Luego de un exitoso show presencial en Matucana 100, Pascuala Ilabaca junto a su banda estrena una envolvente canción inspirada en las injusticias sociales y la represión que ha vivido el pueblo chileno durante los últimos años, con un directo llamado a buscar reparación y justicia para Fabiola Campillai.
La expansión sonora de la voz oriunda de Valparaíso no tiene límites. Tras deleitar con un corto feminista folclórico titulado “Amatoria”, la artista nos regaló cadencias de cumbia y salsa en su último single, “La Curiosidad”. Hoy vuelve a hacer resistencia musical con “Ya no estamos para mentiras”, una potente entrega capaz de conmover mediante arreglos y verdades.
“Esta canción fue una forma de canalizar y compartir el sentimiento de impotencia ante lo injusto: la impunidad, la violencia, la represión política. Tiene una frase que repito varias veces, que es ‘ya no estamos para mentiras ni para vivir en guerra’, una expresión que me dio vueltas en la cabeza desde el estallido”, asegura Ilabaca.
Nacida después de una asamblea ciudadana, “mientras veía el esfuerzo de evolución que hacían muches por escuchar, entenderse y reeducarse en el respeto mutuo como habitantes de un mismo territorio, luego nos enfrentamos a la calle donde nos esperaban con piedras, gases. Fue muy absurdo pasar de un estado elevado de comunicación, a uno primitivo de esfuerzo y caos”.
Ilabaca construyó esta pieza híbrida, de estética rock con toques de triphop, siendo “más bien oscura porque me conectaba con emociones pesadas”, cuenta respecto al trabajo que viene desarrollando junto a Jorge Abarca y Carlos Freitas.
“Un sonido grueso con poco reverb en la voz, bastante directo”, explica sobre la construcción y arreglos montados con la banda, que fluyó como si fueran palabras y notas atragantadas en cada garganta. Con una estrofa que pide justicia para Fabiola Campillai, la chilena alza su voz para dejar constancia del atropello a la dignidad y a los derechos humanos que ha vivido Chile en las últimas décadas.
“Ya no estamos para mentiras” no es sólo un mero desahogo, es una búsqueda por justicia, una pieza con propósito; un estreno que es acompañado por una colaboración junto a la artista de la arpillera, Andrea Álvarez Oliva, conocida como La Zurcida. “Elegí este formato porque es la forma en que las mujeres chilenas han expresado sus experiencias e ideas políticas. Es emocionante ver el texto y a las protagonistas bordadas a mano”, cuenta sobre esta nueva alianza creativa con su hermana, la destacada diseñadora Danila Ilabaca, y la animacón a cargo de Patosap (Patricio Soto Aguilar).