greenway, se movió con su locura a través de todo el escenario, haciendo delirar a sus leal legión con cada bramido que emergió desde su boca. El Grindcore sin misericordia se dejó caer y los remolinos en la cancha se desataron por doquier. Los ingleses ofrecieron un concierto muy intenso y no defraudaron en lo absoluto.
Ya comenzaba a caer la tarde regresando al Hell Stage y comienza el turno de Devil Presley, agrupación chilena que este 2023 cumple 25 años de carrera y que aportó un sonido más cercano al Rock Clásico y al Stoner, refrescando la propuesta sonora de la jornada y testimoniando que no sólo el Thrash y el Death representan nuestra escena. En la previa, muchos comentaron que tal vez no era una agrupación adecuada para el evento, sin embargo fueron capaces de demostrar con una sólida actuación el por qué se les llamó a animar esta intensa jornada. Dicho sea de paso, fue muchísima gente a disfrutar de su música y los acompañaron en todo momento coreando sus clásicos. Un refrescante momento que demostró la variedad de estilos que acogió el festival y que le entregó un aire distinto al finalizar la tarde en el escenario al aire libre.
De regreso al Metal Stage, llegó el momento de dar la bienvenida al Power Metal a este festival. Desde las frías tierras finlandesas llegó Stratovarius para traer las melodías y gloriosos coros que reverberaron con estruendo por todo el lugar. Si bien se enfocaron bastante en el material de su último disco, Survive, también se dieron espacio para interpretar esos éxitos que marcaron a varias generaciones y que fueron coreados a todo pulmón, incluso por los menos cercanos al metal melódico. Comandados por la voz de Timo Kotipelto, ofrecieron un intenso espectáculo, totalmente a la altura de sus laureles como leyendas del Power. Sorprendentemente y contrario a lo que las redes sociales vociferaban en algún momento, fueron absolutamente bienvenidos y el domo estuvo repleto mientras se presentaron. Sin excepción, todos cantaron sus clásicos y testimoniaron el por qué pueden ser considerados tan relevantes y legendarios como sus otros colegas que fueron parte de The Metal Fest.
Cambiamos otra vez al ya oscuro e iluminado panorama del Hell Stage, esta vez para ver la presentación de Torturer, una institución del metal chileno con casi 35 años de trayectoria y una discografía muy celebrada no sólo aquí en Chile, sino en muchas partes de Sudamérica. El bajo y voz de Pancho Cautín remecieron el escenario, apoyado por la desatada fuerza de la batería de Rodrigo Zuñiga. Inmediata fue la bienvenida que les dieron sus seguidores y aquellos que, huyendo un poco de la sección más melódica que estaba ocurriendo en el Metal Stage, prefirieron disfrutar de su música. Trajeron una carnicería de guitarras y voces guturales que hicieron girar las cabelleras y volaron muchas cabezas. Gran presentación a cargo de estos pioneros del metal chileno.
Metal Stage siguió en clave más heavy y recibió a unas de las leyendas más grandes del metal alemán. Liderados por el genio de su guitarrista y principal compositor, Wolf Hofmann, el desembarco de Accept fue un destacado momento del festival. Fue imposible no emocionarnos con clásicos como “Restless and Wild” o “Balls to the Wall”, los cuales contaron con el estruendoso coro de todos los presentes acompañado la afilada garganta de Mark Tornillo. Y pese a que uno de sus guitarristas, Phil Shouse, no logró llegar a Chile producto de problemas de salud que tuvo en Lima, y a que su baterista, Christopher Williams, también se enfermó y su técnico de baterías debió tomar su lugar, entregaron una clase magistral de Heavy Metal. No podía ser de otra forma, siendo una de las agrupaciones más importantes del género. Volvieron a revalidar esa comunión que tienen hace ya tantos años con sus fanáticos chilenos, con un repertorio acortado pero no menos intenso y poderoso.
Undercroft es también una banda clave dentro de la historia del metal chileno. Desde 1993, su Death Metal ha sido considerado tanto en nuestras fronteras como más allá de ellas, y una de las celebraciones de estas tres décadas de trayectoria fue la que hicieron sobre el escenario del Hell Stage. Bajo el comando de Tito Melín en la voz, los chilenos liberaron toda su furia musical y remecieron cada cimiento del escenario con un repertorio especialmente dedicado a su clásica pieza de 1995, Twisted Souls, dejando en éxtasis a sus numerosos seguidores. La experiencia se notó, los años de trayectoria cuentan y vaya que fue evidente en la impecable presentación de nuestros compatriotas.
El penúltimo número en el Metal Stage fue Testament, los californianos que llevan ocupan un legendario sitial en el Thrash Metal. Cuando salió Chuck Billy, su cantante al escenario, el Arena casi se vino abajo al son de “Rise Up” que encendió la mecha de esa bomba que detonaron con sus decapitadoras guitarras. Con fuego, mucho humo y un sonido impecable, hicieron gala de su vasta experiencia y supremo nivel musical, especialmente a través del virtuosismo de su guitarra líder, el gran Alex Skolnick. Fueron unos 50 intensos minutos en que repasaron lo mejor de sus ya cuarenta años de actividad en la que se han transformado en una banda icónica de la segunda oleada del Thrash de los Estados Unidos. Por supuesto, la respuesta de su público fue intensa y devastadora, con huracanes humanos permanentes en la cancha del Movistar.
Otros que llegaron desde Finlandia, y que fueron llamados a cerrar el Hell Stage como únicos invitados internacionales de la jornada en ese escenario, fue Finntroll, quienes han sido considerados como pioneros del Folk Metal a través de esa fusión que hicieron de Death y Black con melodías tradicionales del folklore finés. Banda que fue muy acompañada anoche ya que desde 2016 que no vienen y esta fue recién su tercera visita. Con sus trajes especiales, maquillajes y hasta sus orejas de elfos, montaron un ritual oscuro bajo la maestría de ceremonia de Mathias «Vreth» Lillmåns en la voz, quien con histrionismo y energía se echó a la audiencia rápidamente a su bolsillo.
Kreator fue el cierre glorioso del Metal Fest 2023, ante la aún enfervorizada audiencia que, pese a tener más de 10 horas de metal y cerveza en el cuerpo, aún tenía energía para disfrutar de esas leyendas alemanas del Thrash Metal. Más de cuatro décadas de intensidad de guitarras y baterías en el cuerpo se les notaron, ya que ofrecieron un show macizo y sin pausas que dejó a muchos sin aliento al interior de los espontáneos moshs que se formaron. Abriendo el infierno con “Hate Über Alles” que da nombre a su último disco, el batallón de Mille Petrozza disparó su artillería de clásicos sobre sus fanáticos y terminaron de dejar exhaustos a esta legión que estoicamente aguantó esta maratónica jornada de metal. Con “Pleasure to Kill” cerraron la cortina de hierro de este enorme evento metalero que dará que hablar por mucho tiempo.
No terminaba aún la edición 2023, cuando las redes de la productora anunciaban que The Metal Fest 2024 es una realidad y pronto se irán anunciando más detalles. Siendo Chile el país metalero que es, es una muy buena noticia. Cuesta encontrar motivos para que haya estado ausente por tanto tiempo. Y el pasado, ya no puede revertirse. Lo importante es que vivimos un evento muy concurrido y que congregó no solo a la “vieja guardia” como se pensaba, sino que también sumó a nuevas generaciones que se han acercado al metal y que tal vez heredaron esa pasión de sus padres y hasta sus abuelos. Así es el metal, un estilo musical que aunque pasan los años, se resiste a morir y que sigue siendo de interés masivo cuando se propone carteles y una producción notable como la de ayer.
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