Por Sebastián Allende.
Convertido en uno de los regresos más esperados por los fanáticos chilenos, el arribo de los norteamericanos de Deftones, no podía ser de otra manera. Con tres presentaciones agotadas a realizarse los días 28, 29 y 30 de mayo en el Coliseo Santiago, los liderados por Chino Moreno vienen a demostrar su vigencia e integridad a prueba de todo que los ha llevado a girar por todo el mundo y a mantenerse en la primera línea del rock con base en sus grandes discos y canciones.
Sacramento, California, año 1988. Un grupo de amigos, integrado por unos jóvenes Stephen Carpenter, Abraham Cunningham y Camilo “Chino” Moreno, comenzarían a formar una banda de rock en la que pudieran aunar todos los intereses que tenían y que conjugaban desde el heavy metal, pasando por el hip hop, el new wave y el hardcore, entre otros. Después de probar a una infinidad de bajistas, llegaría a la palestra quien se convertiría en uno de los grandes puntales de la banda, Chi Cheng.
El mundo quedaría sorprendido con la mezcla furiosa de rap y metal que nos entregarían en su debut titulado Adrenaline en el año 1995. Deftones salía al mundo con fuerza y vigor gracias a temas como “Bored” y “7 Words”, entre otros, los que llamarían la atención de la prensa especializada que se encontraba expectante ante un nuevo sonido que llenara el vacío dejado por el oxidado grunge. Las potentes guitarras de Stephen Carpenter, las texturas vocales de Moreno, las bases de Chi Cheng y el sobrio pero potente trabajo de Abe Cunningam en la batería serían sellos distintivos que comenzarían a dar luz en este completo estreno que sería la introducción perfecta para lo que seguiríamos disfrutando durante la carrera de estos artistas.
Siempre se ha dicho que no hay nada más difícil para una banda que el lanzamiento de su segundo disco. Around The Fur (1997) sería el nombre de esta placa que llegaría para reafirmar que Deftones no era un grupo más con una primera placa aceptable y que posteriormente pasaría al olvido. Al contrario, este segundo trabajo de los muchachos de Sacramento demostraría que la furia, la rabia y la frustración que se presentaba en las canciones eran elementos que tenían mucha potencia y que funcionaban como catalizadores de sonidos que transformarían el panorama musical de finales de los noventa. En un hecho que aquello se transformaría en uno de sus sellos distintivos y sumarían la presencia del dj Frank Delgado (quien en el tercer disco se transformaría en un miembro oficial de la banda) para crear distintas atmósferas y ambientaciones con los sonidos de la agrupación.
Luego de cosechar buenas críticas con sus placas debut y con Around The Fur, Deftones se encontraban listos para llevar su sonido al siguiente nivel. White Pony (2000) recibía al nuevo milenio con una banda lista para dar el paso a un momento cúspide en lo creativo. Un disco que vuelve a poner en relevancia la crudeza y sensibilidad especial que posee esta agrupación y que lleva a que quieras subirte arriba de este caballo blanco filoso que corta, que hace daño y que también cobija. Grandes canciones como “Digital Bath”, “Knife Party”, “Passenger” (que cuenta con la gran participación de Maynard James-Keenan) y “Change (In the House of Flies)” llevaría a catalogar a White Pony como uno de esos discos que podrías escuchar de principio a fin, de esos en los que sientes que ninguno de sus elementos está exagerado y que, sobre todo, da cuenta de una banda que no le tiene miedo a la experimentación y a querer crecer basada en sus convicciones.
El siguiente paso en la carrera de Deftones sería el lanzamiento de su álbum homónimo el año 2003. De primera, al visualizar la carátula del disco te puedes dar cuenta de lo que puedes obtener en él: una gran calavera que puede simbolizar la crudeza y fuerza de las guitarras y la base rítmica del bajo y la batería, franjeada por rosas que podrían ser el significado de la sensibilidad que encontramos en las letras, los colores de la voz y las atmósferas generadas por las canciones. Todos los elementos presentes en los otros tres trabajos de la banda se conjugan en esta placa en una especie de revival de lo mejor de ellos. Si bien este disco no obtuvo un éxito tan rotundo como el lanzamiento anterior, demostró que mientras decaían algunas bandas que gozaron de sana popularidad durante los mismos años del clímax de ese mal llamado Nu Metal, Deftones seguiría marcando pauta con su buena música.
El lanzamiento del recopilatorio B Sides & Rarities (2005) serviría de bálsamo y de descanso para una agrupación que ya comenzaba a sufrir fricciones por el paso del tiempo y por la lucha de poder en la composición y dirección en que se debían mover y que encontraría en Chino Moreno y Stephen Carpenter los chóferes de dos trenes a punto de chocar. Saturday Night Wrist (2006) si bien no es un mal disco, nos deja notar cierto cansancio y bajón a nivel compositivo, pero de todas formas destaca gracias a canciones como “Mein”, que tiene al vocalista de System Of A Down, Serj Tankian cantando a dúo con Chino.
Entrevistas a Moreno durante el proceso de creación del que sería su sexto disco a editar en el año 2008, indicaban que Eros (nombre tentativo) llegaría a ser un álbum sonoramente similar a lo que la banda había conseguido con White Pony. El destino, lamentablemente, tendría preparado otro final para ese material que estaban construyendo, ya que la grabación del que debía llegar a ser el nuevo disco de Deftones sería detenida debido a que el 4 de noviembre de ese mismo año, una de las piezas fundamentales de la agrupación, Chi Cheng, sufriría un accidente automovilístico que lo llevaría a entrar en coma, generando un golpe tremendo para la banda.
A finales de enero del 2009, y considerando que Chi no presentaba demasiados progresos en su salud, la banda informa a través de un comunicado que Sergio Vega, bajista de Quicksand, tomaría el lugar de Cheng para los futuros proyectos que poseía la banda. Así, no sería hasta el 2010 que Deftones nos entregaría nueva música, Diamond Eyes sería el fruto del nuevo trabajo que nos entregaría este quinteto y que serviría, de cierta manera, como un nuevo comienzo después de casi un año y medio del accidente automovilístico de Cheng (quien lamentablemente fallecería el 13 de abril del 2013). Un disco brutal y sensible, que vuelve a llevar a la banda a la cúspide de la crítica gracias a temas como “Rocket Skates” y «Sextape».
Con una banda que regresa en forma plena, demostrando una buena salud, los lanzamientos de Koi No Yokan (2012) y Gore (2016) seguirían instalando a los de Sacramento como una banda dinámica, inteligente, que ha sabido equilibrar la brutalidad y potencia de sus primeros años junto a la evolución natural que los años entrega. Lo que demuestra que la etiqueta, que preliminarmente se les asigno, de Nu Metal ya les queda pequeña debido a la calidad artística que ha logrado esta banda y que mantiene una identidad a prueba de todo.