Por Amaranta Cartes.
El próximo 19 de mayo, la murga uruguaya Agarrate Catalina regresa a Santiago luego de más de dos años de ausencia en un lugar que la ha recibido en seis ocasiones anteriores, el Teatro Nescafé de las Artes, con su más reciente espectáculo: “La involución de las especies”. También harán escala en Valparaíso, apareciendo una vez más en el aula magna de la Universidad Federico Santa María. Y es que la Catalina tiene una estrecha relación con nuestro país, cuya particular característica, de ser una murga itinerante que sale del Uruguay a dar vueltas por el mundo, ha permitido que en Chile exista una hinchada tanto para la murga, como para el género murguero en general.
Pero para quienes no saben qué es una murga, les contamos que es un género coral, teatral y musical, propio del carnaval de Montevideo, en el que un grupo de entre 13 y 17 personas aproximadamente, interpretan, a muchas voces, canciones de autoría propia, gran cantidad de ellas inspiradas melódicamente en canciones ya existentes de música popular, con temáticas de sátira política y social. Esto se hace, además, acompañado de ritmos de percusión tradicionales de murga -que no explicaremos aquí- a cargo de una batería compuesta de bombo, platillos y redoblante. En un show murguero, un principiante se va a encontrar con un montón de personas con la cara pintada y con trajes de colores enormes y rimbombantes, subidas en un escenario para interpelar y hacerle ver la realidad críticamente a través del humor.
Tuvimos la oportunidad de conversar con el director de la Catalina, Yamandú Cardozo, quien nos contó en qué han estado en los últimos años, qué implicancias tiene ser una murga que salió de Uruguay, las diferencias entre presentarse en carnaval y fuera de este, sus sentimientos hacia la murga en Chile y algunos adelantos sobre el show del 19 y el 20 de mayo.
¿Cómo estás? ¿Cómo va tu semana?
Bien, bien. contento con la semana. Rara desde un tiempo a esta parte, que es la de preparar un viaje, ¿no? y moverse fuera del país y volver a preparar la gira, a lo que estaba tan habituado este colectivo, se volvió una cosa excepcional de nuevo. Además de los trámites realmente nuevos, validar el esquema de vacunación, todo ese tipo de cosas nuevas post pandémicas a las que nos estamos habituando y que nos tienen un poco bajo estrés, pero contento porque eso significa que dentro de poco volvemos a girar y la gira para este grupo ha sido una gran parte de su vida.
¿Esta va a ser su primera salida internacional desde que empezó la pandemia?
Esta va a ser la primera de este año. Hicimos un cruce muy breve a Argentina, a Buenos Aires el año pasado, después de un año y medio de nada absolutamente. Y ahora con este nuevo espectáculo es la primera vez que empezamos a girar, así que arrancamos en Chile esta primera parte de las giras del año.
¿Qué tiene de distinto y qué tiene en común el presentarse dentro o fuera del carnaval? ¿Qué elementos confluyen y qué elementos quedan fuera?
Hay, de pique, un cambio que es sustancial, que es el de la info y el contexto que el público carnavalero tiene inmediatamente. No solo de la data, que es más de la coyuntura inmediata, sociopolítica del Uruguay, la materia prima de nuestros espectáculos. Porque, por mandato legal, digámosle así, y real de la murga, tiene que hacer eso, tiene que elaborar sus caricaturas con el barro de la realidad habitual de los uruguayos y las uruguayas, o por lo menos es la murga que también nos gusta hacer. Desde ahí hay un montón de data y de info que hay que, o bien, re contextualizar, compartir elementos que permiten hacer el humor de manera efectiva y que permiten la comprensión y que, si no están, hay ciertas cosas que sí las podés identificar como humorísticas o abrazar, como cuando ves una serie sin subtitular en un idioma que no entendés, pero hay algo que sentís que hay que reírse. Hay que reversionar el espectáculo, volverlo accesible, que incluya a la gente a la que además vamos a molestar y estamos haciendo prensa para llamar para que vengan. Nos interesa un montón que la gente que vaya no tenga, obviamente, todo digerido, pero sí tenga los elementos necesarios e imprescindibles para poder comprendernos, porque es la base de hacer esto, que suceda el milagro de comunicarnos para estar menos solos, menos solas y que durante lo que dura la función, esa patria nueva que nos inventamos por un rato suceda y sea real y nos incluya a todas las personas que estamos ahí.
Otra cosa que cambia en la gira, es lo que llamamos nuestro “invierno”. Cuando termina carnaval ya, para alguien que es murguista, es el invierno. Aunque climáticamente no se corresponda, conceptualmente es eso. Y no está el concurso de carnaval, entonces el girar en un teatro nos permite romper la estructura tradicional del concurso, el reloj, el minutaje, saltarnos, jugar decididamente a juegos estéticos o textuales o musicales o búsquedas de recursos, discursos artísticos que medio que en el concurso de carnaval tenemos que contrabandear, porque contravienen un poquito las normas o no son los discursos más aceptados. O que están prohibidos directamente, por ejemplo el número de personas que suben a hacer murga, la conformación del plantel y del elenco en carnaval está toda regulada y está toda legislada, el tiempo que vos podés tocar instrumentos armónicos. Entonces, cuando nos largamos a girar, todo lo otro vale. Y si queremos meterle rock y distorsión y si queremos tocar una gaita, bueno, todo se puede. De arranque, la función que vamos al Nescafé no va a durar menos de una hora y media. Entonces también eso la Catalina lo agradece una pila, el hecho de salirse del concurso, de poder rearmar el espectáculo y de exponerlo a ventanas nuevas, a gente que lo mira con otros ojos y desde otra perspectiva. En esas cosas se distingue el invierno.
¿Cómo se han sentido frente al público chileno en ese sentido?
Abrazadísimos y abrazadísimas, increíblemente comprendidos como colectivo, nos entendieron un montón de cosas. Entonces eso hace que nos sintamos también con mucha gratitud y, además, también que nos volvamos cada vez con muchísima más esperanza de la que llegamos, porque entonces somos dos pueblos que, a través de una expresión artísticas se dan cuenta que son más parecidos de lo que pensaban y eso siempre es re esperanzador para mí. Y después una cosa nueva que nos está pasando es que cada vez más, aunque, si bien es un ghetto cultural, empieza muy lentamente que la gente de Santiago y de Chile a ejercer la murga uruguaya y entonces hay público conocedor y eso es increíble. El género murga, lo bueno que tiene en sus desembarcos es que se adapta super rápido, es una planta muy peligrosa, porque prende super rápido, es una semilla super resistente.
Claro, en Chile tenemos una que otra murga, yo diría que son un poco más de 15 distribuidas en todo Chile.
Yo te juro que se enriquece un montón este género, porque hay un montón de gente que hace ahora este género con sus acentos, con sus modalidades, con sus maneras, pero a su vez también, con su rítmica y con su expresión también tan honesta y tan representativa, entonces eso empieza a mezclarse y empieza a aparecer a resonar también acá. Y alguien se pone a investigar y también entonces de regreso, la función de retroalimentar empieza a suceder y empieza la murga uruguaya a nutrirse de lo que, en su diáspora, genera. Porque siento que en el arte no hay que presentar carnet de identidad de nada, no es de ningún país. Sí, surge en un país, volviendo a la analogía barata de la semilla y de la planta, cae ahí, por azar, no sé, entonces aparece una mezcla increíble acá entre la música africana esclava, que se hace libre acá y el tango y qué derecho a qué propiedad tengo yo. Así que yo voto a favor de la utilización, del usufructo descarado de todos los géneros musicales de todo el mundo.
Qué mensaje le podrías dar tú a los murguistas y a las murguistas chilenas.
La murga se hace, se pasa por el cuerpo, se le pone la vida atrás, las horas, y se hace, se termina de gestar, de transformar en murguista con la cabeza llena de chichones de haberse dado contra las paredes artísticas y haberse equivocado, las patas completamente embarradas de haberse metido en cualquier berenjenal. Parece que se hace así y, más que consejo, agradecimiento por el amor, por el respeto a este género y por mantenerlo andando, vivo, por exigirle, por pedirle, por integrarlo a sus vidas y por hacer cosas en colectivo, que para mí es la gran revolución a nuestro alcance y a la que le he dedicado mi vida entera. Es lento, es exasperante, es dificilísimo. Y los ensayos y la hora y que el compromiso y las posibilidades que tenemos para darle y el tiempo. Entonces, a alguien que hace murga desde ahí, bueno, agradecerle, felicitarle y si algo pudiera yo alentar es, bueno, a intentar hacer que las fronteras de lo que define la murga como un género sean lo más flexible posible. Dirían que le metan de todo, que la mezclen con todo. Nos pasa muchas veces que hay un montón de gente que la primera murga que escuchó en su vida fue la Catalina, porque somos seguramente la murga que más ha salido y que ha tenido otra notoriedad en otros lugares del mundo. Es una murga que tiene su espectáculo traducido a no sé cuántos idiomas, es inédito eso. Pero ni loco es la única murga, ni la única murga que hay hoy, ni que hubo, ni que va a haber. Me encanta y nos encanta que vengas, que estés, que gastes tus mangos en una entrada y que nos acompañes. Por necesidad, la Catalina es una murga desesperada por comunicarse. No sé, “¿qué hacemos?” y a nuestro mánager se le ocurrió la locura de “bueno, hagamos una gira mundial”. ¡A traducir los espectáculos! Y Yamandú a reunirse con los productores de Japón o con la señora que nos iba a traducir al sueco. Lo digo con alegría porque no es de mérito nuestro, pasó, sucedió así, la murga tenía vocación exploradora, el hecho de que la tomaran, no sé, bandas de rock importantes, desde Decadentes hasta León Gieco o el cantante de una banda de metal, de Animal. Entonces le llega a gente que ni en Uruguay tiene nada de conexión con la murga.
Háblanos del show del 19 de mayo.
Vamos ahora a Santiago, al Nescafé, que es un teatro en el que nos sentimos con tremenda comodidad, porque es realmente muy lindo, se siente muy bien desde arriba del escenario, la gente de la técnica ya nos conoce, tenemos ahí caminos de afecto que están buenísimos también. Y Valparaíso, volvemos a la universidad Santa María, ¡divino! Y es una ciudad que nos encantó. Va a estar divino. Por lo menos desde la emoción de volver a estar, ya está sucediendo ese viaje.
¿Qué podemos esperar del show?
El bicho humano vuelto a poner en el centro total de todas nuestras caricaturas. Porque además de la gran parte de “La involución de las especies” que vamos a presentar, el espectáculo va a estar complementado con el otro espectáculo que tampoco pudimos girar que fue “Amor y odio” y que también tiene un montón de puntos en común porque básicamente en los dos está el bicho humano ahí en nuestro auto paredón, de alguna manera. Estamos reflejándonos en esa caricatura. Una Catalina visualmente mucho más colorinchuda que nunca, me gustan muchísimo estos trajes, me gusta la estética y un concepto de espectáculo que tiene muchísimas más preguntas que respuestas. Para alguien que nunca había ido a una murga uruguaya, que se imagine una especie de comedia musical de estas como en las que la gente se pone a cantar con paraguas en la mitad de la calle de la nada, bueno, lo mismo, pero con mucha caricatura social, con mucha crítica a nuestro contexto latinoameticano y a nuestra manera actual de seguir organizándonos como colectivos humanos. Sin duda que quien vaya, estaría bueno que sepa que todas esas caricaturas no es que porque vengan de un elenco uruguayo les van a pasar como piedras ajenas, seguro que alguna les va a tocar. Capaz que hasta, se nos ofenden o se nos incomodan. Bueno, sepan que contamos con vuestra complicidad que estaría buenísimo que se animen a ir a mirarse y a encontrarse. Yo, eso sí, les puedo prometer que no van a quedarse como personas ajenas a lo que suceda. Les copará más o menos, les conmoverá, les hará reír o no, pero sin duda no les va a quedar un show ajeno.