Föllakzoid, Junun y Flying Lotus en Festival SUE 2018: Invitados de lujo
Estadio Nacional, 11 de abril 2018.

Por Francisca Neira.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Ayer se llevó a cabo uno de los eventos musicales más esperados de los últimos meses, ya que desde que en 2017 se anunció que Radiohead sería cabeza de cartel de esta sexta versión de Santiago Urbano Electrónico, SUE, las entradas se comenzaron a vender como pan caliente y la ansiedad de los fanáticos se hizo sentir a diario en redes sociales y conversaciones de bares. Hasta que llegó el día.

La jornada prometía ser de culto y quedar registrada en el historial de los grandes eventos realizados en nuestro país, ya que los invitados nacionales y extranjeros fueron elegidos de entre lo más selecto de la música actual, cada uno en su nicho, no excesivamente lejos unos de otros.

La tarde de mitad de semana partió de acuerdo a la programación, exactamente a las 17.30 horas, cuando el trío chileno Föllakzoid subió al escenario ante un público que recién comenzaba a notarse en la cancha del Estadio Nacional, pero que los aplaudió intensamente al aparecer en escena y al terminar cada canción, celebrando tanto la excelente interpretación de la que hicieron gala los músicos como la personalidad y la intención performática del guitarrista, Domingo García-Huidobro, quien hizo todo el concierto ataviado de nada más que un body metalizado que resplandecía a ratos con sus bailes y coreografías al ritmo de la música.

Solo media hora estuvieron sobre el escenario los nacionales, treinta minutos en los que hicieron gala de su talento y de la onda que imprimen en cada uno de sus temas, largos, reiterativos, hipnotizantes, en los que la batería tiene personalidad propia y cobran protagonismo las cuerdas, suaves a ratos y potentes un segundo después. En esa línea, en un final un tanto confuso, los tres integrantes de la banda se despidieron ya entre roadies y reverberaciones varias de sus instrumentos, acortando alguna canción para poder cumplir con la programación, demostrando solidaridad y humildad ante todo. El mejor pago, como es de suponer, vino de los efusivos aplausos que los acompañaron tras bambalinas.

Los siguientes en poner los pies sobre la tarima del Nacional fueron los indo-británicos de Junun, quienes salieron entre vítores y aplausos del público que se encontraba junto a la reja, en primera fila, tanto como de los que ya se ubicaban en los asientos que bordean el recinto y en la cancha general, un poco más atrás. Los cinco integrantes de The Rajasthan Express vestidos de impecable blanco y eléctrico azul en sus turbantes supieron mostrar lo mejor de una cultura tan rica como ajena a nosotros, pero que es bellamente puesta a nuestro alcance en una hibridación con los sonidos occidentales otorgados por las cuatro y seis cuerdas de Jonny Greenwood y la guitarra y voz potencia característica del israelí Shye Ben Tzur.

Y es que Junun es el proyecto paralelo de Greenwood, quien también es parte de la médula de los que conformarían el número estelar, Radiohead, permitiéndose utilizar en ambas instancias recursos similares como la electrónica o los instrumentos más populares del rock para lograr un sonido realmente único, inspirado desde su origen en el trabajo del israelí, en el que la percusión y parte importante de las voces tiene una raíz que no nos es familiar pero que suena cálida y propicia para entrar en trance y vibrar entre dos mundos por un largo rato.

Lo que siguió fue una espera mayor, pero que valió la pena con creces. Flying Lotus, el productor y DJ californiano hizo su aparición entre dos telones que permitieron un efecto tridimensional en las gráficas de intención cósmica que se proyectaban en ellos, en un efecto parecido al utilizado por Nine Inch Nails en su presentación en 2008 en el Movistar Arena y que dejó, tal como ocurrió anoche, atónitos a los asistentes.

El sonido producido por las consolas de Steven Ellison es oscuro. Normalmente se asocia la electrónica con el baile y la fiesta, pero esto era completamente distinto. Flying Lotus no pretendía hacer del coloso ñuñoíno una discoteque, sino más bien quería transportarnos a una dimensión distinta, hacernos entrar en un trance, mirar desde otros ojos y sentir el mundo de otra manera. Incluso físicamente todo apuntaba a que lograra su objetivo ya que los bajos de los altavoces retumbaban tanto en el piso como en cada neurona que había sido llevada hasta el Nacional.

El tempo de cada conjunto de beats que el DJ pone a nuestra disposición cambia bruscamente a ratos acompañados por voces femeninas en algunos pasajes y, en otros momentos, rapeos oscuros de voces tan roncas como pueriles. Tras 45 minutos de show la salida de Flying Lotus del escenario fue tan abrupta como su entrada y la reverberación de los últimos scratch no dejaban discernir si lo que sucedía era parte del show o no, hasta que un grupo de roadies aparecieron sobre el tablado para desarmar los telones que nos hicieron alucinar por unos momentos. Nos quedamos entonces con con el agradecimiento de Ellison por compartir con él esta bonita noche, justo antes que las urbanas y apocalípticas imágenes proyectadas se apagaran.

No hay duda de que los invitados de esta versión del festival SUE fueron de primera línea: bien elegidos mostraron tres shows de lujo, inapelables, pero cortos. A ratos se percibió en el aire la sensación de que más que un festival estuvimos viendo las presentaciones de los teloneros de la banda invitada como cabeza de cartel, Radiohead. No obstante, el triunvirato que vimos causó tal impacto entre los asistentes que hasta el frío que se sentía en el descampado del estadio disminuyó y nos dejó a todos expectantes durante los siguientes 45 minutos.

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