Doyle en Club Rbx: La cara sigue pintada y los devotos revoloteando
20 de Noviembre 2022.
Por Jorge Fernández.
Fotografías por Javier Martínez.
Domingo por la tarde. La noche no terminaba de desfallecer. Las cercanías de Vicuña Mackenna comenzaban a mostrar sus pergaminos mortecinos. En un primer momento, el lugar elegido había sido Blondie, sin embargo, a poco a andar, se informó un cambio de recinto para albergar tan magno concierto: el espacio escogido no fue otro que la mítica Sala RBX, otrora Rock & Guitarras.
La chispa de energía inicial, la protagonizó la banda regional Dominio, dueños de un repertorio estridente que mantuvo en catarsis sempiterna a los forofos que se apretujaban en el lugar. No fueron más de treinta minutos los que tuvieron que pasar para ir por el plato fuerte: Doyle Wolfang Von Frankenstein, ex guitarrista de la legendaria banda Misfits se presentaba en Chile en calidad de solista. O con su nueva banda, para ser más específicos. Esto, porque, de seguro, los asistentes fueron a ver la performance del pintarrajeado artista y terminaron deslumbrándose también con la espectacularidad escénica del frontman Alex “Wolfman”.
Extrovertido y con una alta dosis de energía, los gritos estridentes del vocalista se sentían en cada esquina del lugar. Transformado en cucaracha, cual Gregorio Samsa, se arrastraba de espaldas por el techo. Movimientos serpenteados en un piso cubierto de agua y sudor. Cantando desde dentro del público junto a la barra. El histrionismo del de patillas remarcadas se dejó ver desde principio a fin. Incluso tras la reiteración continua en cada inicio de canción: como ahogados en un eterno laberinto, previo a cada acorde, micrófono en alto se repetía la misma máxima “Esta es una canción de amor, pueden bailar si así lo quieren”. Y vuelta al ruedo y al escándalo que se hizo sentir, especialmente en canciones como “Abominator”, Valley of Shadows” o “Cemeterysexxx”.
Doyle tuvo una fiesta aparte. Aunque decir fiesta es mucho para la performance de chico malo que, a todas luces, intenta proyectar. Torso desnudo (los demás integrantes también lucían así), mostrando músculos tonificados y con los atributos clásicos de su figura seudo demoníaca en su rostro y pelo. Los golpes a su guitarra se sucedían incesantemente, siempre acompañados de las miradas envolventes a los celulares que lo intentaban retratar.
El setlist estuvo mediado por sus dos discos en su incursión post Misfits. Abominator (2013) y Doyle II: As We Die (2017) fueron sus cartas de presentación y eso los mantuvo hasta el final. De acercamientos a Misfits, nada. Aunque la esperanza era lo último que se perdió entre los fanáticos que lucían poleras de la banda norteamericana. Tal vez, una que otra canción del recuerdo hubiese sido efectiva para hacer de su venida una presentación mucho más contundente, pero también es cierto que solemos criticar a aquellos músicos que descansan en los laureles de su pasado. Sumando y restando, el atrevimiento y la apuesta de Doyle se aplauden más que todo.
Los recintos como el RBX permiten esa magia de tener a los artistas frente a tu nariz. Esa conexión banda-espectador se vivencia mucho más cercana y hace que el concierto se viva de una manera muy diferente en donde la música funciona como una pegatina completa. Doyle, tal vez, merecía más publico a su haber, pero el mundo es para los atrevidos y eso quedó demostrado en la presentación.
Setlist:
Abominator
Beast like me
Headhunter
Cemetary sexxx
Virgin Sacrifice
Dreaming Dead Girls
Kiss me as we die
Valley of shadows
Witchcraft
Dark gods arise
We belong dead
Darkside
Mark of the beast
Drawing down the moon
Show no mercy
Hope hell is warm
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