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Luego de 3 años de ausencia, dos de ellos forzados por la pandemia, Symphony X regresa a Chile en el marco de la celebración de sus 25 años de carrera musical. Una cita que también los pone de vuelta a las tablas del Teatro Caupolicán, luego de dos visitas anteriores en que se pararon sobre la Blondie a deleitar a sus fanáticos. El quinteto de New Jersey aterrizará con su gloriosa y potente música a una tierra en donde no son para nada unos extraños, ya que esta será la octava vez que tocarán en nuestro país desde ese lejano debut en el año que abrió este milenio. Ocasión en la que contarán con la compañía de los chilenos de Sinner’s Blood como banda invitada
Symphony X es una banda de primera línea en el metal progresivo mundial, que tiene a su haber un par de discos que son clásicos indiscutibles y obligatorios del género (The Divine Wings of Tragedy de 1998 y V: The New Mytholgy Suite del 2000), pero que lamentablemente no tuvo una continuidad clara y metódica en el tiempo como otros de sus colegas, no logrando alcanzar las alturas de fama y popularidad de referentes como Dream Theater, banda con la que siempre se les compara. Musicalmente, tenían y siguen teniendo todo para pararse de igual a igual con ellos, sobre todo en la voz, donde cuentan con uno de los cantantes más extraordinarios que haya conocido la historia del rock, Russel Allen, quien a sus 50 años de vida, mantiene intacta su capacidad y solidez vocal. Y en la guitarra, está el maestro Michael Romeo, referente mundial de las seis cuerdas que es considerado uno de los más virtuosos guitarristas de estilo neoclásico que haya transitado por este planeta.
¿Por qué no lograron ser más famosos? Dar una respuesta a eso sería elucubrar tesis sin mayores fundamentos. Al final del día, con menos marketing y exposición, la banda dista de ser desconocida y su música es altamente valorada por quienes consumen metal progresivo y power metal, estilos en los que han dejado huellas muy profundas a través de las casi tres décadas de trayectoria que llevan a cuestas. Y sus miembros por separado, a través de distintos proyectos y bandas, han sabido aprovechar las ventanas de tiempo que se han dado, para grabar discos relevantes y mantenerse jugando en la elite del metal mundial, junto a los mejores músicos de la industria.
Quienes estuvimos en el Teatro Providencia en esa cálida tarde de noviembre del año 2000 presenciando el debut de Symphony X en Chile, fuimos parte de un momento histórico de la banda. Era su tercer show con su nueva y hasta ahora unida formación, que además de los mencionados Allen y Romeo, cuenta con Michael Pinella en teclado, Mike Lepond en el bajo y Jason Rullo en batería. En ese momento, el recién integrado era el bajista, quien venía tomando la posta que dejó el fundador, Thomas Miller. En esa oportunidad, y luego del show de apertura a cargo de Polímetro, presentaron un concierto basado en su recientemente lanzado V: The New Mytholgy Suite, un álbum que para muchos es el más importante de su carrera, el máximo peak de creatividad. Una noche inolvidable, sin ninguna duda, en la que pudimos ver a una banda en la cima de su arte ante los ojos atónitos de sus fanáticos que, en tiempos sin YouTube, no tenía muchas referencias visuales de lo que se pondría ante sus ojos y oídos.
Tristemente no los vimos de vuelta hasta junio de 2007, ocasión en que su regreso ya fue en una locación acorde a la expectativa que generó su segunda visita, ya totalmente consolidados en su rol de leyendas del metal progresivo. El Teatro Caupolicán se llenó por completo, ocasión que para muchos asistentes fue la primera vez que vieron al quinteto en vivo. Fue una fiesta que los trajo de vuelta en la cúspide de popularidad y reconocimiento mundial, trayendo bajo el brazo el álbum Paradise Lost.
Volverían primero en 2008 y luego en 2011, también al Caupolicán, todavía convocando gran público, pero no llegando a llenarlo como en su segundo concierto en Chile. Fueron llamados a regresar el año 2013, esta vez al escenario más grande que han pisado en nuestras tierras: el Movistar Arena. En esa oportunidad, como parte del primer Metal Fest. En esa oportunidad se presentaron el segundo día, el domingo 14 de abril, frente a un público que disfrutó muchísimo su concierto. Esa fue la primera y única vez en que el baterista Jason Rullo no los acompañó, contando en batería con el gran John Macaluso. El momento cuenta con un muy buen registro en audio fruto de la transmisión radial que se realizó de ese evento.
Ya han pasado siete años desde que lanzaron su último disco, Underworld, pieza que ya los ha traído dos veces a tocar en Chile. El 2016 y el 2019, ambas ocasiones en la Blondie. En esas oportunidades, el recinto estaba en su máxima capacidad, pero evidentemente eso no es tan difícil de lograr con el aforo limitado que tiene. Al menos no para un grupo de la talla de Symphony X. Pero claramente es también un indicador de que la convocatoria ya no era la misma y de cara a los productores de tales eventos, realizar sus conciertos en espacio más grande ya se estaba volviendo riesgoso. Entradas agotadas y todo, ya no estaban movilizando a una cantidad muy grande de gente. Pese a eso, ambos shows fueron impecables y tanto la banda como los asistentes los disfrutaron y se entregaron al máximo.
Este 2022 vienen a celebrar sus 25 años, que realmente ya son 28, y la promesa es deleitar a quienes vayan con un repertorio especial para darle espacio a las distintas etapas de la banda. Y tal conmemoración merece un recinto más grande, por ello el Caupolicán vuelve a abrir sus puertas para la sinfonía de metal más poderosa del mundo. Una nueva oportunidad para ver en vivo a cinco tremendos músicos que han llevado al metal progresivo un paso adelante en términos de precisión, poder y calidad. Y el solo hecho de ver a Russel Allen ahí, dominando al público con su carisma y todopoderosa voz, siempre será una experiencia invaluable.