Un viaje de 32 minutos en el debut de los chilenos; un álbum que cuenta con la euforia del vivo y la intimidad de lo personal. Exploración pop y colaboraciones artísticas imperdibles en uno de los largos más esperados del género, pensado y dispuesto para escuchar en orden y de corrido.

La calma misteriosa que han disfrutado explorar por años. La agrupación chilena responsable de renovar el pop nocturno del sur del mundo Chicarica, presenta su primer disco; una placa pensada para escuchar de corrido tal como en los viejos tiempos. Un viaje contínuo donde una serie de relatos se agrupan entre capas envolventes y experimentaciones que transitan la electrónica, el pop y lo ambiental.

Luego de abrir esta historia con «ay tentación», ampliar la propuesta con «hermoso final», revelar el nombre del álbum con «arde lento» y terminar la espera con «diamantes ✧✧», la banda compuesta por Lorena Pulgar, Felipe Zenteno, Santiago Farah y Martín Pérez Roa habitan espacios abiertos en el mismo nivel en que se reconfortan en la intimidad musical; una muestra madura de su arte que es más bien una experiencia variada en sonidos y visuales, un trabajo engrosado por la colaboración junto al destacado ilustrador chileno, Gabriel Garvo, a cargo de darle dimensiones cinematográficas a chicarica.

“Hicimos este disco sin pensar en lo que podría salir. No tuvimos un concepto predefinido a la hora de hacer las canciones, sólo queríamos traducir nuestra búsqueda musical actual que tiene que ver con lo que hemos hecho en vivo pero que no se limita a eso, si no que lo toma como un punto de partida. Te acompaña en cualquiera de tus estados, ojalá entrada la tarde y con un poco de frescor”, cuentan sobre los 12 tracks que conforman su primer largo, que viene a suceder a un celebrado cortaduración del 2018 titulado «dale mami».

Canciones como «no pide rescate», «✄”, piensa en mí», «invierno en mi vaso» y «té», junto a Catana quien “fue capaz de traducir en palabras el imaginario de esa canción», según la agrupación, amplían el universo de chicarica, quienes con su propuesta logran poblar rincones abandonados en la música contemporánea, como la construcción de un relato largo y de disfrute continuo, sin olvidar las infinitas posibilidades que entrega la corriente electrónica y sus digitalidades. Un debut ansiado que sirve como escape al confinamiento, un disco inmenso capaz de habitar en la intimidad de cuatro paredes, una combustión sin apuro en manos de una de las revelaciones de Latinoamérica.