Cuturrufo y JC Blues en The Jazz Corner: Una fiesta en la casa
20 de enero 2017.
Por Mackarena León.
Fotografías por Victor Santibañez.
Anoche tuve el privilegio de asistir a la clausura Jazz de Tocatas Mil con Cristián Cuturrufo y JC Blues, en nada más ni nada menos que The Jazz Corner (Av. Santa Isabel 451, Providencia). Siendo las 22 horas y con un afectuoso saludo comienza la banda base: Matías Vergara en guitarra, Esteban Fonseca en bajo, José Opazo en batería y Edgardo Parraguez en piano, generando un sonido espectacular, lleno de energía y complicidad entre ellos. Una magia inundaba el ambiente y nos preparaba para lo que sería, a modo personal, la mejor de mis noches. Luego de dos canciones, entró en escena el cubano Luiso García con el saxofón, un hombre que desbordaba talento, simplemente un ser de otro planeta, que nos dejó atónitos y nos llevó de viaje al país de los saxos.
Fue así como la primera parte del show se tomó un descanso, y mientras los músicos tomaban un respiro, se abrieron las puertas y Cuturrufo llegó a su hogar. Un hombre simple con guayabera, short y que saludaba a los asistentes.
Cerca de las doce de la noche, comenzó la segunda etapa, el dueño de casa acariciaba su trompeta junto a los jóvenes músicos, contagiando a los asistentes con sus ritmos y melodías, que nos transportaban a los míticos bares de New Orleans, imaginando ser protagonistas de una historia de amor y baile. Media hora de música y diversión bastaron para generar aplausos por doquier, gritos y silbidos. El lugar era una fiesta de la que no querías irte y menos deseabas que aquellos ángeles dejarán de tocar. Fue así como después de un largo entretiempo, partió la tercera y última parte, donde el baterista José Opazo dejó los escenarios y cedió el puesto a un verdadero monstruo, un crack, un trovador de primera, Carlos Cortés.
La noche fue avanzando, cada instrumento poseía vida propia y cada músico nos privilegió con un “solo” que nos ponía los pelos de punta y nos hacía gritar. De aquellos “solos” destaco a Edgardo, que con su piano nos deleitó. Sus dedos parecían bailarinas de ballet hambrientas de éxito. Luiso tampoco se quedó atrás, una persona de otro planeta, que convirtió el saxo en un instrumento que te transporta a un mundo de tranquilidad y sazón.
Cuturrufo al tocar su trompeta nos demostró su don maravilloso, el profesionalismo y la seriedad de años, dándonos a entender porqué es el mejor de Chile, transmitiéndonos su comodidad al estar en su propia casa, siendo amigable y cercano. Aunque el que, sin duda, se robó la noche fue Carlos Cortés, su manera de entregarse al instrumento fue cautivante. En cerca de 15 minutos, sin descanso, nos mostró su alma, totalmente entregado y maravillosamente perfecto, la pasión que transmitió me hizo recordar a la película Whiplash, sin duda, lo máximo.
Así que puedo decirles, que definitivamente es el mejor concierto que he tenido que cubrir. Energía, pasión y mucho profesionalismo. Si tiene la oportunidad de visitar Jazz Corner, no se arrepentirán, es perfecto. Un lugar no muy grande, sin aglomeraciones, con un calor humano que te envuelve y te arrulla con la mejor música del mundo: El Jazz.
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