Fernando Milagros en Teatro Oriente: Música radical
10 de octubre 2018.
Por Amaranta Cartes.
Fotografías por Paz Bustos.
La música de Fernando Milagros proviene de la raíz. Es radical en el sentido primordial de la palabra. En su show nada es dejado al azar, al contrario, es configurado como una ceremonia ritual en que todos los elementos que componen la puesta en escena están pensados para crear una unión espiritual entre el público y los artistas del escenario.
Ya al ingresar al recinto hay un quiebre con el ambiente exterior. El telón rojo del teatro cerrado y la música ambiental de ritual indígena, dan la sensación de estar entrando a una ceremonia. Se escuchan las tradicionales llamadas del teatro, tres campanas que anuncian que el espectáculo va a comenzar. “La música del futuro suena en el corazón de un niño que aún no sabe hablar”, son las palabras que se escuchan antes de que aparezca por delante del telón la cantante argentina de origen mapuche, Beatriz Pichi Malen, simplemente inundando el teatro con su voz cristalina que reproduce sonidos de la naturaleza y canta en mapudungún. Mientras Beatriz abría la ceremonia, el telón también lo hacía detrás de ella, dando paso a la banda, compuesta por Alejandro Gatta (batería), Martín Benavides (teclados, percusiones y live) y Sebastián Cabib (bajo y sintebajo), todos vestidos absolutamente de negro.
Fernando Milagros subió al escenario también vestido de colores oscuros, con poncho y sombrero. Comenzó con la canción “Corazón Negro” que grabó junto al grupo Matanza, otra banda conocida por su vínculo con lo ritual. Milagros es el chamán del rito, con sonajas en la mano genera el ambiente místico, pero sin dejar de lado los sonidos electrónicos. La suya es una propuesta musical que logra mantener el temple de lo ancestral y de la tierra, pero que se adapta a su tiempo, actualizando lo que viene de las raíces. Esta es la música del futuro.
Con la segunda canción, “Un Espíritu”, ya tomó la guitarra y apareció la imagen del fogón en la mente de todos, traída por la letra. A la vez, mientras el público acompañaba la música con las palmas, las luces se coordinaban con el ritmo de éstas, logrando que todo, luces, música y espectadores fueran parte de la misma vibración. Todo en sincronía, todo en conexión. Incluso la parrilla de luces que se descubrió al final del segundo tema, al fondo del escenario, se encendió con toda su potencia, dando la sensación de calor, de estar mirando directamente al sol. Todo lo que ocurría a nivel escénico creaba una sensación de estar en contacto con la naturaleza.
La primera parte del concierto estuvo marcada por canciones de su último disco, Milagros (2017), el que lo llevó de gira por Chile y el extranjero y que cierra su ciclo con este show. La canción “Cuál es el secreto”, que le da el nombre al espectáculo, era una de las más esperadas por el público y la interpretó junto a Sol del Río, su segunda invitada. Con “Nube Blanca”, Fernando aprovechó para alzar la voz por Quintero y Puchuncaví, apelando a la opinión del público sobre la contaminación y la muerte reciente de un dirigente sindical. “¿Qué pasó en Quintero? ¿Qué pasó en Puchuncaví? (…) ¿Ustedes qué dicen? ¿Usted qué dice señor?”, cantó al ritmo de la música.
Uno de los momentos más íntimos del show vino luego de “La Bomba”, canción después de la cual se apagaron las luces y Fernando salió del escenario, para volver a aparecer entre el público sólo con un ukelele. Desde ese lugar, conversó sin micrófono, dijo estar emocionado por ese momento e interpretó “Tonada de Luna Llena” sin amplificación y sin banda, sólo acompañado por las voces del quienes conocían la tonada y cantaban con él, en la misma condición de vulnerabilidad. Fue entonces cuando reveló el secreto, diciendo que éste era simplemente juntarse, estar todos reunidos en el mismo lugar, vibrando con la música. “Las canciones no son de quien las escribe”, dijo, “sino que de la gente que las canta, que las hace vivir para siempre”.
Volvió al escenario con la canción ceremonial ecuatoriana “Abuelo”, mientras una mujer rondaba el teatro quemando palo santo, esparciendo el aroma por todo el recinto. Dos canciones nuevas que nunca habían sido tocadas frente a un público fueron estrenadas como muchos esperaban. En este momento del show, destacó uno de sus músicos tocando sitar como si estuviésemos en la India. Con “Querido Enemigo”, uno de los singles del último disco, solicitó al público ponerse de pie y bailar: “A ver si nos movemos un poquito. ¡Que no parezca teatro esta hueá!”. Tal vez de manera subconsciente, con esta canción se despide de su pasado como diseñador teatral y agradece a quienes no creían en su capacidad de dedicarse a la música. El arreglo de gaita colombiana logró hacer bailar a todos y provocar la fiesta de agradecimiento que esta canción sugiere. Con “Carnaval”, de su disco San Sebastián (2011), pidió a los espectadores ayudarlo a cantar y no faltó la fanática de la galería que contestó “¡Te las canto todas!”. Una de las canciones más queridas y esperadas por el público fue coreada por todo el teatro.
Para terminar de equilibrar la falta de presencia femenina en la banda, apareció su última invitada de la noche, Camila Moreno, para cantar “Si Siempre” y volver a pararse en un escenario luego de haberse retirado indefinidamente. El cariño del público fue notorio hacia la cantante, que le dio una mística especial a la canción dejando a todos eufóricos y dando paso a dos de los temas más conocidos de Fernando Milagros para finalizar oficialmente el concierto: “La Playa” y “Reina Japonesa”.
Incluso con los cantos de “oooooh… ooooh oooooh oh”, para pedir a la banda de vuelta, las luces del escenario acompañaban al público a su ritmo, indicando que el show no había terminado y que seguían en la misma sintonía. La banda volvió con “Aurora”, canción del último disco, cuyo video fue grabado durante el paso de Milagros por la Antártica y que, además, hace poco fue parte del soundtrack de la serie Mayans MC de FX. El concierto finalizó con “Puzle” y “Marcha de las cadenas”, dándole un cierre que resumiría el tono del show, bailable, pero a la vez cargado de misterio, con una melódica que tocaba frases de “El Pueblo Unido”, mientras Fernando Milagros presentaba a los músicos, dando cuenta del aspecto de crítica social que también formó parte del ceremonial. El rito estaba cerrado.
Fernando Milagros entrega un show que nace de la simpleza musical, pero que se complejiza en su puesta en escena, generando intimidad y una conexión real y espiritual con el público, algo que no muchos consiguen. Al ser un ritual, es constantemente performativo, teatral. Las cosas que se dicen y hacen en este concierto, transforman la realidad de los presentes en el momento y tienen sentido sólo dentro del espacio del Teatro Oriente, donde la propuesta apeló a todos los sentidos, desde lo auditivo a lo visual, al olfato, incluso al tacto, al ponerse el artista entre el público, al alcance de sus manos. Los asistentes nos fuimos con un sabor fresco y más livianos de espíritu, con lo que el chamán milagroso logró su objetivo.
Setlist:
Corazón Negro (Matanza)
Un Espíritu
Todo lo que sé
Cuál es el Secreto (con Sol del Río)
Nube Blanca
La Bomba
Tonada de Luna Llena (cover)
Abuelo (canción ceremonial)
Subiré
(Canción nueva)
Querido Enemigo
Carnaval
Si Siempre (con Camila Moreno)
La Playa
Reina Japonesa
Aurora
Puzle
Marcha de las Cadenas
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