Patti Smith en Teatro Caupolicán: Una noche de rock y revolución
18 de Noviembre 2019.
Por Constanza Paredes.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
Con la músico chilena Colombina Parra comenzó la noche del lunes 18 de noviembre a la expectativa de lo que sería el primer show de la artista estadounidense Patti Smith en nuestro país. En conjunto a su hermano, Juan de Dios Parra, mostraron un rock con toques grunge que dejaron en el ambiente un sonido muy en relación a lo que se iba a vivir. Mostró parte de su trabajo y canciones del disco Detrás del vidrio, destacando que con solo dos guitarras y batería le dieron un lleno al escenario y se radicaron en los ritmos base con letras básicas en cuanto a la lírica pero profundas en contenido, algo que durante el show la misma Patti se lo agradecería.
La noche y la fecha generaban muchas posibilidades, pues el concierto llegó a estar en duda en algún momento debido al acontecer nacional, sin embargo todo pareció calzar a la perfección, Patti Smith se presentaba para el cumplimiento de un mes del estallido social, como si la revolución la estuviera esperando, barricadas iluminaban el camino al teatro provocando la demora de muchos pero la sensación de estar en lo correcto, ruidos de sirenas representando la persecución policial a la sociedad en los alrededores del recinto le daban el toque de banda sonora a la noche más esperada de los fans. La ansiedad a la espera de la artista estadounidense podía casi tocarse en el ambiente, quedaban solo un par de minutos para que se cumplieran las nueve de la noche en nuestros relojes y aún no se veía movimiento; el público ansioso comenzó a gritar, pero no los típicos cantos previos a un concierto que llaman a que el artista se apure, era un claro “El que no salta, es paco”, no hubo quien no se uniera y las pancartas con mensajes sociales y verdades comenzaban a aparecer: Piñera renuncia, en Chile torturan, violan y matan, pacos asesinos, por nombrar algunas. Las banderas negras con la solitaria estrella blanca vestían la noche y los latidos comenzaban a hacerse más rápidos, pues no se sabía si era producto de la ansiedad por el concierto o por lo hermoso que se estaba generando previo a ello. En medio de “justicia, verdad” las luces se apagaron.
Patti Smith es una artista sencilla, apegada a lo minimalista, la base de sus canciones es la guitarra y la letra, su poesía no necesita más, por eso no se hizo esperar, poco antes que ella entraron sus músicos y surgió de manera casi inmediata “Dancing barefoot”, una excelente elección, la energía reventó y los gritos ovacionándola acompañados de saltos y palmoteos en el aire surgieron como una liberación del espíritu luchador que lleva un mes esperando ser escuchado. Le siguió “Redondo beach”, una canción dedicada a las mujeres, como dijo ella. Si bien todos estaban encima de la ola del baile y los saltos, se sentían las ganas de escucharla hablar por un momento, saber qué tenía que decirle al público a sabiendas que es una conocedora de lo que está pasando y que incluso dedicó palabras a Chile en su Instagram personal. La oportunidad llegó previo a “Ghost dance”. Dijo que esta era una canción por la unidad, para enviar oraciones y ayuda, añadiendo que era también por la dignidad y la unión de todo este maldito mundo, en directa relación con la letra: Peace to your brother, give and take peace
La noche iba avanzando, los cantos parecían crecer cada vez más, pidió alzar las manos y sentir la libertad, despojarse de los dolores y fijar la mente y la vista en una sola cosa, la importancia de ser libre. Patti Smith es una mujer llena de gratitud y energía, nadie creería que ya pasó los 70 años y que su voz profunda sigue haciendo retumbar escenarios por doquier, todos amaron ver su rabia por la desigualdad, su pelo salvaje al viento y sus delgadas manos en la guitarra. La gente comentaba lo bien que se veía y cómo le hace bien el rock al cuerpo, bromeando incluso que eso le hacía falta a Piñera. En medio de su show agradeció a Colombina Parra, a quien catalogó como de excelente persona.
Pero evidentemente hubo mucho más que Patti sobre el escenario, sus músicos fueron un eje central para sellar la noche, pues con guitarras, bajo y batería le daban lo necesario a las emociones de las diferentes canciones. Uno de los momentos vividos favoritos por los asistentes fue cuando Lenny Kaye quedó en el escenario para cantar mientras ella se daba un respiro, mostrando el cover “Walk on the wild side” de Lou Reed, y pareció como que no hubiera aguantado más estar entre bambalinas y volvió para unirse a su canto. Luego “After the gold rush”, calmando un poco las cosas, pero llenando de emoción incluso hasta las lágrimas a más de alguno, porque su letra es profunda y dura, haciendo un llamado a cuidar la naturaleza porque si no el mundo no iba durar y nos iba a devolver lo mismo que le hemos hecho. Si hay algo que tienen sus letras es consciencia y belleza, pues distingue cosas del entorno que no muchos se detienen a ver, reflejando a través de las acciones una emocionalidad sin igual, colocando a su poesía por sobre todo. Luego de “Pissing in a river” apareció una de las más esperadas: “Because th night”, fue ahí cuando el teatro parecía caerse de los gritos y los saltos emocionados, dejando la imposibilidad de estar quieto fuera del lugar, Patti en ese momento llamó al amor y muchos hicieron caso, abrazando, besando y sudando. Se acercó al público, los quería escuchar cantar, el coro no se hizo esperar y casi que en perfecta sincronización surgió «because the night belongs to lovers», haciendo sentir como si hubieran esperado toda una vida poder gritar esos versos con ella en vivo.
Fue así como la hora y media se hizo poco, “Gloria”, otra de las favoritas, que sería la última, se despidió, dio las gracias y desapareció del escenario. Pero el público no quiso esperar y comenzó un “Olé, olé, olé, olé, Patti, Patti”, tan fuerte que pareció llamar la inmediata atención de la Madrina del punk y volvió, pero el público cambió a “Chile despertó” y la emocionaron, diciéndonos que nosotros éramos el concierto y que estaba muy agradecida, lo que dio paso a “People have the power”, pero los asistentes querían mucho más y fue así como desempolvaron uno de sus mejores covers; “My generation”, poniendo broche de oro a una jornada inolvidable.
Patti Smith no solo realizó un concierto más en su carrera, hizo historia en nuestra tierra, nos llenó de energía para seguir y principalmente nos habló. Le habló a los trabajadores del mundo, le habló a la libertad, al amor, a la Pachamama, a Jesús, le habló a la mujer, a la revolución que está arraigada en nuestra piel, corazones y mente. Se permitió escupir, gritar, bailar, enseñarnos, humanizar, dejándonos con el corazón latiendo a mil y con ganas de más. Las variadas generaciones que llenaron el Teatro Caupolicán probablemente recordarán por el resto de sus vidas la noche que se vivió ayer, porque tal como lo dice una de sus canciones: “The people rule. People have the power” (el pueblo gobierna, el pueblo tiene el poder) y eso es lo que tiene que perdurar.
Setlist:
Dancing barefoot
Redondo beach
Ghost dance
My blakean year
Beds are burning (cover)
Beneath The Southern Cross
Free Money
Free/walk on the wild side (cover)
After the Gold Rush
Pissing in a river
Because the night
Gloria
Encore:
People have the power
My generation
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