Paloma Salas y Rodrigo Vásquez en “Filadelfia con soya”: Una mezcla segura para una noche cargada de risas
Centro Arte Alameda, 4 de agosto 2017.
Por Johanna Dagnino.
Fotografías por Victor Santibañez.
El Centro Arte Alameda sorprendió con una primera versión de Santiago Comedy Fest, un festival de comedia que se inició el viernes 28 de julio y que terminará el 31 de agosto, con fiesta incluida. La principal idea de esta iniciativa es darle un espacio a la comedia y celebrarla con miras a configurarse como un lugar fijo para la escena nacional, para dar cabida a los distintos tipos de humor que se están desarrollando. Este viernes fue el turno de Paloma Salas y Rodrigo Vásquez (más conocido por sus seguidores como Altoyoyo), quienes, con una sala llena de carcajadas, dijeron “presente” con un estilo particular y ya reconocido.
El show inicia con One, de Metallica, y el estilo particular de Vásquez quien sube para presentar a Paloma Salas. El inicio es una buena pincelada de lo que sería la noche: Vásquez aparece disfrutando enajenado la canción y pide abruptamente que lo corten porque él, definitivamente, no es mejor que ellos. Aparece Paloma Salas y da inicio a su rutina con un humor marcado por lo escatológico. ¿Los temas más tratados? La menstruación, las costumbres y mitos asociados al “mear” y al “cagar”, el sexo y las diferencias entre mujeres y hombres. Puntos a favor de Salas, tiene esa capacidad lúcida de relacionar algo tan cotidiano y probado como las necesidades biológicas con temas contingentes como la violencia de género, la religión y Piñera. Sí, Paloma Salas hablaba de aspectos de la vida en pareja que te enseñan lo rápido que se puede dejar de amar, lo relaciona con la hegemonía masculina y cómo el ser masculino tiene ciertos privilegios (como ensuciar los calzoncillos) porque son dueños del mundo, o cómo la frustración que les genera no poder hacer ambas necesidades al mismo tiempo puede justificar el que existan hombres que le peguen a las mujeres (porque sería la única forma de entender algo tan absurdo), mientras que hasta las Isapres consideran que el ser mujer es una enfermedad preexistente: un humor que desde temas simples logra hacer breves vínculos brillantes con temas polémicos.
El punto que más carcajadas sacó en la rutina de Salas fue Jesús, porque, tal como ella enunció: “pelar une”, sin importar quién sea el objeto de sus dardos. Con un humor irreverente y sin miedo a ser políticamente incorrecta, esta joven comediante no tiene filtro, límites o ansias de aprobación: no tiene miedo a plantarse desde su mirada propia y operar como un ventilador y que sus palabras le caigan al que sea. Definitivamente una apuesta a la que hay que tener presente porque tiene todo el carisma y la actitud para ocupar un lugar privilegiado en la escena del Stand Up chileno dentro de su propio estilo.
Tras poco más de 40 minutos en escena, llega el turno de Rodrigo Vásquez. Su estilo es reconocible a lo lejos, sus cambios de voces y de personalidad, marcados por esta lógica esquizoide donde parece muchas veces poseído por otra personalidad. Vásquez era, definitivamente, el personaje más esperado por el público, quienes lo recibieron con gritos eufóricos del tipo “Buena Altoyoyo” y “Vamos, Yoyito”. El primer tema a tratar es un plato seguro: la ex y el quiebre amoroso. Es fácil identificarse con los temas que presenta Vásquez quien, a sus 31 años, se pasea en constantes comparaciones entre cómo eran las cosas 10 años atrás y cómo es todo ahora: una radiografía interesante de cómo hemos evolucionado los chilenos. Los temas que aborda son similares a los que predominan en la serie web que compartía con Coronel Valverde “Gastos Comunes”: amor y desamor, drogas y narcotraficantes, comida y rutinas, sexo, armas, peleas y la heterosexualidad exacerbada. Habló de la diferencia entre dealers y narcotraficantes, el poder de las redes sociales incluso para quienes ya han muerto, Uber y la facilidad que tenemos para atacar a alguien con apenas conocer su nombre, la choreza de los de antes versus la cobardía de quienes ahora todo lo denuncian con videos grabados desde el celular, infidelidades, despecho y sexualidad. El final de la rutina fue abrupto, le faltó tiempo para rematar y Altoyoyo, con la irreverencia y su humor gestual que lo caracteriza, logró cerrar de todos modos y de forma contundente con anécdotas familiares y la primera vez que le faltó el respeto a su mamá. El público celebró cada gesto, cada cambio de voz y cada desdoblamiento de Altoyoyo, quien demostró que su humor particular tiene adeptos y que tiene la capacidad infinita de improvisar situaciones y salir del paso de cualquier situación que aparezca en sus presentaciones en vivo.
En suma, una noche llena de risas, marcada por dos estilos definidos y complementarios, como “Filadelfia con soya”, que definitivamente muestran que el humor chileno está creciendo y que estos espacios son necesarios para poder mostrar cómo el Stand Up es una modalidad que llegó para quedarse.
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