Fauna Otoño 2017: Cuando las hojas se vuelven sinfonía
Espacio Riesco, 13 de mayo 2017.

Por Javiera Carillo.
Fotografías por Felipe Morales.

Estamos viviendo este Otoño con días fríos, otros con sol y algunos con la lluvia suficiente como para automedicarnos un día entero de cama y películas. Pero nunca nada será suficiente para dejarnos fuera de un festival con música ad hoc para días en que el frío, el calor y las múltiples hojas secas nos confunden tanto. Pero claramente algunas veces sí lo es, y para aquellos va la siguiente reseña.

Este año, Fauna nos sorprendió con un cartel musical para disfrutar, en pleno, un mes que se nos hace eterno y solo nos interesa buscar cuántos feriados nos quedan.

Sábado 13 de mayo del 2017. Son las 15 horas y afuera de Espacio Riesco se encuentran unas 10 personas, aproximadamente, repartidas por la vereda. El clima está agradable y las filas para entrar no superan las 7 personas cada una, y en un, dos por tres, ya estás dentro.

La barra está ordenada, todavía, una que otra cerveza circula por las manos de quienes se encargan de vender, y ya hay gente sentada en el espacio de Food trucks y en los otras dos terrazas. Qué agradable esperar en los espacios rústicos, que para los que ya hemos ido a Fauna, es clásico.

De principio a fin, la cantidad de gente iba de la mano con el espacio que nos ofrecía el lugar. Eso de estar pegados el uno con el otro no existía. Si no había un asiento disponible, ¡siéntate en el suelo, no me molesta!, todo se compartió en la mejor onda. Aún cuando faltaron asientos, no hubo problema para encontrar cualquier lugar cómodo para pasar los minutos de espera y disfrutar de algún bebestible.

Dos escenarios que, a pesar de uno partir horas más tarde, lograron generar dos ambientes diferentes, aptos para bailar y disfrutar la tarde. Además, no podría dejar de lado el maravilloso hecho de escuchar a una banda de cerca, y, cuando me cansé, poder sentarme en cualquier rincón del lugar sin sentirme aplastada, ahogada o incómoda.

Comida, cerveza, asientos cómodos, baños al alcance y música buena para mover el esqueleto a un ritmo más pausado. El panorama perfecto para ir con amigos a pasar una buena tarde. La música estuvo representada por artistas de calidad, los cuales se vieron reflejados en los aplausos de quienes los estábamos escuchando. El respeto demostrado por los asistentes es algo que no podría dejar de lado y me hace creer que Fauna Otoño es un festival para escuchar buena música y entablar una buena conversación, no como aquellos en que pasas ¾ del día en la fila del baño, comprando un vaso de agua o discutiendo porque te han pisado la mano cuatro veces por estar sentado en el suelo.

Un buen show. Buenos asistentes, buenas bandas, y un grato ambiente que nos hace querer volver a vivirlo de la misma manera.

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