Chinoy en el Cariola, de la de palo a la eléctrica.
Por Pamela Cabello L.
Fotografías: Francisco Aguilar A.
Este lugar tiene una energía muy especial, no puedo dejar de mencionar lo que me pasa cada vez que lo visito, el Cariola evoca la magia de los años en el arte colmaba este bello anfiteatro.
Bueno, a lo que nos convoca, con sonidos nuevos a lo que estábamos acostumbrados, su música ha ido evolucionando con el pasar del tiempo, sin embargo, no ha dejado esa particular esencia que lo caracteriza. Chinoy nos presenta un avance de su trabajo más rockero, aunque siempre siendo la trova su soporte, la voz desgarrada, el rasgueo de su guitarra y lo potente de sus letras, esta vez se ven acompañadas por sonidos de batería, bajo y teclado, que emocionan igualmente al público. A pesar de que éste pedía en varias ocasiones que tocara su guitarra de palo, petición a la que sólo acudió cuando declamó un poema, acompañado de sonidos de un instrumento bastante similares a los de un arpa.
Llama la atención, la participación de un chico argentino, que nos deja boquiabiertos, plantado en el escenario, con su guitarra de palo y su clara y potente voz, que dan ganas de seguir escuchando, quien menciona que conoció a Chinoy hace un mes y “le voló la cabeza”, que es un afortunado de estar aquí. Son estos momentos que nos hacen pensar en que las calles están llenas de arte aún sin ser conocida.
Como dijo el chico argentino, Chinoy “te vuela la cabeza” y esta vez no lo dejó de hacer, a pesar de su cambio, sigue provocando esa contracción en el pecho al escucharlo. Sin duda alguna, uno de los mejores exponentes de la radiografía de nuestra música nacional.
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