Premiata Forneria Marconi en Teatro Oriente: Potencia y tradición universal
26 de abril 2018.
Por Manuela Beltrán.
Fotografías por Gabriel Padilla.
La banda italiana de Rock progresivo Premiata Forneria Marconi (PFM) es una gema oculta para los chilenos. A pesar de ser la banda italiana más conocida fuera de su país y de estar tocando desde el año 1970, su música sigue siendo poco conocida. Pero PFM es un clásico ineludible, para quienes el rock no tiene tiempo, ni fronteras. No es la primera vez que vienen a Chile y siguen haciendo giras por el mundo. Esta vez vienen con material nuevo, Emotional Tatoos su último disco mantiene la calidad y energía de sus composiciones clásicas.
La fachada del Teatro Oriente albergó solemnemente a un público devoto, mayoritariamente masculino y adulto que se tornó sutilmente ansioso a causa del pequeño retraso en la apertura de puertas. Sin embargo apenas PFM apareció en el escenario, el público los recibió con una gran ovación y rápidamente se entendió que el concierto era de una calidad muy elevada. Todo el teatro vibraba, cada melodía sofisticadamente elaborada estaba en perfecta sincronía entre los instrumentos.
Las canciones “Il Regno” y “Luna Nuova” abrieron el concierto, una nueva y una antigua. Las composiciones de PFM se caracterizan por ser largas y rockeras. De ese modo, cuando el concierto llevaba más de veinte minutos de empezado sólo se habían aplaudido dos canciones. Durante todo el viaje musical del concierto, Franz Di Cioccio, el alma de la banda, rejuvenece con la música. Pasaba de estar al centro del escenario abriendo amplios los brazos cantando, luego retrocedía inquieto a tocar las percusiones anexas a la batería central, en otro momento volvía al centro del escenario a bailar y en la siguiente canción reventaba el bombo y los platillos en la batería. Todo un torbellino mientras su compañero de trayectoria Patrick Djivas, se mantenía impasible a su lado, casi de incógnito con sus lentes oscuros, gorro y chaqueta, concentrado y quieto tocando su bajo contundente.
Sólo ellos dos siguen de la agrupación original, pero la banda se renueva con sus nuevos integrantes, de ninguna manera merece extinguirse todavía. Poseen canciones como hechizos cocinados en los años 60 aún vigentes en potencia y rebeldía. Por siempre jóvenes en espíritu. La canción nueva “Freedom Square”, por ejemplo, fue un llamado a encontrarse en esa “piazza” de la libertad, no perder aquel espacio comunitario donde todavía se conjugan las tramas humanas. Y desde ese lugar, salir de “Promenade”, canción en la cual Franz libera su personaje teatral y deja volar mariposas imaginarias con sus manos, camina bailando y da espacio para que la banda logre un libre desplante de virtuosismo. Como si fuera un director de orquesta posmoderno que con sus movimientos corporales dirige a su orquesta de rock.
Y efectivamente la música clásica también es parte de su inspiración, así lo explicó en italiano el bajista cuando dijo: “queríamos ver cómo sería una composición realizada por alguien como Mozart, quién es el rockero más grande de todos, si él hubiera tenido además de instrumentos tradicionales clásicos, instrumentos eléctricos”. “Romeo & Giulietta” fue un increíble deleite de música con monumental fuerza. Los músicos interpretando su versión rock de la suite “Danza de los caballeros” de Prokofiev. Combinación perfecta de violín y guitarra eléctrica, dos galácticos y sofisticados teclados tocados simultáneamente, un sintetizador que volvía todo futurista, progresivo e incendiario, dos baterías y un bajo. Con esa misma intensidad de tradición renacentista italiana termina el concierto, con un solo de violín de Guillermo Tell, rockeado, integrando tradiciones y corriendo veloz hacia el final. Ovación de pie por parte del público, caballeros de cabellos largos y platinados alzándose para pedir el encore. El concierto termina con una fiesta abajo del escenario, gran parte del público que estaba sentado atrás del teatro se acerca a la banda durante la última canción, “E’Festa”.
La sofisticada propuesta progresiva de PFM se resume en el mensaje de Franz al público, cuando introduce la canción central del concierto, “La danza degli specchi”: “La música es potente, es toda un solo continente”. PFM es universal gracias a sus melodías elaboradísimas que vienen desde el corazón juguetón de sus integrantes, su danza de los espejos nos refleja, no importa que no se entienda la letra en italiano, todos vibramos igual, la música comunica sin distinciones, gracias por la potencia.
Setlist:
Il Regno
La luna nuova
Photos of ghost
Il banchetto
Dove… quando
La carroza di Hans
Impressioni di settembre
La danza degli specchi
Freedom Square
Promenade the puzzle
Harlequin
Romeo & Giulietta
Mr 9 till 5
Violin Jam + William Tell
Encore:
Dolcissima Maria
E’ Festa
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