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Luego de 2 años de ausencia, Symphony X regresa a Chile en el marco de la celebración de sus 30 años de carrera musical. El quinteto de New Jersey aterrizará con su gloriosa y potente música a una tierra en donde no son para nada unos extraños, ya que esta será la novena vez que tocarán en nuestro país desde ese lejano debut en el año que abrió este milenio. La cita es el martes 30 de julio en Teatro Coliseo, que contará además con la participación de Pacífico como número nacional de apertura.

Symphony X es una banda de primera línea en el metal progresivo mundial, que tiene a su haber un par de discos que son clásicos indiscutibles y obligatorios del género (The Divine Wings of Tragedy de 1998 y V: The New Mytholgy Suite del 2000), pero que lamentablemente no tuvo una continuidad clara y metódica en el tiempo como otros de sus colegas, no logrando alcanzar las alturas de fama y popularidad de referentes como Dream Theater, banda con la que siempre se les compara. Musicalmente, tenían y siguen teniendo todo para pararse de igual a igual con ellos, sobre todo en la voz, donde cuentan con uno de los cantantes más extraordinarios que haya conocido la historia del rock, Russel Allen, quien, a sus 53 años de vida, mantiene intacta su capacidad y solidez vocal. Y en la guitarra, está el maestro Michael Romeo, referente mundial de las seis cuerdas que es considerado uno de los más virtuosos guitarristas de estilo neoclásico que haya transitado por este planeta.

Quienes estuvimos en el Teatro Providencia en esa cálida tarde de noviembre del año 2000 presenciando el debut de Symphony X en Chile, fuimos parte de un momento histórico de la banda. Era su tercer show con su nueva y hasta ahora unida formación, que además de los mencionados Allen y Romeo, cuenta con Michael Pinella en teclado, Mike Lepond en el bajo y Jason Rullo en batería. En ese momento, el recién integrado era el bajista, quien venía tomando la posta que dejó el fundador, Thomas Miller. En esa oportunidad, y luego del show de apertura a cargo de Polímetro, presentaron un concierto basado en su recientemente lanzado V: The New Mytholgy Suite, un álbum que para muchos es el más importante de su carrera, el máximo peak de creatividad. Una noche inolvidable, sin ninguna duda, en la que pudimos ver a una banda en la cima de su arte ante los ojos atónitos de sus fanáticos que, en tiempos sin YouTube, no tenía muchas referencias visuales de lo que se pondría ante sus ojos y oídos.

Tristemente no los vimos de vuelta hasta junio de 2007, ocasión en que su regreso ya fue en una locación acorde a la expectativa que generó su segunda visita, ya totalmente consolidados en su rol de leyendas del metal progresivo. El Teatro Caupolicán se llenó por completo, ocasión que para muchos asistentes fue la primera vez que vieron al quinteto en vivo. Fue una fiesta que los trajo de vuelta en la cúspide de popularidad y reconocimiento mundial, trayendo bajo el brazo el álbum Paradise Lost.

Volverían primero en 2008 y luego en 2011, también al Caupolicán, todavía convocando gran público, pero no llegando a llenarlo como en su segundo concierto en Chile. Fueron llamados a regresar el año 2013, esta vez al escenario más grande que han pisado en nuestras tierras: el Movistar Arena. En esa oportunidad, como parte del primer Metal Fest. En esa oportunidad se presentaron el segundo día, el domingo 14 de abril, frente a un público que disfrutó muchísimo su concierto. Esa fue la primera y única vez en que el baterista Jason Rullo no los acompañó, contando en batería con el gran John Macaluso. El momento cuenta con un muy buen registro en audio fruto de la transmisión radial que se realizó de ese evento.

Ya han pasado nueve años desde que lanzaron su último disco, Underworld, pieza que ya los ha traído tres veces a tocar en Chile. El 2016 y el 2019, ambas ocasiones en la Blondie. En esas oportunidades, el recinto estaba en su máxima capacidad, pero evidentemente eso no es tan difícil de lograr con el aforo limitado que tiene. Al menos no para un grupo de la talla de Symphony X. Pero claramente es también un indicador de que la convocatoria ya no era la misma y de cara a los productores de tales eventos, realizar sus conciertos en espacio más grande ya se estaba volviendo riesgoso. Entradas agotadas y todo, ya no estaban movilizando a una cantidad muy grande de gente. Pese a eso, ambos shows fueron impecables y tanto la banda como los asistentes los disfrutaron y se entregaron al máximo.

En 2022 vinieron a celebrar sus 25 años, que realmente ya eran 28, a un Teatro Caupolicán que, si bien no se llenó como pasadas visitas, a un 65% de su capacidad recibió al quinteto para un show que realmente no tuvo grandes sorpresas en el repertorio y que no gozó del mejor sonido. Sin embargo, la banda coom siempre brilló, especialmente Russell Allen que es el protagonista esencial de sus conciertos gracias a su superlativo nivel vocal y a su enorme carisma.

Este 30 de julio regresan en su trigésimo aniversario y la promesa es deleitar a quienes vayan con un repertorio especial para darle espacio a las distintas etapas de la banda. Algo que, hasta ahora, no se refleja mucho en los conciertos que dieron hasta junio durante una gira por Norteamérica. Por ahora, queda áun la esperanza de que sumen algunas canciones más antiguas para agasajar a sus leales fanáticos chilenos. De todas formas, claramente será una gran oportunidad para ver en vivo a cinco tremendos músicos que han llevado al metal progresivo un paso adelante en términos de precisión, poder y calidad. Y el solo hecho de ver a Russel Allen ahí, dominando al público con su carisma y todopoderosa voz, siempre será una experiencia invaluable.

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