Brujería y Lockup en el Teatro Ex Mundo Mágico: larga y estridente vida al rock & roll
Chargola Fuckingfest, 30 de marzo 2019.
Por Rodrigo Guzmán.
Fotografías por Javier Martínez.
De un tiempo a esta parte y cada cierto tiempo, vienen sucediéndose distintos festivales de metal aquí en la capital. Si bien el rock & roll ya no domina el mainstream como ayer, tal como se ha mencionado hasta el hartazgo, no es extraño ver de vez en vez cómo diferentes instancias musicales ligadas al espectro sonoro más metálico de la música agotan todos los tickets disponibles para los shows. La relación de Chile con el metal es un romance antiguo e intenso. Se sabe. Los productores traen conjuntos reputados para ensordecer a quien quiera oírlos y la fanaticada chilena responde. Si cabe duda de esto, pregúntenle a Maiden.
Tal fue el caso de Chargola Fucking Fest, que se llevó a cabo en el Teatro ex- Mundo Mágico. Casi una ironía. La fecha celebró el cumpleaños del productor chileno Jorge “Chargola” Hurtado, quién para su aniversario 50 quiso organizar una fiesta de aquellas. Dentro de las bandas que se presentaron en el festejo, el cabeza de cartel no fue nada menos que Brujería, acompañado del conjunto británico LockUp.
Como toda celebración de proporciones, la jornada vio su inicio temprano. A eso de las 19:45 hrs. el primer conjunto en subir al escenario fue Primitivo, agrupación nacional formada el año 2005, cuyo sonido brutal, acelerado y grooveado fue muy bien recibido por una modesta concurrencia que, sin embargo, iría ampliándose con el pasar de las horas. El quinteto nacional demostró en 30 minutos lo mejor de su discografía. Cortes como “The Last Domination”, “Caos Total” y “Demential Control” fueron la evidencia de un death-trash metal que se manifestó entre beats rapidísimos, riffs aplastantes y voces guturales, cuya recepción en el público fue cálida y abierta. Corte a destacar: “World Destroyer”, cuya frenética línea rítmica vino a sintetizar la propuesta sonora de los puentealtinos. El groove fue un elemento transversal y omnipresente en toda la presentación de los nacionales, sin embargo fue en dicho corte donde la potencia de un break down cargado al death metal se pudo apreciar en su máximo esplendor. A pesar de algunos desperfectos en la amplificación de la caja, que a ratos tendía a volverse inaudible, lo de Primitivo fue una grata muestra de metal nacional, con actitud y contundencia.
Tras la actuación de los nacionales, vino la presentación de Exterminio, conjunto trasandino que a eso de las 20:30 hrs. subió al escenario a entregar lo suyo. Con una mezcla que ellos mismos catalogan como brutal-death grind, los argentinos saturaron el pequeño espacio del Teatro ex Mundo Mágico. Si bien las comparaciones son odiosas, urge mencionar que en el caso de Exterminio, los treinta años de oficio musical se notan en la contundencia de su sonido. Tras la batería de Juan Calvete se pudo oír toda la corpulencia que un baterista puede extraer de un bombo. En el pecho se sintió como un par de martillos la pedalera del trasandino, que junto a sus compañeros dieron rienda suelta a unos sonidos tan pesados como grooveados. Si este término aparece una y otra vez a lo largo de esta reseña es porque, en efecto, todas las bandas que se presentaron en Chargola Fucking Fest utilizaron este recurso rítmico que obliga al headbanging sin más. Y en el caso de Exterminio, la utilización de este recurso fue notable. Un buen ejemplo de ello fue «Picala, peinala y tómala», que en su estructura incluso hace uso de un armónico entre ciertos riffs que en algo recuerdan a los primeros trabajos de Machine Head. Notable y versátil también fue la actuación de Fernando Grippo en voz, cuya técnica vocal transitó sin mayor problema desde el gutural mas profundo, rayando en el pig squeel, hasta el screaming más agudo, propio más bien del black metal. Cabe consignar que en un principio, el conjunto tuvo una recepción algo apática por parte del público. Sin embargo, al llegar al término de su presentación, Exterminio cosechó sinceros aplausos y vítores gracias a una actuación sólida, potentísima y cargada al grindcore en los últimos cortes interpretados. Un detalle: mientras los trasandinos se despiden, suena por los altoparlantes “Por una Cabeza”. En conclusión: Alta banda. Tal como diría un porteño más.
Ya hacia las 21:30, Dorso subió al escenario. Qué se puede decir del conjunto liderado por Pera Cuadra. A estas alturas, la agrupación nacional cuenta con el status de banda de culto. Desde su labor pionera en la escena metalera chilena allá a mediados de los años ochenta, hasta idear y explotar un sello propio y muy original, que combina jazz, metal progresivo, grindcore y death metal con referencias gore junto a un imaginario mitológico-legendario proveniente de la cultura popular chilena. Resultado: un cancionero idolatrado por los parroquianos mas vieja escuela del metal chileno.
Una vez sobre escena, Pera Cuadra y compañía interpretan todos los clásicos del conjunto. El setlist es, cómo no, infalible y sui generis. Abren con “El Espanto surge de la Tumba” pasando por “Abducción”, hasta llegar a “Deadly Pajarraco”, corte interpretado, según el mismo Pera Cuadra, “para que punketeen, hardcoreen, grindcoreen”. El teatro ya se encontraba a dos tercios de su capacidad, mientras que el público coreaba cada uno de los cortes. Al llegar a «Horrible Sacrifice” el público salta y festeja como solo en un concierto de Dorso se puede celebrar. La fiesta gore continua hasta llegar a su cierre con “Silvestre Holocaust”. A las 22:25 Dorso abandona el escenario tras una hora exacta de música y Pera Cuadra se va agradeciendo el cariño y la buena onda. El sentimiento es mutuo en el público, mientras vitorean a uno de los conjuntos más originales y reputados del metal chileno.
Con un 3/5 de la velada cumplida, hizo su aparición LockUp. Nada más surgió sobre escena el legendario guitarrista Anton Reisenegger y los asistentes lo aclamaron sin más. Lo de LockUp, fue nada mas que una tromba. Un ciclón grindcore que no dejó nada a su paso. O quizás sí: las ganas de desmadrarse con los más esperados de la noche, los dementes aztecas Brujería.
A pesar de la violencia y estridencia del grupo británico, habría que consignar cierto detalle. Todo el groove que propuso Primitivo, Exterminio y Dorso, se desvaneció con lo mostrado por LockUp. A lo largo de su presentación, el conjunto de origen inglés se guió a través de notas largas y cuantiosos blast beat en cada una de sus canciones. Esto a ratos generó un barullo instrumental indistinguible, cosa que a fin de cuentas no quitó el sueño a ninguno de los asistentes al Fucking Fest, porque, básicamente, así es el grindcore. En la presentación de LockUp se sucedieron de manera vertiginosa “Necropolis Transparent”, “Acelerated Mutation”, “Triple six Suck Angels”, “Darknes” y “Afterlife in Purgatory” a modo de cierre. Tras el zumbido brutal de LockUp, los asistentes quedaron al filo y a punto para disfrutar el número principal.
A eso de las 23:40 Brujería subió al escenario. Locura total. Anton Reisenegger y Share Embury se repitieron el plato. Y sin más abrieron con “Cuiden a los niños”, para pasar de inmediato por “La ley del plomo”, justo para desatar el headbanging general. Luego de esto vino “Lord Nazi Ruso”, “La migra”, coreada a todo pulmón, “Echando chingasos” y la brutalidad desquiciada de “El desmadre”. Todos al unísono vociferaron “y los vicios son mis padres”, tal como vocearon “Consejos Narcos”: “La migra no/Con güeros sí/Con negros no/Marihuana sí/El polvo no/Narcos sí/La chota no”. Y si todos pensaban que Juan Brujo y compañía entregaron lo que el público quiso escuchar, entonces todo se volvió caos y profecía con la interpretación de “Pito Wilson”, también conocida como “Raza Odiada”. El surgimiento del fascismo y la xenofobia encarnada hoy por Donald Trump fue previsto por Brujo y compañía hace 24 años atrás, cuando el gobernador Pete Wilson promovió la proposición 187, propuesta legislativa que buscaba negarle a los inmigrantes indocumentados servicios sociales, servicios médicos y educación pública. Desde allí surgió la ira de Brujo y compañía para componer tal himno, cuya vigencia hoy es plena: “Pito Wilson – El rey de racistas – Pito Wilson/ Pito Wilson – Sera presidente – Pito Wilson/ Pito Wilson – Te quiere ver muerto – Pito Wilson/ Pito Wilson – El cristo de odio – Pito Wilson.” Todos los fanáticos gritaron a todo pulmón hasta quedar difónicos, para cerrar con “Matando Weros” y “Marijuana”.
En días donde la atención mediática la hegemoniza el festival Lollapalooza entre derroches de estilo chic y música alternativa, Chargola Fucking Fest montó un espectáculo donde los seguidores del metal nos deleitamos con bandas de grueso calibre y baja afinación. Las presentaciones de los legendarios Brujería y Lockup, junto a los incombustibles Dorso, Exterminio y Primitivo, desplegaron una farra metálica que desbordó las expectativas del público, ante un sonido correcto en general y bajo un espacio que si bien no es el más adecuado para este tipo de fechas, debido a sus banquetas fijas, no presentó mayores problemas para un público que se caracteriza por su espíritu guerrillero y desbordado, entregado y vertiginoso. Un tipo de fanático necesario, imprescindible, para un estilo dotado de una magia salvaje que todo lo posee cuando comienza a vibrar. Por eso, aguante eterno y larga vida al rock & roll.
Setlist:
Cuiden a los niños
La Ley del Plomo
Lord Nazi Ruso
La migra
Echando chingazos
El Desmadre
Anticastro
Marcha de Odio
Revolución
Brujerizmo
Ángel de la Frontera
Consejos Narcos
Colas de Ratas
Raza Odiada (Pito Wilson)
Matando weros
Marijuana
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