11 de abril 2025.
Por Carlos Barahona.
Fotografías por Javier Martínez.
En la antigüedad, la alquimia era considerada una ciencia mística que buscaba la transformación de la materia común en algo sublime, a menudo en forma de oro. Este proceso requería una comprensión profunda de los elementos, su interacción y la habilidad de convertir lo simple en extraordinario. En este contexto, el alquimista no solo buscaba dominar los materiales, sino también trascender el conocimiento conocido para alcanzar una perfección que desbordara los límites de la ciencia y la magia. De manera similar, Alex Anwandter, está logrando encontrar propio oro, aprendiendo a mezclar con maestría los elementos más dispares del sonido y la emoción. A través de sus composiciones, logra crear una mezcla exacta de ritmos, géneros y sensaciones, una mixtura sonora que transforma la experiencia musical en una conexión emocional profunda y única.
Los conciertos de Alex no son solo un recital; son viajes en los que a través de las emociones humanas más fundamentales, fusiona sonidos de diversos géneros para lograr una experiencia sonora de una precisión asombrosa. Así, su proceso creativo no solo está enfocado en la creación de canciones, sino en un arte más profundo: el de conmover y emocionar. En este espectáculo, la alquimia se construye en dos elementos esenciales: el llanto y el baile. A lo largo de su presentación, el público se sumergió en estas dos grandes temáticas, experimentando el sufrimiento y la euforia con una intensidad rara vez vista en los escenarios.
La primera parte del concierto se centró en el «Llanto», esa vertiente de la música que nos lleva a la reflexión, a las emociones más profundas y a la conexión con nuestras vulnerabilidades. Al abrir con “Te enamoraste”, el intérprete ya nos lleva de la mano hacia ese mundo introspectivo donde el dolor y la belleza se encuentran en una danza silenciosa. Las melodías suaves, acompañadas de letras que exploran el desamor y la fragilidad humana, crearon una atmósfera casi onírica, donde cada acorde resonaba en lo más profundo del alma. Lo que también se refleja en el look de Alex: traje negro, camisa blanca, una rosa del mismo color en el paletó, la cara pintada de blanco y un cigarro en la mano, lo que nos lleva a imaginar a grandes artistas como Raphael o Sandro en alguno de sus filmes más icónicos.
«Fin de semana en el cielo» añadió un matiz de melancolía delicada, como si el paso del tiempo se diluyera en la canción, un tema que evoca ese sentimiento de nostalgia que nos acompaña cuando pensamos en lo que hemos perdido o dejado atrás. La interpretación vocal de Anwandter, llena de emoción contenida, realzó la sensación de fragilidad y esperanza a la vez. «Malinche» fue otro punto álgido, donde el artista se sumergió en una de sus exploraciones más profundas sobre la historia y la identidad, utilizando la figura de La Malinche para comentar sobre el sufrimiento colectivo y el peso histórico.
“Tatuaje”, con sus compases oscuros y lírica introspectiva, llevó al público por un sendero de dolor personal, mientras que “Que se acabe el mundo, por favor” intensificó la sensación de desesperación, un grito por el fin de las cargas emocionales que todos cargamos en la vida, pero en versiones en las que el artista brilló liderando su versatilidad al ritmo de un piano. Con «Cordillera» y «Axis mundi», en versiones solo hechas con solo con guitarra en mano, logró crear una atmósfera densa, pero cargada de una belleza sombría. Ambos temas fueron acompañados por una puesta en escena impecable, donde la iluminación reflejaba perfectamente esa sensación de estar atrapados en un espacio suspendido, donde el sufrimiento se convierte en algo tangible.
Uno de los momentos más esperados de la noche llegó con «Intentarlo todo de nuevo», un tema cargado de una emotividad única, – un homenaje a la grandilocuencia de Juan Gabriel con canciones como “Así fue” – que resonó profundamente en el público, invitándolos a reflexionar sobre la resiliencia humana y las segundas oportunidades. «Tormenta» continuó con ese tono reflexivo, donde la furia emocional que expresaba la canción se convirtió en un respiro para muchos. Finalmente, “Dime precioso” fue una más de las joyas de la noche, un estreno en vivo que causó una conmoción palpable en el Teatro Caupolicán. La canción, llena de matices emocionales, mostró una vez más la capacidad de Alex y su banda para mezclar lo moderno con lo clásico, llevando a sus oyentes a un lugar de catarsis profunda. Con “Vanidad”, Anwandter cerró esta primera parte de su concierto, una canción que no solo habla del ego y la apariencia, sino que invita a la reflexión sobre la vanidad como un mecanismo de defensa frente al dolor. La ejecución fue impecable, con un ritmo que atrapó al público en su red emocional y sonora.
Con la transición hacia el «Baile», la atmósfera del concierto cambió radicalmente. La alquimia de Alex se desplazó de las emociones profundas hacia una explosión de energía, ritmo y euforia. Este segundo acto del concierto fue una oda a la liberación, donde los cuerpos se entregaron al movimiento, dejando atrás las sombras del llanto para abrazar la alegría de la danza. “Pueblo fantasma” y “No te puedes escapar” abrieron este segmento del show, con un ritmo envolvente que mantenía a la audiencia en movimiento, mientras que “Precipicio” ofreció un giro hacia la reflexión más profunda, pero sin perder la fuerza que el baile exige. Es una canción que rememora el soul y el funk, muy en la línea de ese gran programa televisivo que fue “Soul Train”.
La participación del público se hizo más intensa con “Unx de nosotrxs”, un himno inclusivo que resonó con la comunidad presente. La letra, tan directa y cargada de significado, hizo que cada palabra se sintiera como una manifestación colectiva. En “Ahora somos dos”, la sensación de complicidad entre el artista y su público alcanzó su punto máximo, mientras que con “Prediciendo la ruina” el ambiente se cargó de una tensión palpable, anticipando el clímax de la noche.
Con “Gaucho”, el público se entregó por completo a la energía de la música, celebrando el baile y el goce del presente. La canción, que en su letra mezcla del folclore latinoamericano con el pop más moderno, fue un claro ejemplo de la capacidad de Anwandter para fusionar lo tradicional con lo contemporáneo, creando una atmósfera única, rememorando esas reversiones que la escritora argentina Gabriela Cabezón Camara hace en su libro “Las aventuras de la China Iron”. “Traición” y “Shanana” continuaron esta línea de alta energía, con letras que exploraban temas de amor y desamor, pero siempre con un ritmo que invitaba al público a moverse, a disfrutar sin restricciones.
“¿Qué piensas hacer sin mi amor?” fue una de las canciones más celebradas de la noche, un himno de desamor que, paradójicamente, llenó de vida el espacio con su ritmo pegajoso. Con “Siempre es viernes en mi corazón”, “Locura” y “¿Cómo puedes vivir contigo mismo?”, Alex demostró su maestría para crear himnos de fiesta que se sienten eternos, canciones que invitan a vivir el presente y a rendirse al placer del momento. La noche llegó a su fin con “Paris, tal vez?” y “Toda la noche” cerró el concierto de una manera épica, una canción que encapsula todo lo que ha logrado en su carrera: la habilidad de mezclar géneros, emocionar y conectar con su público de una manera única.
Al igual que los antiguos alquimistas, el ex Teleradio Donoso ha encontrado su propia piedra filosofal: una mezcla perfecta de emoción, ritmo y expresión que logra transformar cada nota en algo más grande que la suma de sus partes. En este concierto, el artista demostró que la música, como la alquimia, no solo se trata de combinar elementos, sino de comprender cómo esos elementos pueden interactuar y convertirse en algo que trascienda. Al mezclar el llanto y el baile, no solo se crean canciones, sino momentos de transformación personal y colectiva. Como todo alquimista que deja su huella en la historia, Alex Anwandter sigue perfeccionando su arte, logrando que cada presentación se convierta en un ritual de emociones puras y vibrantes, un verdadero oro sonoro que dejará una marca imborrable en aquellos que lo experimentan.
Setlist
Llanto:
Te enamoraste
Fin de semana en el cielo
Malinche
Tatuaje
Que se acabe el mundo, por favor
Cordillera
Axis mundi
Intentarlo todo de nuevo
Tormenta
Dime precioso (Live debut)
Vanidad
Baile:
Pueblo fantasma
No te puedes escapar
Precipicio
Unx de nosotrxs
Ahora somos dos
Prediciendo la ruina
Gaucho
Traición
Shanana
¿Qué piensas hacer sin mi amor?
Siempre es viernes en mi corazón
Locura
¿Cómo puedes vivir contigo mismo?
Paris, tal vez?
Toda la noche
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