Dirigida por Edward Zwick
(El último Samurai, Diamante de Sangre)
Con Tobey Maguire y Liev Schreiber
Estreno: Jueves 17 de Marzo
SINOPSIS
En esta atrapante historia real que ocurre durante el punto más álgido de la Guerra Fría, el ajedrecista prodigio de Estados Unidos, Bobby Fischer (Tobey Maguire), se encuentra en medio de la lucha entre dos súper potencias cuando desafía al imperio soviético.
Con la participación de Liev Shreiber y Peter Sarsgaard, «La Jugada Maestra» es la crónica de los terribles conflictos de Fisher entre el genio y la locura, y del auge y la caída de un chico de Brooklyn que capturó la imaginación del mundo entero.
LA PROFUNDIDAD DE UN ACTOR
En “la jugada maestra” Tobey Maguire es Bobby Fischer, el brillante jugador de ajedrez cuyo genio lo convirtió en el primer estadounidense en convertirse en campeón mundial y luego lo llevó a una oscuridad que lo consumiría en su edad adulta.
La crítica remarca como Maguire “transmite de manera impresionante los gestos erráticos del ajedrecista y su penetrante mirada”. Es más, Maguire capta la compleja psicología de Fischer: por un lado, un genio alcanzando el fino borde de la locura; por el otro, un joven ambicioso por encontrar su lugar en el mundo.
Habiendo comenzado su carrera como un niño actor con un sentido de propósito adulto, Maguire ha madurado como un serio actor que a menudo encuentra el niño interior en sus personajes. Algunos de sus films más aclamados son: “The ice storm”, “The cider house rules”, “Spider Man”, “Seabiscuit” y “The Great Gatsby”.
BOBBY FISCHER: GENIO Y LOCURA
“No hay gran genio sin un toque de locura”, observó Albert Einstein. Para Bobby Fischer, cuyo genio emergió en el momento en que aprendió a jugar ajedrez siguiendo las instrucciones de un set de juguete, la locura no estaba lejos.
Muchos se preguntan si el ajedrez no fue, de hecho, un escape de la oscuridad dentro suyo. “Hay algo sobre la locura del Sr. Fischer que está muy conectada a la esencia natural del ajedrez”, escribió Edward Rothstein en su memorial del New York Times. “El mundo, con sus complicadas historias e interacciones humanas, con sus conflictos emocionales, también puede ponerse a un lado para concentrarse en un intrincado cosmos finito”.
En “LA JUGADA MAESTRA”, Tobey Maguire muestra hábilmente el Cubo de Rubik que fue la locura y el genio que caracterizó a Bobby Fischer como jugador y como hombre. Durante sus primeros años, Fischer parecía pasar de la locura al genio con una extraña y elegante gracia. Sus ataques de ira contra el Imperio Soviético por mantener su hegemonía, resultaron ser acertados. Incluso sus demandas caprichosas en cuanto a pagos y lugares de juego fueron consideradas como estrategias psicológicas brillantes más que como rarezas de un joven con un frágil estado mental. Pero luego de vencer a Boris Spassky en 1972, las excentricidades de Fischer se volvieron más oscuras y ofensivas. Cuando ya no lo consumía sus deseo de alcanzar el Campeonato Mundial, sus discursos anti semíticos y anti americanos dejaron sugerir una mente que se había vuelto contra sí misma.
Como muchas otras grandes mentes plagadas por enfermedades mentales, Fischer, que nunca perdió su genio, fue definido por su locura. “A pesar de la fealdad de su caída”, nos recuerda el Campeón Mundial Garry Kasparov, “Fischer merece ser recordado por su juego y por lo que hizo por el juego… Bobby Fischer fue único, sus errores fueron banales tanto como su ajedrez fue brillante”.
Bobby Fischer fue Master Nacional en 1956 a la edad de 12 años. En 1958, cuando tenía 15 años Fischer ganó el Campeonato de Ajedrez de Estados Unidos convirtiéndose en Master Internacional. El mismo año obtuvo el título de Grand Master.
En 1971 ganó el Torneo de Candidatos derrotando a Tigran Petrosian en Buenos Aires. En 1972 derrotó a Boris Spassky en Reykjavik, Islandia y se convirtió en Campeón Mundial.