Por Paulo Domic.
Hace ya catorce años comenzó el romance de Dream Theater con Chile. Y vaya que empezó de buena manera, en el marco del show más masivo que la banda había hecho bajo su solo nombre, juntando a más de 20 mil espectadores en la Pista Atlética del Estadio Nacional. Un caluroso 6 de diciembre, mismo mes en que los estadounidenses regresan para presentarse en Movistar Arena, este próximo domingo 15, en un concierto que agotó rápidamente sus localidades debido al tremendo espectáculo que promete ser.
En aquella primera vez, Dream Theater llegó a Chile con el disco Octavarium bajo el brazo. Un disco ya bastante tardío en su discografía, el octavo. Por ello, la ilusión de verlos era enorme. Fue una obra de más de 3 horas, con intermedio incluido. Un momento mágico para los fans de la banda, que ya a esas alturas tenía el mismo título que hoy ostentan: el grupo de metal progresivo más famoso del orbe.
Dream Theater comenzó en 1985, bajo el nombre de Majesty. Fundada por el baterista Mike Portnoy, el guitarrista John Petrucci y el bajista John Myung, estudiantes de música en Berklee, cierran finalmente el círculo con el tecladista Kevin Moore y el cantante Charlie Dominici. Hacia 1986, se rebautizan como Dream Theater y comienzan a componer lo que se transformó en su primer álbum, When Dream and Day Unite. Un trabajo que ya mostraba la destreza técnica impactante del quinteto, y el gran gusto por el rock progresivo y el heavy metal. Lo que los puso en la senda que bandas como Queensryche o Fates Warning ya habían comenzado en años más tempranos de la década de los 80. Ese disco de 1989, no ha tenido mayor trascendencia en la historia de la banda, de hecho algunos hasta lo denostan. Sin embargo, muestra un nivel de alta energía de cinco jóvenes muy virtuosos, con ganas de comerse el mundo musical.
El problema era el cantante. De hecho, fue removido de su puesto poco después de lanzado el disco. Y pasó un tiempo largo de tropezones e intentos fallidos, hasta que en Enero de 1991 ingresa a la banda James Labrie. Cantante que desde ese momento no ha soltado el micrófono de la banda. El primer disco con él, resultó ser el más exitoso hasta la fecha. Esto gracias al single “Pull Me Under”, canción que los catapultó al éxito y que demostró que el cambio de voz fue tremendamente efectivo. Y cómo no, si pasaron de tener un amateur afinado como Dominici, a un todopoderoso vocal que en sus mejores años, realmente marcó profunda huella y podía cantar cualquier cosa. Una voz poderosa, de amplio rango y con muchos matices, que se transformó en un nuevo paradigma para el canto del metal progresivo.
De ahí en adelante, Dream Theater fue consolidando su fama y alta reputación, sacando discos memorables. Luego del Awake, la banda debió vivir un nuevo cambio con la partida de Kevin Moore y el ingreso de Derek Sherinian en los teclados. Affair que duró finalmente un par de años, hasta que Derek es despedido en 1998 y en su reemplazo ingresa Jordan Rudess, un connotado pianista y tecladista que ya cumple dos décadas en ese rol. Ese quinteto en su debut discográfico, compuso una de las obras más aclamadas por crítica y fans, el Metropolis Pt.2: Scenes from a Memory. Lanzado en 1999, fue el primer álbum enteramente conceptual que hicieron y que narra la historia de un joven que a través de hipnosis y regresión, descubre su pasado y trágicos hechos que ahí sucedieron. Y aquí está la principal razón por la cual no puedes perderte este concierto: celebrando sus 20 años, lo vienen a tocar completo. Un sueño hecho realidad para quienes solo han podido ver esto en el DVD Live Scenes from New York de 2001.
Otra de las razones por la que este es un show imperdible, es porque vienen en la gira de su último lanzamiento 2019, Distance Over Time. Álbum que sin duda alguna es el mejor que han lanzado desde que el icónico baterista Mike Portnoy dejó la banda en 2011. En su reemplazo, y tras un verdadero reality show que se montó para las audiciones, el elegido fue Mike Mangini, quien en su pasado fue parte de Annihilator, Extreme y de la banda de Steve Vai. Un privilegiado en lo técnico, no tanto en carisma ni en el groove que caracteriza a Portnoy, quien sigue siendo altamente extrañado entre los fanáticos. Este es el cuarto disco con Mangini en la batería, y se perfila como el más sólido no tanto por su propia performance, sino por las composiciones que se acercan mucho más al Dream Theater que cautivó al mundo hace casi 30 años. Petrucci finalmente logró reavivar esa llama que por 8 años estaba tímidamente encendida. No lograban cautivar a los extremadamente exigentes fans y este último trabajo por fin ha sido aclamado. Con justo merecimiento, por lo demás.
Y si las anteriores no te parecen suficientes razones para ser testigo de la séptima visita de Dream Theater a Chile, finalmente te podemos comentar que son una banda que toca sets de casi tres horas, que pasean a través de muchos estilos de la música rock, con ejecución perfecta y con espacio a la improvisación. Han sido y siguen siendo la banda de metal progresivo más importante de la historia del rock, y probablemente no les quitarán ese título ya que hoy por hoy ese estilo es cada vez más de nicho y hay muchas bandas, pero muy underground. Dream Theater es la máxima fiesta del metal progresivo a la que se puede asistir en términos de setlist, clásicos, puesta en escena y masividad. Es como Iron Maiden al heavy o Metallica al Thrash. Estandartes por excelencia de un estilo musical completo y que ha influenciado a miles de bandas a lo largo y ancho de todo el mundo.