Creamfields Chile 2022, día 1: Entregándose a las posibilidades
Espacio Riesco, 5 de Noviembre 2022.
Por Jaime Farfán.
Fotografías por Street Machine.
Podríamos decir que entre las condiciones para un buen festival de electrónica está la grandiosidad. Una amplitud magnifica, en la cual los grandes escenarios se levantan en tremendas explanadas. Altas torres de sonido, capaces de alcanzar los más profundos bajos y trepar empinados agudos. Láseres, potentes iluminaciones y miles de pantallas. Un torrente incansable de estímulos. Así se define el Main Stage en Creamfields Chile, en su segunda edición este 2022, mientras despliega sus maravillosos e intensos colores similar a la cola de un pavo real, al costado de un lento pero progresivo crepúsculo al anochecer. Un poco atónico, no sabes donde concentrar tu vista. Pasa tanto al mismo tiempo que no logras absorberlo todo.
Al llegar a Espacio Riesco, el clásico recinto que alberga el denominado festival de electrónica más grande de Sudamérica, la primera sensación que te queda es de confusión. Son muchas posibilidades al mismo tiempo, y en un principio, te dan ganas de hacerlo todo. A medida avanzas, se van mezclado diversos estilos de música que nacen de varios escenarios, agarras algunos beats de hip hop, unas duras frecuencias de hard bass o incluso algún hit del momento. Lo mejor es llenar la botella de agua y escoger alguna de las ondas, para introducirte poco a poco en el flujo de la experiencia. Es el potente bass del chileno Inguerzon, en el oscuro y envolvente galpón del Alternative Stage, el que nos ayuda a poner el cuerpo en movimiento. El productor nacional se repite el plato y vuelve a arrancar los primeros saltos de los entusiasmados asistentes que, desde temprano, empiezan a calentar las piernas con los energéticos bajos.
Aunque no alcanzamos el set de DJ Atenea, la carismática mezcladora del programa de Youtube “La Junta”, decidimos ir a relajarnos un rato con los hipnóticos ritmos de Igor Marijuan, en un renovado Cream Stage. El DJ y locutor español, director de la Ibiza Sónica Radio, y un puente vinculando las pistas de baile y las ondas de transmisión FM, resulta una de las sorpresas más agradables de la jornada. En un set suave, melódico pero dinámico, que combina muy bien con la temperatura, demuestra el peso de su nombre dentro de la música House. Algunos sonidos mediterráneos, incluso una guitarra española entrelazada entre repetitivos beats de Deep house, logran transportarte a las blancas arenas de las islas hispanas. Igor se ve contento, y todos bailan junto a él.
Pensando en abril, la producción asume de lleno el desafío de extender el instituido Creamfields a un fin de semana completo, similar a sus pares internacionales. Los cambios en esta versión son sutiles pero atractivos. Más actividades disponibles, por ejemplo, para cambiar tu outfit, comprar merchandising o incluso un stand de contención emocional, se contaban dentro de las nuevas opciones. También resultaron interesantes un par de nuevos stage, al alero de distintos sponsors, especialmente la encantadora pista dispuesta por Reebook en el cilindro del Espacio Riesco, que, con su aspecto industrial y futurista, pareció repleto en todo momento.
En cuanto al Cream Stage, impresionó mejor capacitado en comparación a la versión de abril pasado. Amplio, reorientado en espacio y con mayor número de pantallas, resulta un punto imperdible dentro de los panoramas del festival. Como se desempeñará mañana domingo está por verse, cuando una de las grandes esperadas este año, Charlotte de Witte, cierre la segunda jornada.
El espíritu de cercanía y buena onda parecía transversal entre los asistentes, quienes lucían sus mejores estilos y buscaban disfrutarse de variadas maneras. Tras adquirir los ya instaurados tokens, en esta ocasión solo válidos por el día, con poca o más paciencia se puede escoger desde una amplia parrilla de opciones para comer o beber, o si tu bolsillo lo permite, incluso emborracharte. Aunque este año la barra cerró temprano, para la inconveniencia de algunos entusiastas hacia el final de la noche.
Ya con el calor pegando fuerte, es una buena alternativa escapar del sol en la atractiva selección de Tolinchilove, quien tiene el concreto del Groove Stage retumbando con sus calientes percusiones. Los ritmos latinos de este DJ limeño, Mauricio Tola, ya tienen sus adeptos, quienes no dejan de elevar las manos celebrando bajo las psicodélicas visuales y se deslizan entremedio de intrincados tambores y cantos de cumbia.
Con una nueva ruta de acceso, y un cambio en la disposición de su escenografía, el Main Stage resulta ser la última parada en nuestra aventura del sábado. Mientras asciendes por el pasillo de ingreso, no puedes evitar sorprenderte nuevamente al abrirse la explanada, donde emerge el majestuoso escenario, tres torres de cientos de pantallas verticales y un abanico de telares naranjos, rodeando al DJ. Es el estadounidente Marc Kinchen, conocido por sus iniciales MK, quien está encantando a una amplia masa de público, en lo que pareciera una fiesta aparte de los otros stages. Nada más entrar te envuelve una cúpula de sonido, ritmo y baile, sonando clásicos y energizantes himnos de la electrónica, y algunos remixs pop, como “I Want it That Way” de los Backstreet Boys.
Al llegar más gente, se va haciendo evidente quien es el plato fuerte de la noche. Bastante expectativa rodea la enigmática figura de Bizarrap, el productor argentino, maestro de las listas a los 24 años y colaborador con una colorida carpeta de artistas, en las interesantes y populares BZRP Music Sessions. Tras romperla en Lollapalooza en su tierra a principios de año, es el debut del joven como DJ en los escenarios locales. Poco pasada las 20:20, el trasandino abre con la BZRP Music Sessions #36, donde el ácido rap de Nathy Peluso es desplegado casi intacto para el encanto de los fanáticos, quienes corean fielmente cada verso.
A pesar de un par de problemas técnicos superados rápidamente, Bizarrap supo dominar el escenario desde un aspecto visual y en sonido. Imágenes distorsionadas de los diversos colaboradores, Villano Antillano, Snow Tha Product, Residente o Tiago PZK, por nombrar algunos, se intercalaban con coloridas animaciones de las letras. Potentes laser y luces fluorescentes sobrevolaban las cabezas. Aunque hubiera sido fácil caer en la tentación de reproducir sus hits en fila como una playlist, el argentino agregó interesantes remixs y versiones de sus propios temas, desplegando sus capacidades en una producción elocuente, adaptada para el tamaño de la arena y la ocasión. No resultó extraño que la sesión #52, junto a Quevedo, la guardara para el final.
Satisfechos y listos para descansar, retrocedemos lentamente en nuestra posición y gastamos lo que queda de energía con el gran Steve Aoki, quien promociona su más reciente disco “HiROQUEST: Genesis”, sin tampoco descartarse de los ritmos latinos, que parecieran haber llegado para instalarse dentro de los festivales de electrónica. En una salida tranquila pasamos unos minutos a Jamie Jones antes de partir a casa, sin lugar a duda, el Cream Stage será uno de los imperdibles mañana, en una nueva parada en las tierras de Creamfields.