Cultura Profética en Chile: Saca, prende y sorprende
Movistar Arena, 24 de noviembre 2016.
Por Gabriela León.
Cultura Profética, luego de su exitosa presentación en el Festival de Viña del Mar el año 2015, ayer conmemoró sus 20 años de carrera. Se presentó, en el Movistar Arena, frente a un público que desde muy temprano colapsaba la estación Parque O’Higgins y que aprovechaba un poco de este gigante parque al medio de nuestra capital. Muchos de ellos haciendo la previa en el parque, compartiendo un par de cervezas y con cuidado que nuestros amigos en el camino no los descubrieran (otros no con tanta suerte), un poco nerviosos y ansiosos de que lo que se venía en la noche.
Llegamos a la cancha del Movistar Arena, y a pesar que el concierto empezaba a las 21:00 hrs., según lo informado en prensa, hubo un ligero atraso de media hora, que si bien en un principio tenía un poco ansiosa a su fanaticada, el concierto fue tan bien elaborado y de larga duración, que esto paso al olvido. Un poco más de dos horas y media nos entregó la banda liderada por Willy Rodriguez.
Todo partió con “Rimas pa’ Seducir” que, sin duda, es uno de los temas más románticos de Cultura. En ese momento, fue que la nube se posó en nosotros y nos teletransportó a esta onda que solo estos chicos puertorriqueños pueden dar y no bajó hasta un rato después del concierto.
“La Complicidad”, donde los fanáticos y los que íbamos en camino a serlo, ya estábamos bien arriba y sin necesidad de haber fumado nada, solo con estar inmerso en el público lo transformaba en un hecho. Era imposible estar ahí y no estar ahí. Cultura hace de sus conciertos que sus espectadores estén en su propia onda y la de ellos. Los conciertos de Cultura son diferentes a los que he ido, es una fiesta, pero a la vez no. Es con gritos, pero a la vez no. Es con cantos a todo pulmón y a la vez no. Es casi con un canto más personal, casi de esos cantos tímidos en el metro.
Esta onda que genera Cultura Profética, tenga ojo, no lo hace cualquiera. Porque si bien pone la música, y vaya que se agradece la dulce voz de Willy Rodríguez, la onda que hay en el concierto la creábamos cada uno de nosotros junto a ellos. Esa onda que te permite escuchar el concierto como quieras, esta banda no te exige un estado o una postura como escucharlos, es solo ser tú. Tú y su música, tú y tu cuerpo bailando y cantando.
Cultura, además de buena música, buena puesta en escena, nos entregó también una crítica social y política. Junto a una bandera en blanco y negro de Puerto Rico, entregada por el público. Esa que simboliza, desde el pasado 4 de Julio, por parte del colectivo Artistas Solidarixs y en Resistencia, la resistencia frente a los últimos acontecimientos sociales, económicos y políticos que afectan a esta nación.
Con “Nadie se Atreve”, tema del disco M.O.T.A, nos deja en claro que Cultura aún mantiene este canto de acción popular y social. Una canción que nos invita a levantarnos, y a preguntarnos: “y ¿por qué no hablar?,¿por qué no hacer lo que nos gusta?”.
Ayer Cultura Profética, logró que yo sienta que hago lo que me gusta. A conocer y escuchar grupos cómo ustedes, con esa onda, con esos acordes bien logrados, con esa voz de Willy (que vuelvo a repetir) que encanta.
Cerraron con “Baja la Tensión”, canción que les ganó las llaves de su ciudad natal, como ayer nos contaron. A un público que iba comprendiendo que era necesario ir bajando de esta nube, comer algo (otros con muchas más ganas de hacerlo), volver a nuestras casas mientras coreamos en nuestras cabezas sus canciones. Baja la tensión fue la perfecta forma de despertar, un tema potente del disco “La Dulzura”.
Cultura Profética no solo cantan canciones de alta sensualidad y amor puro, sino que nació de la necesidad de hablar, la necesidad de explicar que es lo que estaba, y como estaba, viviendo su gente a eso del año 1996 y, que lamentablemente poco se diferencia con la gente de ahora, de veinte años más tarde. Y no solo en Puerto Rico, si no que a nivel Latinoamericano.
Gente que tiene miedo de hablar, gente que aún tiene miedo de decir lo que piensa, o que simplemente no puede hacer lo que quiere por miedo al qué dirán. Esperamos que no pasen otros veinte años y darnos cuenta que las cosas no han cambiado aún.
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