Lucybell y la celebración de su disco homónimo en Blondie: tras un volátil manto rojo
8 de diciembre 2018.
Por Rodrigo Guzmán.
Fotografías por Javier Martínez.
Si bien en la actualidad el campo musical nacional goza de muy buena salud en cuanto a estilos y exponentes, no son demasiados los discos que tras el paso del tiempo logran mantenerse vigentes para luego convertirse en álbumes de culto que, por razones obvias, deben ser tributados y celebrados. Tal es el caso del disco homónimo de Lucybell, mejor conocido como Disco Rojo, que este mes cumplió 20 años y que el conjunto liderado por Claudio Valenzuela decidió conmemorar en la discoteque Blondie.
Antes de que se diera inicio a la presentación de los nacionales, ya se podía sentir en el ambiente una expectación manifiesta: el conjunto, como pocos, colmó la capacidad de Blondie, quien dio aviso del “sold out” vía redes sociales hace un par de días atrás. Esto fue una señal clara de que había mucha gente que deseaba escuchar en vivo un álbum que, tal como el mismo conjunto lo ha afirmado en varias ocasiones, fue complejo elaborar y que, además, tuvo una recepción crítica mas bien feble. Esto también es otra señal: el álbum ha envejecido bien y el público que ayer copó todos los espacios del lugar así lo demostró, mientras coreaban con extrema efusividad cada una de las canciones que el trío nacional interpretó.
Mientras la ansiedad se acumulaba en el público, a eso de las 21:20 se dejaron oír los primeros acordes de “Flotar es Caer”, corte que dio inicio a una sesión desbocada de rojo y cadencia. La presentación siguió el orden del álbum, excepto por “En Mil Años” que fue interpretada con una guitarra acústica en manos de Cote Foncea y por la frenética “Sólo Soy un Adicto”. La puesta en escena de dicho corte marcó de cierto modo la presentación de Lucybell a lo largo de la jornada: fuerte, poderosa, abrasiva, psicodélica y a ratos frenética. En canciones como “Mírate en mí” o “Dame calma”, en las que el sonido de la batería materializado en la conjunción bombo-caja-hihat es la estructura básica de la composición, se dejó oír un bombo estruendoso que llenó todo el espacio por donde el sonido se pudiera colar. La energía que Cote Foncea le imprimió a cada uno de los cortes del Disco Rojo fue notoria. Ante un sonido de tambor tan potente, los instrumentos de cuerda no podían caer en el mutismo, por lo que la intensidad del volumen en bajo y guitarra terminó importunando a más de alguno en el público. Sin embargo, tras la interpretación del disco en su totalidad, parecía que los asistentes podían volver a sus casas completamente satisfechos. Pero el conjunto santiaguino aún tenía preparadas varias sorpresas más.
Luego de finalizar la presentación del álbum homónimo, el conjunto se volcó a la interpretación de material antiguo y nuevo, que se inclinó ligeramente a la promoción de su último trabajo, Magnético, publicado en el 2017. Todo inició así con “Si No Sé Abrir Mis Manos”, para continuar luego con una versión potente de “Luces no Bélicas”, hasta llegar a “Fe”. Tras esto vinieron “Piedad”, “Magnética Luz”, “Divina Guía” y “Tú”, en la que nuevamente el público coreó de manera unánime cada verso de dicha canción. Luego de esto, se sucedieron “Ten Paz”, “Tu Sangre” y “Ver el Fin”, que desataron pasiones, gritos y vítores por todos lados, tal como se puede oír en Sesión Futura (2001). Ya hacia el final de la dilatada presentación, sonó la frenética “A Perderse”, junto a “Cuando Respiro en tu Boca”, que invitó al salto a los fans más acérrimos de la banda. Tras esto, hubo una sensible baja en los BPM para dar paso a “Tu corazón”, “Mataz” y “De Sudor y Ternura”. “Sálvame la Vida” y “Mil Caminos” pusieron el broche de oro a una noche llena de matices en la que la banda se paseó por diferentes sonoridades, atmósferas y ritmos, como tan bien lo saben hacer.
Sucede algo muy particular con Lucybell. Fiel a su estilo, el conjunto no se esfuerza por seguir los lineamientos de una industria musical que los obligue a hacer lo que en las radios suena. Porque allá, entre los años 1995 y 2000, el nu metal dominaba el mainstream, pero la banda nunca se dejó permear por aquello: el colectivo facturaba álbumes de rock alternativo con influencias electrónicas notorias que iban desde el trip hop hasta el techno, pasando por al ambient, el dream pop y el shoegaze. Hoy, cuando la influencia del rock en el panorama actual se ha visto bastante cuestionada, Lucybell se decanta por la práctica de un sonido macizo y abrasivo que posee, incluso, algunos destellos noise, a pesar de no abandonar del todo las bondades de los sintetizadores y las máquinas. Esto se observa muy bien en vivo, donde la presencia de los instrumentos se impone con precisión.
Tras un concierto que se extendió por más de dos horas y que supuso la interpretación completa de un álbum de culto, junto a diferentes tracks extraídos desde su discografía íntegra, lo expuesto por Lucybell anoche supuso una muestra de vigencia que plasmó muy bien el deseo que siempre ha perseguido el conjunto nacional: dar con un sonido propio, lleno de matices y abierto a la experimentación. Y a pesar de los años y el cambio de integrantes, la fórmula les ha dado múltiples frutos que van desde el reconocimiento de la prensa especializada y la venta de discos, hasta la internacionalización de su carrera y el amor incondicional de un grupo de fans que viven la música del conjunto tal como su propia esencia: oscura, arcana y sensual a ratos, abrasiva, potente y cruda a otros.
Setlist:
Flotar es Caer
Caballos de Histeria
Rojo Eterno
Mírate en Mí
En Mil Años
Intento no Marearme
Dame Calma
Sembrando en el Mar
No Naceré
Solo Soy un Adicto
Si No Sé Abrir Mis Manos
Luces no Bélicas
Fe
Piedad
Magnética Luz
Divina Guía
Tú
Ten Paz
Tu Sangre
Ver el Fin
A Perderse
Cuando Respiro en tu Boca
Tu Corazón
Mataz
De Sudor y Ternura
Sálvame la Vida
Mil Caminos
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