Por Mackarena León.
«La Belle et la Bête» es un cuento de hadas tradicional francés escrito en 1740, pero que se popularizó con la redacción y traducción al inglés de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, en 1957. Muchas películas basadas en esta obra han salido a la luz, pero ninguna había sido tan controversial y esperada como la versión actual de Disney, que llegó a los cines nacionales ayer 30 de marzo.
Interpretada por Emma Watson como Bella y Dan Stevens como Bestia, narra la historia de la hija sencilla y humilde, que voluntariamente sacrifica su libertad por la de su padre. Obligada a vivir un claustro, que poco a poco va menguando, gracias a los sirvientes de la mansión, quienes por la maldición de una bruja, fueron condenados y convertidos en objetos de casa hasta que el príncipe sea amado por una mujer. Es en este contexto, que Bella y Bestia comienzan a compartir una vida, libros y secretos dolorosos que transfigurarán el miedo en amor.
Sin duda, una película que nos hace pensar en lo que podemos llegar a convertirnos, sólo dejándonos llevar por las apariencias y, por sobre todo, recapacitar en quiénes son realmente las bestias de este mundo. Esto se ve principalmente plasmado en la actuación de Luke Evans como Gastón, un personaje vil, sin corazón y convencido de lograr sus objetivos en base a manipulaciones y tergiversaciones.
Un gran “liveaction” que revive el clásico animado estrenado en 1991 y que debería haber entrado en el género de los musicales, ya que presenta múltiples escenas de canto, tanto individual como grupales, donde incluso se incorporan canciones de artistas de gran renombre como Céline Dion, John Legend y Ariana Grande.
Bill Condon supo plasmar en escena lo escrito por Evan Spiliotopoulos y Stephen Chbosky, demostrando una gran dirección, y una muy buena elección en los intérpretes, destacando la famosa y controvertida Emma, quien en su momento fue bastante criticada por la aceptación de su papel, puesto que se declara abiertamente feminista.
La Bella y la Bestia es una gran película con bastante canto y magia encantadora, que me hace recordar los días de pequeña en los que yo era Bella, porque digámoslo: es y será mi princesa favorita.