Eterna Inocencia en Chile: Una noche, un regalo, la misma pasión
Teatro Cariola, 25 de noviembre 2017.
Por Jorge Fernández.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
Son pasadas las nueve de la noche y el Teatro Cariola se va llenando poco a poco. En el escenario aún reposan los instrumentos que, en minutos, acompañarán la labia insolente de unos trasandinos inmensamente queridos por nuestro público nacional. Eterna Inocencia es una banda que viene conquistando gargantas hermanas desde hace más de 20 años, momento en el cual surgió, de manera potente en Latinoamérica, ese sonido de hardcore melódico que tiene adherentes intactos hasta el día de hoy.
Lo de estos muchachos ya no tan muchachos es una devoción inquebrantable por parte de su fiel fanaticada. Acá no sirven las estadísticas de los shows recurrentes que hacen en nuestro país desde ese primer encuentro cuando la década de los noventa estaba por expirar. Tampoco que las más de 30 canciones que suelen incluir se repitan una y otra vez. Acá lo que está en juego es la transparencia de sus letras, en las cuales se ostenta empatía, protesta y conocimiento asiduo de las problemáticas más importantes que acechan a nuestro continente.
Para disfrutar un buen espectáculo no siempre es necesaria la pomposidad escenográfica. Acostumbrados a todo tipo de recintos, Eterna Inocencia, comandados por el Guille en la voz, solo dispuso de unas cuantas luces multicolores que brillaban desde las alturas y adornaban intermitentemente el rostro enardecido de los presentes.
Luces verdes cuando se hablaba de la tierra, de la naturaleza, de la esperanza y la desesperanza que reflejan canciones como “Abrazo”, “Inocencia” y “La Risa de los Necios”. Luces rojas para subrayar la protesta, la injusticia y todo lo que enferma la mente de aquellos que tienen sentido de reflexión. De esto, hay mucho en los temas de la banda lo que se ve profundamente remarcado en “América” y “La Resistencia” y en una de las canciones encargadas de sellar la tremenda presentación: “Weichafe Catrileo”.
Las Luces se volvieron especialmente azules cuando el espectáculo divagaba en esos recurrentes tópicos que hacen de Eterna Inocencia una banda con un tremendo sello social: El amanecer, el cielo, el mar y las estrellas, todos se conjugan para crear una armonía imperecedera y, por lo mismo, admirable. “Río Luján”, “Verano en Tu Ventana” y “Vientos de Amanecer” son parte de este registro, aunque sin lugar a dudas, una de las más representativas y coreadas fue “Cassiopeia”, canción que habla de una ballena con manchas en su cuerpo, derivadas de contaminación introducida en su ecosistema por una serie de factores que tienen su origen en nosotros los humanos. Las marcas parecen estrellas y la canción reza algo poco habitual en el sentido metafórico, “No queremos más estrellas” dice la antipoesía de su potente composición.
Por supuesto que también nos dimos un festín con todos los potentes éxitos que emanan, principalmente, de los discos Las Palabras y Los Ríos (2004) y Entre Llanos y Antigales (2014). Así, todo comenzó con canciones de la talla de “Viejas Esperanzas”, “Trizas de Vos”, “A Elsa y Juan” y “Tus Heraldos”. Luego, ya en tierra derecha, incluyen “Puente de Piedra” y “Nuestras Fronteras” y, ya llegando al final, suenan “Sin Quererlo” y “Los Maestros”, también representativas de estos tremendos discos, separados por una década exacta. Quizás hablar del fanatismo hacia Eterna Inocencia es redundar. Tal vez, dar a conocer parte considerable de los mejores temas inmersos en su abultado listado de canciones también lo es. Sin embargo, siempre es necesario destacarlos, pues estos argentinos han demostrado a punta de sinceridad proyectada y de calidad musical que son unos extraordinarios representantes de la movida hardcore punk, con un inextinguible sentido social y emocional amalgamados. Todos los presentes corearon una y otra vez sus canciones, fueran estas sacadas de su opera prima o de sus sencillos más recientes.
Los momentos en que el público movía sus cabezas con sentido irracional, en que las remeras giraban en torno al sudor pegajoso que se dibujaba en las paredes del recinto o en que los más devotos se apretujaban contra las barreras de protección: son imágenes distintivas de que hay un desborde de catarsis inmanente ante la supremacía de una banda que puede enjugar las lágrimas, independientemente si comandan las letras de “Los que Se han Apagado” o de “Le Pertenezco a Tus Ojos”.
La noche del sábado 25 de noviembre será recordada por los fanáticos de Eterna Inocencia como uno más de los tantos regalos que da la banda a sus seguidores nacionales. El envoltorio siempre será el mismo, pero el contenido de la caja en su interior es lo que nos sorprenderá, siempre, una vez más.
Setlist:
Viejas Esperanzas
Abrazo
Encuentro Mi Descanso aquí
Trizas de Vos
A Elsa y Juan
Tus Heraldos
Río Lujan
La Radio Comunitaria
Hazlo Tú Mismo
Congreso
Verano en Tu Ventana
Me Llevarás
Vientos de Amanecer
La Muerte de Pablo
Puente de Piedra
La Risa de los Necios
La Resistencia
Cuando Pasan
Arte es Disfrutar
Carlogo
Cassiopeia
Nuestras Fronteras
Vivan Mis Caminos
Le Pertenezco a Tus Ojos
Inocencia
América
Sin Quererlo
Mi Familia”
A los que Se Han Apagado
Mis Maestros
Weichafe Catrileo
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