Por Constanza Paredes.
Ana Tijoux es sinónimo de muchas cosas: es calle, es experiencia, es esos espacios por donde no muchos se atreven a cruzar, es población y es pueblo, es pobreza, es riqueza espiritual, es la voz de recónditos lugares que construyeron la memoria de la historia de nuestro país, es exilio; Tijoux es una artista que ha sabido posicionar el clamor colectivo de temáticas que no suelen ser populares, ella, en una extrema simplificación, es mujer, es Chile y ha sabido darle voz a nuestro país fuera de las delimitaciones geográficas, llevando el mensaje de que solo nosotros ponemos las fronteras y que debemos escuchar a nuestros ancestros para mantener esto que nos hace pertenecer: nuestra tierra.
Como músico, ha sido una de las primeras mujeres en llevar su sonido a lugares estelares, ha sido reconocida como una exponente de calidad y trayectoria que a través de sus décadas de trabajo ha demostrado que los ritmos urbanos pueden competir de igual a igual con aquellos estilos que son más fáciles de escuchar, como el pop y el rock; Ana Tijoux es fusión, es reinventarse y avanzar, pero es eso y mucho más. Es por eso que tenerla en la nueva versión de Lollapalooza Chile es un privilegio y sinónimo de calidad al mismo tiempo.
Sus inicios musicales están ligados al rap, estilo que se caracteriza por involucrar en sus letras temas complejos como las problemáticas sociales, pero también otros tópicos espirituales y personales, manifestando la vida misma. Desde su retorno al país, debido al exilio de sus padres en Francia, la música estuvo presente en su vida, siendo uno de los primeros acercamientos en el rubro el que estableció con el rapero Zaturno, con quien colaboró por unos años y que más adelante han vuelto a encontrarse en otros escenarios. Posterior a eso, hacia finales del pasado siglo, tuvo gran éxito con el grupo Makiza, banda que le dio una voz más extendida al rap y que dejó canciones que hasta el día de hoy pegan en radios, playlists y fiestas.
En su camino musical todo hacía presagiar que sus alas propias la harían volar lejos, como ella bien dijo en la canción “La rosa de los vientos”: es una trotamundos, pero no olvida sus orígenes. Y su capacidad creativa siguió llevándola a nuevos caminos. Fue así como en el año 2003 dio un gran salto al colaborar con Julieta Venegas, de manera solista, con una canción que la lleva a indagar un lado más romántico y a la que le da calidez con su voz: “Lo que tú me das”, canción que fue parte de la banda sonora de la película chilena Subterra. Pasaron unos años más y su carrera solista siguió avanzando, lanza un sencillo titulado “Ya no fue”, que la desliga del rap y le da versatilidad a su propuesta, pero el proyecto de su primer disco nunca ve la luz; ese mismo año colabora nuevamente con la cantante mexicana en la canción “Eres para mí”, donde vuelve a recitar con una lírica romántica y pensativa que tuvo gran repercusión y llegó a los primeros lugares en varios países de América latina, se podría decir que fue la catapulta de Tijoux, pues su trabajo hasta ese momento brillaba desde la producción y colaboración en producciones nacionales.
Su disco debut se tituló Kaos, trabajo que vio la luz bajo el sello Oveja Negra, quienes han albergado los inicios de grandes exponentes de la música chilena. De este disco quedaron canciones que marcaron una generación y que vio el retorno de sus letras rápidas y pegajosas, con toques de funk, jazz y pop, definiendo un estilo que la acompañaría hasta sus producciones más actuales.
Desde ese entonces su carrera no paró. Posteriormente aparecen discos como 1977, que la llevó a ser nominada a los premios Grammy como mejor álbum de rock/latino/urbano/alternativo, cabe destacar que es un disco biográfico y muy personal, quizás esa marca de su vida fue lo que lo llevó a los primeros lugares y a resonar mucho en las listas de Europa entre los años 2009 y 2010.
No pasó mucho para que viera la luz el siguiente disco titulado La Bala, que enarbola la bandera de la crítica social con un sonido muy trabajado y que dejó marcas en el movimiento estudiantil del año 2011, pues fue un disco que se convirtió en el himno de aquellos que luchamos por alejarnos de la doctrina del shock. Las temáticas políticas de sus canciones funcionaron como reflejo de un lado del que nadie hablaba y que dio pie a que las luchas sociales tomaran fuerza y sonaran en la radio a través de artistas como Ana Tijoux y Jorge Drexler, quien colaboró en una de las canciones llamada “Sacar la voz”, por la cual fueron nominados a los Grammy como mejor canción urbana.
La lucha social siempre ha estado presente en su trabajo y el año 2011 fue uno donde mayor participación tuvo, pues en pleno apogeo del movimiento estudiantil recorrió liceos y colegios generando tocatas para recaudar fondos en pro de las actividades que se llevaban a cabo para las exigencias del movimiento. Pero la lucha estudiantil es solo una de sus luchas personales, la desigualdad social y los derechos de la mujer son constantes en las letras que traducen sus pensamientos a canciones; la imagen femenina independiente siempre ha resonado en su trabajo y quizás como reflejo de ese sentir es que aparece el disco Vengo, el 2014, convirtiéndose en su último trabajo discográfico y que dejó una muestra de la cultura latinoamericana, sus ritmos, instrumentos y voces del pueblo. Las canciones “Vengo”, “Mi verdad” y “Antipatriarca” son las que más generaron ruido en el ambiente, principalmente por sus letras duras y llenas de sinceridad que no buscan maquillar a la sociedad, sino más bien mostrarla desde la perspectiva de aquellos que no tienen voz, mostrando cómo se vive y cómo se supera la adversidad, declarando que el color de la piel, estrato social o el género no dividen a nadie.
Ana María Tijoux Merino es una compañera, aliada, talentosa exponente de la música chilena que no se deja oprimir por nada, ni siquiera por las críticas sin fundamentos sobre su color de piel y procedencia que surgieron en algún momento, es una mujer que da la mano a otras para seguir avanzando y demostrar que la voz de aquellas que quizás se ven como las débiles de la sociedad es todo lo contrario a eso, porque la mujer está presente cada vez más y por eso es que su vigencia en el mundo de la música es tan importante. Este 31 de marzo tendremos el privilegio de escucharla una vez más en Lollapalooza y de poder ver el trabajo y esfuerzo de una mujer ejemplar en uno de los escenarios más importantes del mundo de la música.