14 de noviembre 2024.

Por Francisca Neira.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

El pasado jueves 14 de noviembre el dúo sudafricano Die Antwoord se presentó, por segunda vez en nuestro país, pero primera con un show propio, en el Teatro Caupolicán y la tuvimos muy clara, desde antes que todo comenzará, que estas impresiones serian escritas a partir de la pregunta por la pertinencia y la posibilidad real de separar la obra del autor. Pero después de vivir el show, tengan la certeza de que esta nota no va de eso, porque la verdad es que el recinto de San Diego se convirtió en el epicentro de un viaje sonoro y visual inigualable que, sin recurrir a grandes aspavientos tecnológicos, nos entregó una ampliación del concepto de espectáculo musical.

Conformado por Ninja y Yolandi Visser, el dúo originario de Ciudad del Cabo se ha destacado, desde su debut en 2009, por evidenciar un estilo musical único que mezcla el rap con diferentes corrientes de música electrónica, combinando además una voz masculina muy dura con la aguda (y solo a veces dulce) y sintetizada voz femenina. En cuanto a lo visual, han desarrollado una propuesta estética que transita entre lo perturbador y lo caricaturesco. Todo eso y más, pudimos ver y escuchar.

Después de las presentaciones de las DJ Holi Rare y Lil2Hood Aka Fla$h, el concierto comenzó en medio de una atmósfera cargada de misterio. Una cortina blanca que cubría el escenario en su totalidad y los ruidos de una percusión extraña creaban un ambiente denso de espera. De pronto, beats electrónicos comenzaron a acelerarse y un bombardeo de luces blancas dejaron entrever la silueta encapuchada de un hombre, tras la cortina. La expectación del público era palpable, había una suerte de tensión en el aire y, cuando la cortina cayó, se reveló al DJ de la banda, DJ Hi-Tek, quien llevaba una máscara grotesca que deformaba sus rasgos y que no se quitó en toda la noche. La imagen era inquietante, sin duda el preludio perfecto para lo que estaba por venir. Luego, por un costado, aparece Ninja, para pronunciar sus primeras palabras sobre el escenario del Caupolicán: “Chi-Chi-Chi” a lo que, como era de suponer, el público respondió un entusiasta “le-le-le”.

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“Fatty Boom Boom” fue la canción que abrió un setlist que avanzó muy rápido, que casi no dio respiro y que mantuvo a todo el público en un estado de éxtasis permanente, bailando, saltando y retorciéndose, moviéndose como una marea humana que a ratos se agolpaba frente al escenario y luego retrocedía para dar respiro a los de más adelante. Temas como “Banana Brains”, «Ugly Boy» y “Pokemon” mantuvieron la cancha encendida y la energía frenética que, pese a estar a tope en todo momento, subía más cada vez que aparecían dos bailarines, símiles de un par de arlequines dramáticos y siniestros que se contorsionaban al ritmo de la música e inyectaban la pila para que el teatro se sintiera a punto de reventar en todo momento.

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En la parte final sonaron “Baby’s on Fire”, «Enter the Ninja», y el himno fiestero «I Fink U Freeky», los que vinieron a corroborar que la propuesta transgresora de Die Antwoord encuentra eco en millones de personas alrededor del mundo y que Chile no es la excepción. Hacia el cierre de la noche, Ninja se lanzó sobre un público que parecía devorarlo, pero que después de un rato lo devolvió al escenario donde casi fue alcanzado por una zapatilla que voló directo a su rostro pero que atajó con destreza y a la que respondería sacándose su propio calzado para lanzarlo al público y bajándose los pantalones de espaldas a la audiencia.

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Es que Die Antwoord no solo es conocido por su música, sino también por su habilidad para generar controversia. Desde sus inicios, han sido acusados de apropiación cultural, comportamiento errático y actitudes provocadoras tanto dentro como fuera del escenario. Sin embargo, este tipo de notoriedad parece alimentar su marca ya que nadie abucheó la actitud ni se sintió interpelado de manera negativa, todo parecía ser parte de un contrato “freak”.

Así la fiesta sudafricana en Chile llegó a su fin, mostrando una música dura, pero unos artistas más bien amables, que interactuaron con el público en un español imperfecto pero esforzado que fue recibido con vítores, al igual que el momento en el que una bandera chilena le sirvió a Ninja y luego a DJ Hi-Tek como capa. Y es que, más allá de sus excentricidades, Die Antwoord tiene una habilidad innegable para hacer que sus seguidores se sientan parte de algo especial, tal como vimos quienes tuvimos la posibilidad de entrar en el juego propuesto.

Setlist:
Fatty Boom Boom
Bango on Em
Daddy
Banana Brains
Pokemon
Everithing is Perfect
Ugly Boy
Wot Pomp?
Fish Paste (3.0)
Hippie
Pitbull
Die Antwoord is Zef
Baby’s on Fire
I Fink U Freeky
Happy Go Sucky Fucky
Never Le Nkemise
Enter the Ninja