Emir Kusturica y La Floripondio en el Teatro Caupolicán: Cuando decir “en llamas” es poco
16 de noviembre 2017.
Por Francisca Neira.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
A pesar de las cancelaciones de último minuto, este fin de año ha estado particularmente movido en términos de conciertos y shows musicales, tanto que se repiten como que debutan en nuestro país. Anoche, por ejemplo, pudimos asistir a una de las veladas más memorables de estos últimos meses del 2017: la presentación de Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra, teloneados por la inconfundible banda nacional La Floripondio.
Tal y como estaba previsto, a las 20:30 horas de este jueves salieron a escena los nueve músicos que integran La Floripondio, y lo hacen con “Vuelan las protestas”, una canción cuya letra está plagada de una ácida crítica a la colusión del poder y la criminalización de la población popular, que prende automáticamente los ánimos de un público que recién empieza a llegar al Teatro Caupolicán.
La jornada sigue con “Vacunaska” y “Tiemblan los bares” para llegar a “7×7”, tema perteneciente al disco Gimnasia para Momias (2015), y cuyos sonidos provienen de una raíz altiplánica, que pone a todos los asistentes a bailar al ritmo de la mezcla de saya y caporales que La Floripondio interpreta, al tiempo que invitan a seguir con las palmas el ritmo que componen sus instrumentos.
A estas alturas, el recinto de San Diego ya casi estaba a su máxima capacidad y la fiesta, canción tras canción no paraba. Uno de los mejores y más bonitos momentos de la presentación de los chilenos ocurrió durante la interpretación de “Inga”, tema propio del folklore peruano que fue popularizado en Chile por el cantautor, muerto tras el Golpe de Estado, Víctor Jara. En medio de esta canción, emotiva ya por su carga histórica, La Floripondio introdujo con maestría un fragmento de “Alagados”, uno de los himnos de la agrupación brasileña Paralamas Do Sucesso, quienes tienen una amplia red de seguidores en nuestro país.
Para terminar su presentación manteniendo la adrenalina en su peak, los músicos intercambian instrumentos y posiciones en el escenario mientras suena potente la consigna “liberar al Mapuche por luchar” en la voz del público. Entonces comenzó a todo volumen uno de los tracks más conocidos de la banda chilena, “Dime qué pasa”, perteneciente al disco del mismo nombre editado en 2001.
Si alguien pensó que esa sería la despedida de La Floripondio, se equivocó rotundamente, ya que ante los aplausos y vítores de los presentes, la banda volvió en pleno para cerrar con la alegre “Vacaciones para siempre”, incluyendo a un fan sobre el escenario, y la potentísima “Matar al Presidente”, que dio paso al primer mosh de la jornada. Así, tras una hora de concierto, la banda prendió los ánimos de los asistentes y dio un comienzo magistral a lo que sería esta gran fiesta de la contracultura y la música consciente.
Media hora más tarde, a las 22:00 horas, subió al escenario el músico y cineasta serbio bosnio Emir Kusturica, acompañado de los ocho músicos que componen The No Smoking Orchestra (TNSO). Los gitanos entraron en medio de una ovación por parte de los asistentes y respondieron de la mejor forma con los dos primeros temas, instrumentales, que sirvieron para establecer claramente la diferencia (y las similitudes) entre su música y la de los chilenos que abrieron los fuegos de la jornada.
En algún momento entre ambos temas y mientras sonaba la canción de La Pantera Rosa, composición del estadounidense Henry Mancini, las luces blancas, tan sólo por un par de segundos, nos permitieron ver lo variopinto de la audiencia que repletaba al lugar: desde un pequeño de no más de cuatro años, que montando en un par de hombros disfrutaba entusiasta y en plena cancha, pasando por adolescentes y universitarios hasta llegar a adultos que, con la chaqueta del terno y la corbata bajo el brazo bailaban y disfrutaban cada uno de los temas que sonaban a todo volumen.
Como era de esperarse, el idioma podría ser una barrera a la hora de generar una interacción fluida entre la banda y el público, por lo que el “Do you speak english?” de Kusturica fue totalmente acertado para que la eufórica audiencia prestara atención a sus palabras. Unos más y otros menos, logramos entender que la canción que seguía provenía de la película Gato Negro, Gato Blanco (1998), dejando en claro la íntima relación existente entre la música de la orquesta y la filmografía del vocalista/cineasta.
De todas formas, la primera interacción directa con los presentes en el Teatro Caupolicán se dio con la interpretación de “Fuck you MTV”, en la que tanto Emir como el violinista y compositor Dejan Sparavalo, más conocido como El Juez, invitaban a participar gritando a todo pulmón el nombre del tema a modo de coro, lo que obtuvo, claramente, una entusiasta respuesta.
En la misma línea de generar un vínculo con el público chileno y con el cine del que han sido banda sonora por años, la TNSO anuncia uno de las canciones que musicalizan el film Life is a Miracle (2004), para lo que piden a un numeroso grupo de chicas del público subir al escenario y acompañarlos bailando, incluso, haciendo ejercicios durante la interpretación del track. Al parecer este gesto fue más largo de lo que los espectadores, ávidos de variedad en los temas, podía aguantar, por lo que las pifias no tardaron en hacerse escuchar.
Terminado ese impasse, los gitanos prosiguieron su show con un tema perteneciente a la película Time of the Gypsies (1988), durante la cual tocaron el inicio de “Shine on you crazy diamond” de Pink Floyd, sacando aplausos y vítores de quienes alcanzamos a notar el amague de interpretación que rápidamente se perdió entre los sonidos balcánicos que todo lo inundaban.
La noche continuó con “Cerveza”, única canción con letra en castellano, que subió todavía más el ánimo de los presentes; un guiño a “La traviata” de Verdi; la archiconocida y versionada “Pitbull Terrier” y la emotiva “Tito Puente”. Al momento de tocar “Was Romeo Really a Jerk?” los 9 músicos volvieron a invitar a una fan al escenario para bailar y cantar con El Juez, performance que resultó bastante agradable en la que no se vio afectado el protagonismo de los músicos.
Para terminar el espectáculo, Emir y la TNSO tocan un set de los tres temas, probablemente, más conocidos en nuestro país: “Drang Nach Osten”, durante la cual se genera una suerte de juego de palabras y nombres de marcas de cerveza (que finaliza con Emir gritando ¡Baltica!) para terminar versionando en clave Unza Unza el clásico (y cursi) Minuetto de Luigi Boccherini; “Comandante” y “Bubamara”, en la cual, nuevamente, permiten que algunas personas suban al escenario, esta vez para sacarse selfies con los músicos mientras Kusturica los presenta.
La noche, hasta ahora, había sido un gran despliegue de energía y buena música por parte de las dos bandas que actuaron sobre el escenario del Caupolicán, todo en un ambiente muy relajado y de mucha diversidad, por lo que no es de extrañar que ante la salida de los serbios el público presente no abandonara sus lugares y esperara por más. Así, Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra retornaron de las bambalinas para repetir, sí repetir, “Comandante” y “Cerveza”, probablemente los dos temas más bailados durante la jornada y que la gente agradeció con un aplauso cerrado tras el último acorde.
Finalizaba de esta manera una jornada fiestera, alegre y diversa, en la que quedó más que demostrado que Chile tiene bandas musicales que suenan y entregan shows a la par que los invitados internacionales que llegan a nuestro país cada año.
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Francisca Neira: Unos viejitos subiendo a hacer bailar y saltar a mujeres del publico a voluntad del lider de la banda, es «contracultura y musica conciente» para ti ???