El dibujante y músico chileno publica «Pony», una canción cargada de un sospechoso pero cómico optimismo en la que canta junto a la hinchada que formó junto a sus compañeros y colaboradores más cercanos.
El talquino Diego Lorenzini continúa con los adelantos de su esperado tercer disco de estudio titulado «De Algo Hay Que Morir», programado para finales de agosto de este año. Primero fue su recopilación libre de la «Cueca del Terremoto de Chillán» en clave Trap Lo-fi, luego su canción de amor al dinero y otros demonios llamada «Billete de Luca», y hace tan solo unas semanas «Sí Po'», un sensual pero desesperado intento por detener el tiempo que se nos escurre «cumpliendo plazos que en la práctica no existen». Ahora es el turno de «Pony», una cumbia de autoayuda en la que se nos alienta a remontar el marcador de nuestras vidas. «Súbete a tu Pony» repite el mantra que canta una y otra vez Lorenzini, y para inyectarle más coraje a su arenga se acompaño por las voces al unísono de Niña Tormenta, Chini.png, Rosario Alfonso, Simón Campusano (Niños del Cerro), merci merci, y su hermano Nicolás Lorenzini, miembro del mítico duo The Rapin Brothers.
«Pony» fue producida por Diego Lorenzini junto a Martín Perez Roa (aka Merci) en Estudios Niebla y masterizado en cinta por Arturo Zegers en Estudios Triana. Asimismo, además del juego de palabras al unísono en su coro, la canción cuenta con numerosas referencias a la cultura popular chilena reciente, entre las cuales destaca una clara cita a los derroteros de cantantes como Mon Laferte o Paloma Mami, quienes según palabras del propio Lorenzini: «…Representan una rebeldía ejemplar frente a la crueldad de la industria del entretenimiento. Si bien hay personas que pueden llegar a ver en Mon Laferte o Paloma Mami a artistas que han sucumbido al exitismo del mainstream, no cabe duda de que sus relatos de porfía frente al programa de televisión ROJO -o frente estos mismos haters que hoy las tratan despectivamente de divas, vendidas o falsas como consecuencia de su éxito arrollador- son gestos profundamente heroicos que para mí revelan el valor de la autoestima creativa y de la lucha artística -ya sea personal o colectiva- que tienen muchas otras personas frente a enemigos injustos e innecesarios…».