Alan Parsons en Chile: concierto de lujo en el Teatro Caupolicán
9 de octubre 2016.

Por Bernardita Ovalle.
Fotografías por Juan Pablo Maralla.

Para todo aquel que se considere un conocedor y amante de la música, no puede, al menos, no haber escuchado el nombre de Alan Parsons. Yo debo ser honesta. Tenía un leve bagaje sobre su carrera, partiendo por haber escuchado uno que otro tema y claro, cómo no conocer sobre su gran curriculum musical en el que se incluye su trabajo como ingeniero de sonido y artífice de monstruosos discos, entre ellos nada más y nada menos que los emblemáticos “Abbey Road”, de The Beatles y “The Dark Side of the Moon”, de Pink Floyd, personalmente uno de los más espectaculares álbumes de todos los tiempos. Pero más allá de estos antecedentes, no conocía especialmente su historia.

Con estos antecedentes fue que me enfrenté a verlo en vivo por primera vez, siendo mis expectativas altísimas para tal nivel de músico. Además, para crearme más expectación, tomé como compromiso personal el empaparme de su carrera musical. Gran desafío considerando que su discografía abarca 12 álbumes y comenzó en 1976 con The Alan Parsons Project, en compañía del compositor y cantante Eric Woolfson. Partamos diciendo que mis expectativas, en todo sentido, se superaron con creces al ver su presentación sobre el escenario. ¿Por qué? He aquí la explicación.

Eran las 21 horas y el Teatro Caupolicán aún no estaba en su lleno total. La gente seguía ingresando y todo hacía parecer que la presentación se atrasaría un buen rato. A eso de las 21:20, ya con todos los asistentes instalados, la impaciencia comenzó a apoderarse de ellos, que comenzaron a aplaudir y gritar bajo la expectación de ver a la banda sobre el escenario. Exactamente 20 minutos después, se apagaron las luces y comenzaron a instalarse los músicos, reemplazando esa inquietud por aplausos que hacían al teatro venirse abajo, y que se intensificaron y se hicieron notar aún más con la aparición de Parsons.

Imponente personaje- calculo que debe media cerca de dos metros de altura- que se instaló en el centro del escenario, pero atrás de primera línea, lugar en que se situaron los siete músicos que lo acompañaban, cada uno con su sello y estilo personal. Comienzan a sonar los teclados de “I Robot”, single del segundo álbum editado en 1977, y que lleva el mismo nombre, y se crea una atmósfera hipnótica con los teclados como protagonistas y un cuidadoso arreglo de sonidos sintetizados, que demuestran la maestría y perfeccionismo de Parsons como ingeniero de sonido.

Y es que se nota que lo suyo es la genialidad tras la mesa de control y no el ser un showman en escena. Pero es en estas situaciones, donde la calidad de los músicos es tan grandiosa, que todo lo demás pasa a segundo plano, como las gráficas que acompañan la presentación, que en este caso estuvieron ausentes y fueron reemplazadas por un simple telón negro como fondo. Además, se debe hacer un especial alcance a los músicos que acompañan a Parsons sobre el escenario, que saben llevar con increíble perfección el ritmo de la presentación, con una sincronía que hace que las canciones suenen prácticamente iguales que en los discos.

Terminando el segundo tema se escucha por primera vez la voz de Parsons, quien parte con un “Buenas noches Santiago, thank you!” para luego deleitarnos con “Don’t Answer Me”- interpretada originalmente por Woolfson- junto a las voces secundarias de todos sus músicos y de todos los asistentes del Caupolicán, conocedores de absolutamente todas y cada una de las letras.

En ese contexto, hace tiempo que no iba a un concierto donde se creara una atmósfera tan agradable y tan intensa entre artista y público. No había canción que no conocieran, que no corearan y que no ovacionaran, siendo esto retribuido por los artistas con bromas y constantes agradecimientos. Un público fiel y entendido, compuesto en su mayoría por adultos, de esos que crecieron con el rock progresivo y que lo conservarán en sus venas hasta el fin de los tiempos.

Fueron en total 22 temas que se pasearon por la extensa discografía del artista, que comenzó con The Alan Parsons Project y continuó como solista. No sabría diferenciar cuál de todas las canciones fue la más ovacionada, lo que sí tengo claro es que el repertorio fue perfectamente elegido para “Greatest Hits Tour”, nombre de la gira que lo trajo de vuelta a nuestro país. Y es que Parsons tiene esa capacidad extraordinaria de incluir en sus temas un infinito universo musical, que va desde las baladas con toques pop hasta los temas puramente de rock progresivo, que incluyen sonidos instrumentales con sabores futuristas, dignos de un genio de la música.

Hace unos días, en el marco de mi obsesión por averiguar más sobre Parsons, leí una entrevista que le hizo un medio trasandino, donde manifestaba su desinterés por volver a grabar un nuevo disco ya que de todas formas siempre seguiría siendo recordado por su participación en el álbum de Pink Floyd. Pero no, Alan. Quienes conocen tu trayectoria y tu maestría musical saben que eres más que el artífice de ésa y muchísimas otras joyas artísticas, basta con recorrer tu extensa discografía y darnos cuenta de ello. Y quienes hemos tenido el lujo de verte en vivo lo tenemos aún más que claro.

Setlist
I Robot
Damned If I Do
Don’t Answer Me
Time
Psychobabble
I Wouldn’t Want to Be Like You
Old and Wise
Days Are Numbers (The Traveller)
The Turn of a Friendly Card (Part One)
Snake Eyes
The Ace of Swords
Nothing Left to Lose
The Turn of a Friendly Card (Part Two)
Breakdown / The Raven
Luciferama
Limelight
Don’t Let It Show
Prime Time
Sirius
Eye in the Sky

Encore:
(The System of) Dr. Tarr and Professor Fether
Games People Play

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