Bandas invitadas: Traumatic Noise, Primitivo y Cerberus.
16 de junio 2023.
Por Rocío Belen.
Fotografías por Michelle Cepeda.
Estuvimos presentes este viernes 16 de Junio en el retorno campal de los norteamericanos Nile, quienes desde California volvieron a Latinoamérica para realizar una abultada gira tras 5 años desde su última visita en nuestras tierras. Los representantes del Death Metal con 3 décadas de trayectoria marcaron un precedente musical del que aún siguen siendo grandes íconos, adoptando temáticas que abarcan la mitología egipcia, el misticismo, la historia antigua, las religiones pre-cristianas y una contundente masa de arte y cultura oscura que influencia tanto su música como sus líricas, principalmente por el uso de la escala egipcia, también conocida como escala pentatónica de suspensión o segundo modo de escala pentatónica mayor, con juegos diatónicos y de ¾ de tono, para lograr esa tensión disonante que nos transporta a los más remotos tiempos faraónicos.
La jornada que tuvo como casa el clásico Club Blondie abrió sus puertas a las 18 horas para dar comienzo a la hecatombe musical a eso de las 19 horas con a los nacionales Traumatic Noise, quienes junto a Primitivo tendrían originalmente la responsabilidad de abrir el show antes cancelado de Dying Fetus, adoptando una posición de apertura en el presente evento.
Los chilenos Traumatic Noise nos sorprenden con una despampanante ejecución para la audiencia, que por goteo iba llegando al recinto capitalino. Entre headbangs y aplausos los nacionales rinden tributo a las más intensas percusiones que no dan respiro entre estroboscópicas luces. Si bien no eran partícipes del cartel original, cabe mencionar que fue un poderoso acierto para la apertura de este improvisado festival que no se vió en lo más mínimo opacado por los sutiles acoples que a momentos acaparaban la sala. Treinta minutos de impecable presentación que se mandaron los locales Traumatic Noise «de Rancagua para el mundo» en sus propias palabras.
Siendo un cuarto para las ocho de la noche se sube Primitivo al escenario entregando una performance aún más enérgica que enciende al público desde el primer segundo, destacando sus más violentos e infernales growls. Un death metal de esos que el sub-bajo te golpea el pecho y te hace mover la patita por más inentendible que sea el canto. Desatando los primeros circle pits, expresan fiato y una apretadita sincronía en su interpretación, junto a una performance atractiva y enérgica, sobre todo si hablamos de su potente frontman. Presentando a su nuevo baterista Luis Castillo, exponen una bestia melódica llamada “Eterna Guerra”, cerrando entre caóticos giros, copas, una poco sutil alusión a Master of Puppets, y un bonito moshpit que protagoniza «Last Domination”, una potencial nueva joya musical del Death Metal local muy precisa, entretenida y catchy. Con regalo para los fans de Napalm Death, suena “Control” seguida de “Ethnocide” y finalmente una consistente dupla de cierre con “Ancestros Nativos” y “Modern Slavery” que confirman que Primitivo ganó una buena cuota de fieles discípulos. Un «Somos Primitivo» y concluyen.
Veinte con treinta en punto y comienzan los legendarios Cerberus en una más abultada sala. Agresivos decibeles interfieren en las dos primeras piezas pero sonoramente equiparadas con la fuerza de los staccantes bajos y bombos de “Serpents of the Agony” y “Brutalizer” respectivamente. Juegos vocales e intensidad marcan la primera masacre a punta de headbangs y trotes. Tras un caluroso primer saludo suena «I’m Hell» en una constante atmósfera desértica, con harto headbang y unos cuantos solitos cosquilleantes. Entre olés y una Blondie cómodamente llena, el desenfreno de los aleteantes riffs y la despampanante satisfacción de los mismos miembros al tocar inundan el ambiente, concluyendo con “Immortal Hate” con gran apañe, cráneos danzantes y cuernitos al aire. Finaliza Cerberus a las 21 hrs en punto.
Con una monstruosa sonoridad percutiva comienza a las nueve y media la hecatombe que protagoniza la jornada. Entre guitarras hermanas armonizan la primera pieza de la presentación, juego que se repetiría a lo largo del ritual junto a las coreadas glifas interpretadas por los norteamericanos Nile. Dedos como arañitas sobre los mástiles al compás de cada riff, a través de secuencias hipnotizantes que acarician vértebras haciendo del nilótico rito una explosión de incesable brutalidad. Agudos guturales, agresivos bombos, consistentes riffeos, escalofriantes screamos y una violencia musical inalcanzable marcan la pauta. Un caluroso saludo y continúan con los eléctricos solos que revientan la pared de Marshalls que reside en el escenario, de la mano de circlebangs y crowdsurfing. Locura y movimiento en la masa son detonados desde la Dean de Karl Sanders, la BC Rich de Scott Eames, el Fender del bajista Julian Guillen y la amurallada Pearl del percusionista George Kollias.
La sinfónica vocal interpretada por Sanders, Eames y Guillen se mezcla con las armonías metálicas de sus cuerdas cual disparo calibre 9 mm, una patada en la cabeza constante y sin descanso que da paliza por knockout, es también celebrado por el público chileno tras izar la bandera nacional con su respectivo logo pintado a mano. Con nudillos en alto y entre coros suena el nombre de la banda y los clásicos olés en las voces del público, dejando una sonrisa de oreja a oreja en los rostros de los californianos. Con un apretado paso por su discografía, la presencia escénica del cuarteto sigue aplastando cráneos tras más de una hora de show, continuando además con el constante surfeo humano que a estas alturas de la presentación podríamos mencionar que sería una cuestionable práctica tras un par de gracias, pues finalmente se vuelve molesto para los tempranos asistentes que hicieron fila fuera del recinto y esperaron pacientemente por su lugar en la reja, para que unos cuantos se dediquen a sólo pasearse por encima de todos pegando, patadas a quien se le cruce por delante.
Un acalorado y oscuro viaje a las catacumbas protagoniza ahora la alborotada velada que a ratos te teletransporta a los tiempos faraónicos, piramidales atmósferas y una dicha digna de Ankh, enérgica y carismática por parte de los músicos que mantienen permanentemente el contacto visual con su gente, elevando sus mástiles y cerrando con aplanadores bombos la jornada que los trajo por cuarta vez a nuestro país.
Sin duda los referentes del Death Metal Egipcio se han ganado un espacio en los corazones (y los cuellos) de la fanaticada chilena a punta de precisión, dureza y un viaje catártico por las más antiguas ruinas de su leyenda musical. Un ritual de poder de principio a fin que esperamos vuelva pronto a nuestro país.
Setlist Traumatic Noise:
Intro
Epoch ov mutation
Emancipación
Ghost doctrine
Blood confession
Cimientros del odio
Catatonic state
Haunted
Denial
Ficción inducida
Setlist Primitivo:
Intro
Demential control
S.T.O.R.M.
Caos brutal
Eterna Guerra
Last Domination
Control (Napalm Death)
Ethnocide
Ancestros nativos
Modern slavery
Setlist Cerberus:
Serpents of the agony
Brutalized
I’m hell
Decimation
Ebola
Immortal Hate
Setlist Nile:
Sacrifice unto Sebek
Defiling the gates of Ishtar
Kafir!
Call to destruction
Vile nilotic rites
In the name of Amun
Lashed to slave stick
Sarcophagus
Arra of Dagon
Long shadows of Dread
The howling of the Jinn
Annihilation of the wicked
Black seeds of vengeance
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