Cory Henry se presentó en el Nescafé de las Artes: Música que te hace sentir bien
26 de abril 2017
Por Gabriela León
Fotografías por Francisco Aguilar
En estas frías noches de abril, se agradece haber ido a un recital como el de ayer en el Teatro Nescafé de las Artes. A eso de las 22:00 horas se presentó, por primera vez en Chile, el talentoso tecladista y miembro del grupo fusión contemporáneo Snarky Puppy, el neoyorkino Cory Henry. Fue la perfecta ocasión para venir a presentarnos su último disco, llamado The Revival, el cual corresponde a un registro en vivo donde Cory demostró de lo que está hecho.
The Revival, grabado en el Templo Mayor de Alabanza de Brooklyn, deja claro la maestría y nivel de Henry como multi instrumentista, sellando este disco como uno de los más importantes de su carrera solista. Lo de anoche no fue lo contrario, en más de dos horas de show, presentó un show alucinante.
La velada comenzó con el saxofonista chileno Franz Mezko, que ayer se lució. Era primera vez que lo veía y debo decir que el desplante sobre el escenario, es para hacer una fiesta toda la noche. Mezko con su trabajo Técnicas Mixtas, nos entregó una puesta en escena única, acompañado por un desfile de grandes artistas nacionales (Angelo Pierattini, Javier Barría, entre otros), donde cada uno de ellos se pudo unir a esta fusión de sonidos con toques de jazz, funk-soul de forma sinérgica. El artista también nos dio un adelanto de lo que será Técnicas Mixtas 2 que, sin duda, se viene de lujo.
A eso de las 22:04 horas, Henry llega al escenario. Con una mochila gris en su espalda y con un caminar relajado, se sienta en la silla de su Hammond B-3 para deleitarnos con sus suaves acordes. Comenzó con “Precious Lord”, canción que nos dejó a todos en silencio (bueno, casi a todos, porque siempre está el par que está gritando). Un inicio que nos demostró porqué Henry considera el Hammond B-3 como su primer amor. El instrumento, que ha estado reprimido a vivir bajo el techo de una iglesia, el día de ayer sonaba con tonos de libertad bajo las manos del neoyorkino. Y creo que es este uno de los aspectos del porqué llama tanto la atención este tipo de show. No solo por la virtuosidad y desplante de Cory, sino también de cómo hacer sonar un instrumento en otro hábitat, del cual no estamos acostumbrados.
Henry tuvo tiempo también para dedicar un par de palabras al público. Señaló lo contento que estaba de que pudieran escucharlo, y que sentía que su música es de aquellas que te hacen sentir bien. De hecho, llegó a un acuerdo con nosotros, de que si nos sentíamos mal, su música nos ayudaría a sentirnos mejor. Y si nos sentíamos bien, su música nos hizo sentir aún más bien.
Debo admitir que la postura de Henry, me provocó hasta un poco de envidia. Se veía tan tranquilo, tan relajado. Con comentarles que estaba sin una zapatilla y tomando tecito mientras tocaba las teclas. Envidiable.
A la compañía de su Hammond B-3, se incorporó también el destacado baterista Taron Lockett y los potentes bajos de Sharay Reed, que la noche del miércoles sonaron fuerte en el Nescafé de las Artes y que fueron el complemento perfecto al sonido de las teclas de Henry.
Con temas de su último disco, que contemplaban algunos covers de Stevie Wonder, y un sonido propio que, sin duda, valía la pena escuchar en vivo. Además de escuchar “NaaNaaNaa” en vivo, junto al coro espontáneo (y pucha que sonó bonito) del público fue, sin duda, uno de los momentos más emocionantes del show de ayer. No creo que ser la única que lo sintió.
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