28 de marzo 2024.
Por Carla Valdebenito.
Fotografías por Tamara Urrutia.
Siete de la tarde en punto y el exterior del Teatro Municipal de Santiago se comenzaba a teñir de celeste y plateado, aún la luz del sol nos acompañaba sin darnos tregua alguna con su calor palpitante en nuestra cara, pero, nada importaba, dentro de unas horas seriamos testigos de uno de los sueños de la artista Cami: llenar el Teatro más importante de nuestra ciudad. El tiempo avanzaba y el cúmulo de gente era cada vez más evidente, todos con el mismo propósito, que era sin duda, disfrutar de esta nueva era, pues ya no veríamos tan sólo a Gallardo, sino que también a Anna, el nombre con que se define nuestra protagonista de la velada.
La noche caía y la fila comenzaba a tomar forma, la ansiedad entre los asistentes era evidente, ya faltaba cada vez menos para llegar a sus asientos y vivir la experiencia con altas expectativas, mal que mal, no todos los días los artistas nacionales tienen la oportunidad de demostrar su talento en el Municipal de Santiago. Ya dentro del lugar, la energía se sentía con más fuerza, por unos minutos sólo se escucharon los gritos sigilosos de la gente que sólo quería que comenzara el espectáculo, hasta que llegó el momento. Todo el lugar se tiñó de negro, con un silencio absoluto y oscuridad que se vieron corrompidos por la presencia de ella, Cami. Con un vestuario de negro y rojo que resaltaba su silueta interpretó “Nacimiento”, lo que probablemente no haya sido casualidad el iniciar con tal canción, ya que así se vivió el inicio del show, como un nacimiento, pero esta vez musical.
La noche se sumergía en un misterio cada vez que sonaba el inicio de cualquier canción, cada interpretación, era un viaje de ida sin retorno hasta el alma de la artista, así se sintió. Anna esta noche, estaba más alucinada que nunca, pero no sólo ella, los fans que desde los balcones del lugar observaban con expectación mientras que interpretaba “Luna” “Ven” y “Poca Fé”, canciones que los fans abrazaron como un regalo al cantarlas ya que corresponden a sus discos anteriores. Las luces sin duda fueron las protagonistas del show, quienes ayudaban a ponernos a tono con el ambiente, cada destello y reflejo de colores se fundían junto con la hermosa voz de la artista que, por momentos nos atrapaba con cada nota que salía de su boca.
Por un momento, el Municipal se sintió más lleno que nunca, entre saltos y gritos llegó un espacio para el silencio como una especie de pausa que nadie se esperaba, Anna apareció desde lo más alto vestida de rojo carmesí para regalarnos “Gracias a la vida” a capella, sólo ella y su resplandeciente voz que, sin duda emocionó a más de alguno de los que estaban ahí. Dejando claro que no sólo logró conectar con ella misma, sino que también con el resto. La lista de canciones era amplia, como un sutil recorrido por su carrera, pero con otros ritmos, otras bases, llegó el momento probablemente, más esperado por todos “Querida Rosa” una canción que como bien dijo ella “conecta con sus desconocidos” y es que esta canción es una de las más esperadas siempre, y que pocas veces nos regala.
Pero la noche no tuvo sólo esas sorpresas, de repente, como una aparición celestial, Bronko Yotte se unió al escenario con su poderosa voz, acompañando en “Que Bueno Que Llegaste” uno de los últimos lanzamientos en colaboración que dejó a todos arriba, para luego dar paso a su última sorpresa, un espacio con cuencos que la misma artista tocó mientras de su boca salía la frase “Tengo un poder en mí”, espacio que logró conectar con el corazón de todos. Una velada cargada de amor, talento y alma que nos mostró las sombras y las luces de la artista que nos envolvió en lo más profundo de su ser con cada interpretación con esta nueva era, que sin duda se quedará para siempre.
Setlist:
Nacimiento
Mía
Monstruo
La Despedida
Piernas de Agua
Luna
Ven
Poca Fé
Alturas
Gracias a la vida
Anastasia
Un Lugar
Querida Rosa
Que Bueno Que Llegaste
Tocame
Alucinando
Pena Negra
Ganadora
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