Movistar Arena, 23 de abril 2025.
Por Ricardo Olivero.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
Este miércoles 23 de abril el Movistar Arena de Santiago se convirtió, nuevamente, en el epicentro del metal clásico y progresivo con una alineación de artistas que congregó a fanáticos de todo Chile para una jornada que prometía intensidad y excelencia con un cartel de lujo, que juntó diversas épocas y estilos, pero con un denominador común: el rock duro e imperecedero. El festival Masters of Rock ofreció una noche inolvidable con cuatro grandes nombres del género como son Judas Priest, Savatage, Opeth y Pentagram (Chile). Cada banda trajo su propio estilo y energía, creando un evento que celebró tanto la historia del metal, como su evolución y vigencia actual.
Los nacionales Pentagram fueron los encargados de abrir la jornada, desatando la furia en el público que tempranamente se acomodaba al interior del recinto. Comenzaron con el clásico “Fatal Predictions”, con el que dejaron entrever que no desaprovecharían el corto tiempo que tenían para mostrar su set, brindando temas que fueron directo al cráneo. Recordar que, por estos días, la banda está girando en el marco de, nada más y nada menos, que sus 40 años de trayectoria en los escenarios, instancia que los tuvo en Mi Bar con un show de larga duración hace solo algunos días. Realmente es un privilegio contar con una agrupación como ellos que ha sido influencia para otras bandas del género extremo del metal a lo largo de todo el mundo. El show prosiguió con material más reciente como “Possessor” y terminó, obviamente, con su máximo clásico “Demoniac Possesions”, generando el primer mosh a la espera de una larga noche que recién comenzaba.
Más tarde, la banda sueca Opeth ofreció una de las mejores presentaciones de la noche, destacándose por su maestría técnica y su capacidad para mezclar metal pesado, con toques de rock progresivo, jazz, rock, música clásica y cuanta otra cosa se les antoje meter a su juguera musical, que enmarca todo lo que representa la banda: una muralla de sonido que no deja indiferente a nadie y que nos transportó desde sonidos guturales provenientes de sus orígenes más extremos a un sonido más suave, íntimo y atmosférico que ha atrapado al público en cada presentación que han tenido en nuestro país. No fue poca la gente que reclamó por el temprano horario en el que fue ubicada la presentación de la banda, pero, la verdad, es que no fue impedimento para tener un gran marco de público a esa hora y los suecos, quien traía bajo el brazo su último material titulado The Last Will and Testament, capturó la atención de todos con su impecable interpretación en vivo. Canciones como “§1”, “§7” y “§3” de, precisamente, su último trabajo, fueron recibidas con el mismo entusiasmo que “In my Time of Need” de su clásico álbum del 2003 Damnation, o “Deliverance” del su producción homónima, con la que demostraron la profundidad musical que los caracteriza.
Mikael Åkerfeldt, vocalista y líder, cautivó con su versatilidad vocal capaz de alternar entre sus característicos “growls” y una interpretación más melódica, pero también mostrándose muy conversador y cercano al público, constantemente “subiendo al columpio” al guitarrista Fredrik Åkesson, refiriéndose a él como “El Peluca”, en perfecto español y sin dejar de alabar a Santiago, ciudad a la que llama “la capital mundial del heavy metal”, diferenciándola de su natal Estocolmo, a la que calificó de “aburrida”.
El sonido, por su parte, fue nítido y bien equilibrado, permitiendo que los matices de las composiciones complejas de Opeth fueran perfectamente entendidos, algo que es un verdadero reto en un ambiente de festival. La interacción de la banda con el público fue relajada y cercana, lo que contribuyó a que su actuación se sintiera más íntima, a pesar de la magnitud del evento y demostrando que Opeth, en jerga futbolera, siempre jugará de local en nuestro país.
Ya avanzada la noche, Savatage, la banda estadounidense que ayudó a definir el metal melódico, hizo una aparición espectacular en el escenario, por primera vez en nuestro país. Aunque no estaban en el centro de atención, como Judas Priest, e incluso recibiendo algunos cuestionamientos por su actuación después de Opeth y no antes, la verdad es que demostraron contar con una gran legión de fans que esperaron con mucha expectación su actuación, la que dejó claro que siguen siendo una pieza fundamental dentro del metal y sus variantes.
Interpretaron temas clásicos como «Hall of the Mountain King» y «Gutter Ballet», mostrando una gran energía y destreza. La calidad vocal de Zachary Stevens y su poder en el escenario fueron impresionantes, a pesar de los años de carrera. Su presencia, junto con la potencia de las guitarras y la sólida base rítmica de dos teclados, mantuvo al público cautivado durante su set. Recordar que la banda, como proyecto, es creación de los hermanos Jon y Criss Oliva, y que paradójicamente ninguno pudo estar presente en su debut en tierras nacionales ya que Criss murió en 1993 en un accidente de tránsito, y Jon se lastimó la espalda lo que lo imposibilitó de girar con la banda, sin embargo, ambos fueron homenajeados como mentores por la banda en la interpretación de “Believe”, mientras ponían una grabación de la intro del tema cantada y tocada por Jon, a la que después la banda se uniría magistralmente, proyectando imágenes del recuerdo del alma de la agrupación, los hermanos Oliva. Si bien el debut fue ajustado por los tiempos estipulados para la jornada, fue un lujo ver a una de las bandas responsables de traer elementos del rock progresivo y sinfónico al metal, que no han tenido el reconocimiento merecido. Sin duda un privilegio para sus fanáticos y una grata sorpresa para quienes se estaban interiorizados en su música.
Finalmente, la banda británica Judas Priest fue, sin lugar a dudas, el plato fuerte de la noche. Con más de 50 años de carrera, la agrupación liderada por el mismísmo “Metal God”, el señor Rob Halford, ofreció un setlist que incluyó varios de sus temas más emblemáticos. El público estalló de emoción cuando, como cartel de entrada, sonó “War Pigs” de los emblemáticos Black Sabbath para luego entrar la banda en escena con “Panic Attack”, de su última placa Invincible Shield del 2024, y continuar con la clásica “You’ve Got Another Thing Comin’” del clásico álbum Screaming for Vengeance, que ya desataba la euforia en cancha y platea, con un soporte de imágenes de fondo de la clase obrera de Birmingham, Inglaterra. La banda nos azotó una y otra vez con clásicos como «Hell Bent for Leather» y «Breaking the Law», entre otras y entregó un regalito a los fans más acérrimos con la interpretación de “Victim of Changes” del álbum de 1976 Sad Wings of Destiny.
La fuerza y presencia de Halford, acompañado por la destreza del guitarra de Richie Faulkner, las baterías de Scott Travis y el inquebrantable Ian Hill en el bajo, que además es uno de los históricos de la banda, fue simplemente imponente, mientras que Glenn Tipton, guitarrista que lleva adelante una lucha contra el párkinson, fue debidamente homenajeado por la banda proyectando algunas imágenes de sus solos históricos y su contribución al proyecto Priest.
La calidad del sonido fue increíble, permitiendo que cada solo de guitarra y cada grito de Halford se escucharan con claridad, mientras que la imponente puesta en escena con luces rojas, la cruz de judas desplegándose y replegándose según el tema y la estética clásica de la banda, sumó una atmósfera épica. Por su parte, Rob se tomó un tiempo para hacer sus clásicas vocalizaciones a coro con todo el público y también para mencionar cada uno de los discos grabados por Judas Priest (por razones obvias no mencionó los grabados con Tim “Ripper” Owens), destacando el gran legado y discografía que tiene una de las bandas mas importantes de la historia del metal mundial.
El cierre de la primera parte del show fue con la inconfundible “PainKiller”, que nos demostró que la calidad vocal de Halford se mantiene a un nivel muy alto, probablemente de los mejores de las bandas contemporáneas a Judas que siguen girando, e incluso que de varias de las más jóvenes, demostrando que el apelativo de “El dios del metal” no es solo nostalgia, sino que demuestra su poderío y calidad actual en el escenario. Judas no vino a llorar del pasado, vino a demostrar que siguen más vivos que nunca.
La última parte del show, en todo caso, no podía ser otra que con Rob entrando completamente de cuero en una motocicleta, con un látigo azotador entre sus dientes, para decirnos que sigue viviendo después de medianoche y rockeando hasta el amanecer. “Living After Midnight” fue el cierre perfecto de la fiesta, que hasta ese momento congregó a una gran cantidad de público que, a pesar del día y horario, se quedó hasta el final a rendirle honores a este dios contemporáneo.
El primer día del Masters of Rock en el Movistar Arena fue una experiencia buenísima que no dejó nada que desear. Judas Priest demostró por qué siguen siendo una de las bandas más grandes del metal, mientras que Opeth destacó por su virtuosismo musical y su capacidad para mezclar géneros de forma innovadora. Savatage recordó a todos por qué su legado es tan importante en el mundo del metal melódico y Pentagram demostró el gran talento e historia que tiene la escena metalera chilena. Sin duda, una jornada que quedará grabada en la memoria de los asistentes y que hoy continúa en el mismo recinto con más bandas clásicas del rock, entre los que se encuentran Europe y Scorpions.
Setlist Pentagram:
Fatal Predictions
Demented
Evil Incarnate
Possessor
Demoniac Possession
Setlist Opeth:
§1
Master’s Apprentices
The Leper Affinity
§7
In My Time of Need
§3
Ghost of Perdition
Sorceress
Deliverance
Setlist Savatage:
The Ocean
Welcome
Jesus Saves
The Wake of Magellan
Dead Winter Dead
Handful of Rain
Chance
Gutter Ballet
Edge of Thorns
Believe
Sirens
Hall of the Mountain King
Setlist Judas Priest:
Panic Attack
You’ve Got Another Thing Comin’
Rapid Fire
Breaking the Law
Riding on the Wind
Love Bites
Devil’s Child
Saints in Hell
Crown of Horns
Sinner
Turbo Lover
Invincible Shield
Victim of Changes
The Green Manalishi
Painkiller
The Hellion
Electric Eye
Hell Bent for Leather
Living After Midnight