Por Jorge Fernández.
La Rude Jasha es una agrupación chilena con sonidos rock y ska que nació el año 2005 en Nogales, ciudad ubicada en la Quinta Región. Por estos días, están promocionando su sexto disco, el que lleva por nombre Porfía (2017), un conjunto de canciones cruzadas por la crítica social y el sentido de la vida, que muchas veces parece perder el rumbo.
Patricio Pacheco (voz y guitarra), Carlos Vergara (batería), Israel Cisternas (bajo) y Francisco Sepúlveda (guitarra) son los cuatro integrantes de esta banda, cuyo primer disco Perros del camino salió a la luz el año 2006 por medio de la autogestión, al igual que todas sus posteriores producciones.
Porfía está compuesto por siete canciones, marcadas por un sonido potente que atraviesa diversos matices. Hay temas con guitarras afiladas y platillos desbocados como también hay otros que se mantienen bajo la tranquilidad acústica, lo que permite una genuina retrospección personal.
El primer single del disco se llama “Desapego” y es la canción que abre los fuegos de lo que es una experiencia cautivante de sonidos. Su temática da cuenta del inevitable condicionamiento al que, desde niños, estamos sometidos, soportando la frialdad que implica esa educación alejada de todo bien común y viviendo en la letanía de andar “saludando a todos”, sin saber “a qué hora vamos a disfrutar”.
El segundo tema del disco lleva por nombre “Embaucados” y parece posicionarse como una continuación de su predecesor. En él se retrata el timo en el que estamos insertos desde pequeños, siendo parte de un único camino impuesto por la sociedad. La invitación es a avanzar por un rumbo diferente, sin desfallecer ni tener miedo a lo que se debe afrontar.
“Necesidad” y “Estadística” son canciones que llaman a la reflexión personal y social. Están unidas porque ambas hablan de carencia, aunque la primera es optimista y la segunda se mueve por medio del silencio que otorga la injusticia y la rabia de no poder hacer nada por cambiar una denigrante situación.
“Respeto” habla bajo el sello misántropo de la banda, porque en ella se busca no vapulear a las personas, independiente de su condición social o económica. El mundo se debe percibir como un todo y no como una parcialidad y para ello es necesario encontrar el equilibrio sano que se da a través del respeto general.
“Forastero” es una canción que habla de la partida anticipada de una persona a través del suicidio. En su mayoría las canciones con estas temáticas rayan en la exageración de sentimientos. Este no es el caso, pues en ella hay claros rasgos de sinceridad humana en pasajes como “Ni tan amigos ni tan lejanos”, donde no se necesita exponer más allá de lo verdaderamente profundo para decir que por haber sido “Valiente, atípico y viajero, siempre harás falta aquí”
La última canción es “Reflexión”. Con acordes profundos de ska materializado, el tema habla de los que quedan de pie y de los que luchan sin descanso por hacer de su vida, una constante aventura. La rutina ha mermado la conciencia de la sociedad y los que siguen avanzando, pese a ir tropezando una y otra vez, serán los dueños de este pequeño fragmento de mundo que mira desde lejos, a los que no son capaces de levantar la vista y limpiarse las heridas para continuar.
El disco, además, contó con la colaboración de Suri (Los Patocarlos) para la canción “Desapego” y de Argone EDF en “Reflexión”. Las melodías disímiles resuenan con entusiasmo de principio a fin, y sus letras conforman un producto que hace del material, un potente todo, lleno de crítica y virtuosismo innegables.
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