Festival Fauna Primavera 2022, día 1: Es complicado
Teatro Coliseo, 6 de diciembre 2022.
Por Jaime Farfán.
Fotografías por Gary Go/Fauna Producciones.
A medida avanzaba el concierto de The Magnetic Fields, el ambiente se sentía tenso. El motivo no estaba claro del todo, sin embargo, el rostro de Stephin Merrit, el líder de la banda transparentaba su incomodidad. El público local, impaciente, fiel a su fama mundial de garra y bullicio, lograba conservar la calma que el cantante solicitaba solo por escasos momentos. Pero al lograrlo, en medio del silencio y miradas concentradas, el profundo vozarrón del norteamericano rebotaba y se amplificaba contra las altas y blancas paredes del Teatro Coliseo, recitando los versos de amor de “The Book of Love”.
Tranquilamente, inició la noche inaugural de la edición 2022 del Festival Fauna Primavera. Acostumbrados a cerrar el año junto a un cartel compuesto por una refinada selección de las mejores bandas del panorama indie, nacional y algunas propuestas dance, esta versión no estuvo libre de contratiempos. Bajas dolorosas, como la cancelación del regreso de los escoceses de Belle and Sebastian, o la repentina suspensión de la presentación de Devendra Banhard, dejaron coja a la primera jornada, obligando a la productora a reorganizarse.
Así que, Fauna, acostumbrados a los giros de trama, sorteó los inconvenientes y reajustó las tropas. En el espacio que dejó Stuart Murdoch y compañía se incorporó Snail Mail, mientras que Banhard, afectado por el COVID-19, reagendó una nueva fecha para marzo. Por último, con el trío de la melancolía que abriría el festival el martes, reducido a un concierto regular con telonero, se decidió un cambio de recinto, moviéndose desde las inmediaciones del Parque O’Higgins al clásico Teatro Coliseo.
Aunque Rosario Alfonso, la encargada de dar el puntapié inicial, entregó mucho más que una simple introducción. En su primera presentación en este tipo de eventos, la compositora serenense, deleitó a sus seguidores y convenció al oyente casual, recorriendo su interesante catálogo en menos de una hora. Con una mezcla equilibrada de los temas destacados de su debut en “Lo Primero” y varios nuevos escogidos desde el reciente álbum De canciones tristes y otras sutilezas, es la suave voz de la cantante la hebra principal que va envolviendo a su alrededor intrincadas armonías.
Para ayudarle a trenzar los acordes, sobre el escenario la acompañan Alfonsina García con las voces y en las cuerdas, y Gonzalo Molina en el contrabajo. Rosario intercambia entre el cuatro y un ukelele, este último brilla en “Alcohuaz”, tema en que el trío evoca las húmedas alturas de la localidad del Valle del Elqui. En medio del caluroso aire del teatro resuenan las aves que “Chalo” replica con un silbato. El público escucha en respetuoso silencio, pero corea con fuerza los temas más conocidos, como en “Negación”, donde varios cantaron felices el estribillo, golpeando las palmas.
El cariño que deposita la cantante nacional en su música es palpable, y tras cerrar su show intercalando la romántica “Amado mío” con los sabrosos ritmos de “Sácate las ganas”, abandona el escenario rodeada por una calurosa ovación. Sin grandes parafernalias Rosario Alfonso conquista el Coliseo, en una noche donde el arte del letrista sale a relucir. Porque si es por hablar de las complejidades del amor, The Magnetic Fields vinieron listos para sacar la artillería pesada, armados en la experiencia de más de tres décadas en la música. La munición, un montón de canciones cortas y unas cuantas baladas, una amplia serie de historias y microrelatos reunidos en once discos, un recorrido por todo lo humano y lo divino, en particular por los laberintos del querer. No por nada son conocidos por sus aventuras conceptuales y casi titánicas como 69 love songs, el disco triple de 1999 donde Stephin Merritt, fundador de la banda da rienda suelta a su prolífica composición.
Es la promoción de Quickies, el último álbum lanzado durante el 2020, compuesto por varios temas cortos, lo que los trae a Chile. Es su primera presentación en Santiago, saldando una deuda antigua con los fanáticos locales. Así, veloces, abren puntuales con los quince segundos de “Castles of America”, que no da tiempo a reaccionar antes de haber terminado. Vistiendo una polera blanca con lunares de colores y la clásica boina, Merritt se instala al costado del escenario, y advierte en un meloso inglés “me molestan los silbidos, no lo hagan”. Luego inicia “I Don’t Believe in the Sun”, igual breve, pero uno de los cortes más populares de las sesenta y nueve canciones de amor. El público no puede contener la emoción, ni los silbidos. Pronto el músico se pone sus tapones.
Dada la brevedad, la mayoría de las canciones se deslizan como fotogramas, cambiando rápidamente la temática según lo que proyectaban los versos. A lo largo de los veintiocho temas que integraron el set, varios de los presentes compartieron miradas cómplices, abrazos apretados y algunos besos cuneteados. Desde los profundos bajos de Merritt, equilibrados con la delicada voz de Shirley Simms, brotan miles de historias personales y recuerdos, como en “Come Back From San Francisco” o “Kiss Me Like You Mean It”. También la banda demuestra su humor y capacidad para la ironía, dedicando “The Day the Politicians Died” a la expresidenta argentina, Cristina Kirchner, quien fue condenada por corrupción ayer.
Respaldados por un escenario simple, desprovisto de grandes pantallas, The Magnetic Fields tampoco necesitó de complejidades para conquistar a su público. Entregaron una presentación reservada, contenida, adornada con maestría por arreglos semi acústicos, junto a Anthony Kaczynski, los dinámicos teclados de Chris Ewen y las cuerdas electrónicas de Sam Davol al centro. Tan reservada, que la voz de Stephin Merritt se ocultaba entre los instrumentos, llevando a varios asistentes a gritar para que subieran el volumen. Al escuchar los gritos, el cantante se tapaba la oreja izquierda.
Finalizando diez minutos antes de lo esperado, tras el encore con “A chicken with its head cut off”, se cerró el show de The Magnetic Fields, tan repentino como empezó. Una noche cargada por una tensión sutil que finalmente no logró encontrar catarsis, marcada por la lucha entre la condición de hiperacusia de Merritt y la ruidosa pasión del público local. Aunque hubo química, el magnetismo no bastó y la cita tuvo un cierre abrupto. Un chao apresurado, un par de notas al costado de la servilleta, dos canciones anotadas al final del setlist que no se tocaron, “100.000 fireflies” y “It’s Only Time” quedaron como promesas resonando en el aire de las posibilidades. Así son las cosas del amor. A veces resulta, a veces sucede, de repente, es más complicado de lo que parece.
Setlist The Magnetics Fields:
Castles of America
I Don’t Believe in the Sun
Love Goes Home to Paris in the Spring
Kraftwerk in a Blackout
Born on a Train
Come Back From San Francisco
Desert Island
Kiss Me Like You Mean It
Andrew in Drag
The Flowers She Sent and the Flowers She Said She Sent
The Day the Politicians Died (Dedicada a Cristina Fernández de Kirchner)
(I Want to Join A) Biker Gang
Drive On, Driver
The Book of Love
The Biggest Tits in History
Quick!
’01 Have You Seen It in the Snow?
Smoke and Mirrors
Papa Was a Rodeo
All My Little Words
The Luckiest Guy on the Lower East Side
Death Pact (Let’s Make A)
No One Will Ever Love You
All the Umbrellas in London
’02 Be True to Your Bar
Take Ecstasy With Me
’14 I Wish I Had Pictures
A Chicken With Its Head Cut Off