Francisco, el Hombre en Noches Off: La vida puede ser bailable
Club Subterráneo, 25 de enero 2018.
Por Francisca Neira.
Fotografías por Javier Martínez.
Anoche se llevó a cabo en Club Subterráneo la penúltima fecha de Noches Off, la vertiente musical del Festival Internacional Santiago Off. Claro que esta jornada, a cargo de la banda mexicano-brasileña Francisco, El Hombre, más que un concierto, nos ofreció una fiesta o un pedacito de carnaval.
Todo partió pasada la medianoche con la presentación del destacado bailarín de danza Butoh, Andrés Gutiérrez, quien en sus inicios formó parte del Gran Circo Teatro dirigido por el recordado Andrés Pérez y que, además, fue fundador de una de las primeras compañías de Butoh en Chile, Gajuca. De ahí en adelante, Gutiérrez se ha especializado cada vez más en su área y ha recorrido numerosos países mostrando y enseñando su arte que evidencia una carga emocional potente y requiere de un desarrollo físico y gestual importantes, logrando conmover a las pocas personas que nos encontrábamos dentro del recinto a esa hora.
Acto seguido, salieron a escena los cantautores Julián Oroz y Toto Yulelé, argentino y uruguayo respectivamente quienes, con suaves melodías, atrajeron la atención de quienes aún no entraban al local y establecieron desde la primera canción un ambiente familiar que nos predispuso a todos de manera positiva ante su propio trabajo y el de los colegas que les seguirían. Esta presentación terminó con un bis solicitado por el público en el que interpretaron una versión muy alegre del clásico “Paisaje” de Franco Simone que puso a todos a cantar y dejó en el aire ya instaladas las ganas de bailar.
Todo lo anterior fue parte de un show de una calidad impecable y con un sentido artístico y emocional que denotaba la alegría de quienes ocuparon un lugar en el escenario. Sin embargo, lo que ocurrió cuando pasada la 1 a.m. salió a escena el quinteto Francisco, El Hombre, fue una verdadera explosión de energía que la primera canción, “Fuego”, hizo estallar en medio de un Club Subterráneo prácticamente a tope.
Ya desde el comienzo fue factible ver que la banda no presentaría un concierto ceñido a los cánones a que estamos acostumbrados (probablemente nada en su historia lo sea), con un Sebastián Piracés-Ugarte, baterista, ubicado en el centro del escenario y los otros cuatro integrantes rodeándolo, compartiendo el protagonismo; un Mateo Piracés-Ugarte, guitarrista y vocalista, ataviado de una corta polera y una falda; y dos integrantes, Mateo y Juliana Strassacapa, vocalista y percusionista, maquillados de forma muy teatral, abriendo una dimensión en el concierto que traspasaba la musicalidad.
En cualquier caso, cualquier duda que la banda pudiera tener respecto de la recepción del público (no se presentaban en Chile desde el 2016 y están conscientes de no tener exposición radial, por ejemplo, en nuestro país) fue rápidamente disipada con la respuesta más que calurosa que se hizo sentir desde los primeros acordes que sonaron sobre el escenario y con la participación activa de todos los presentes en las invitaciones y “juegos” que los músicos propusieron durante la noche.
En ese sentido, uno de los momentos más lindos se vivió cuando Sebastián pidió abrir un espacio en el centro del recinto, una especie de pasillo en medio de la gente que separara a la audiencia en dos grupos, para luego instar a ambos bandos a mirarse de frente mientras cada uno cantaba versos distintos de “Como una flor”. A medida que la música se intensificaba, el baterista explicaba que “todos tienen sus propios cantos, son diferentes, pero hay que aprender a respetar esos cantos”, terminando todo en un mar de saltos que hicieron desaparecer por completo la división ficticia provocada por la diferencia de versos.
Francisco, El Hombre no es una banda cualquiera: más que por intereses musicales determinados nació como una necesidad de los hermanos Piracés-Ugarte por buscar una identidad latinoamericana y compartir con sus amigos la posibilidad de viajar y conocer gente, lo que fue permitido y motivado por la música en sí misma. En ese sentido, el discurso de la banda es un factor fundamental en cada presentación que realizan, lo que quedó en evidencia cuando al interpretar “Francisco, El Hombre” invitaron a levantar los brazos, luego abrirlos en cruz y después abrazar a quienes estuvieran a su lado, al tiempo que señalaba Sebastián que “aquí nos queremos bien, nos respetamos y nos protegemos (…) nadie se aprovecha de nadie”, momento que también utilizaron para besarse y abrazarse entre ellos, generando un espacio de verdadero cariño y respeto que culminó en un salto común de una masa chileno-brasileña única que bailaba abrazada al ritmo del quinteto.
No queda ninguna duda de que en ese punto se cumplió lo que antes del concierto, Rafael Gomes, bajista del grupo, nos comentaba: “buscamos hacer un concepto de ritual, en el que solo se sale de ese espíritu cuando se termina y en el que se provoca una catarsis”. Ese abrazo colectivo fue en ese momento una liberación y también una transformación que responde de manera auténtica a los valores y fundamentos de la banda, en palabras de Gomes, “creer que la música puede curar, unir a la gente, sacar las energías que no son buenas, hacer ver que la vida puede ser bailable”.
Durante este año 2018, las expectativas de Francisco, El Hombre están puestas en seguir tocando en vivo y terminar su segundo disco, el sucesor de Soltasbruxa (2016). En este viaje, particularmente, todavía quedan algunas fechas por cumplir: hoy llevarán su fiesta hasta Chillán, mientras que el sábado 27 se estarán presentando en Quilpué; el 31 de enero cerrarán el mes junto a Amanitas en Bar El Clan, y comenzarán febrero junto a Newén Afrobeat y La Brígida Orquesta en Club Chocolate.
Setlist:
Soltasbruxa
Calor da Rua
Como una Flor
Tácomdolar, Tácom Deus
Canción Tradicional Cubana
Francisco el Hombre
Triste Loca Oumá
Hoy Muero Feliz
Dicen
Sincero
>>> REVISA NUESTRA RESEÑA FOTOGRÁFICA DE JULIÁN OROZ Y TOTO YULELÉ <<<
>>> REVISA NUESTRA RESEÑA FOTOGRÁFICA DE FRANCISCO EL HOMBRE <<<