Por Paulo Domic.
El cantante que ha sido protagonista de importantes obras del metal cantado en español en los últimos 20 años, este 2021 ha abierto un nuevo capítulo con el disco debut de su nueva banda llamada Adventus, titulado «Morir y Renacer».
Cuando se unió a Avalanch a finales de los 90, Víctor García comenzó un camino que lo han transformado en una de las principales voces del metal español. Ese par de años en esa banda le dieron una base importante para luego fundar WarCry en 2002. Banda con la que ha editado una decena de discos donde él es la principal referencia de la visión musical y artística.
En exclusiva, y gracias al enlace del club oficial de fans de WarCry en Chile, Hoy Gano Yo, pudimos conversar con él y conocerlo un poco más desde su visión de las cosas y su propia historia.
¿Cómo haz vivido este último año y medio con todo lo que está pasando en el mundo?
Ha sido raro, porque cuando en su momento planteamos parar un tiempo con WarCry, fue precisamente para seguir haciendo una vida normal. Para ir de vacaciones con los hijos, para desconectarnos un poco. Pero esto ha sido muy exagerado y más que desconectarnos, hemos tenido que reconectarnos. Nos han encerrado por mucho tiempo y la desconexión es casi imposible. Tengo la suerte de haberme criado casi solo, por lo que la soledad no me sienta mal, no es un problema. Me encanta estar con gente pero cuando estoy solo no soy de los que se deprimen o se sienten mal. Aprovecho de hacer muchísimas cosas.
¿Qué haz descubierto y aprendido en este tiempo?
Que hay gente que tiene un poco de orden y otra que no. Y bueno, eso ya lo sabía, pero cuando estamos hablando de una pandemia y de que muere gente, eso te pone un poco mal. Es una experiencia que hay que aprovecharla como es. Los que han tenido suerte de no tener perdida y mantener sus vidas, definitivamente tienen que aprender algo.
He aprendido que la gente se derrumba bastante fácil. Y que ser positivos en todo esto. Las cosas están mal, pero hay quienes me lo han comparado con una guerra y espérate, eso ya es demasiado exagerado. Pero no me ha sorprendido, esto ya se estaba avisando, con el ébola, con la gripe aviar. Estaba rondando y no lo esperábamos. Ahora que lo sabemos, tenemos que estar precavidos para el futuro.
¿Hace cuánto que no te subes a un escenario?
Hace un año y medio y esto da para largo. No creo que este año me vuelva a subir. Supongo que el 2022, con suerte, porque ya está avanzando el tema de la vacuna. Ya hay gente que está preparando conciertos, pero nosotros pensamos que es mejor que las condiciones sean más seguras antes de hacer reuniones masivas.
¿Se extraña tocar en vivo?
Viendo como está le entorno, no. Porque soy consciente de que no se puede. A mi viajar no me gusta, pero el cariño que recibo por todos los sitios cuando llego, es fantástico. Igual teníamos pensado tomarnos este tiempo, así que lo hemos llevado bien.
WarCry ha estado cuatro veces en Chile, curiosamente todas las citas han sido en el Teatro Caupolicán. ¿Qué recuerdos tienes de esas ocasiones?
Con el público nunca hay problemas, ese es el mejor momento del todo el viaje y no tiene precio. El público chileno es muy pasional, y para una persona como yo que también soy apasionado, siempre es un lujo tocar en Chile. Pero por el lado de la organización, ha habido de todo. Desde retrasos en la apertura de puertas, a problemas técnicos.
Siempre me extrañó que los organizadores querían hacer «meet and greet» para que estés con la gente. Y cuanta más personas, menos tiempo tiempo para dedicarle a cada una de ellas. Me llamó mucho la atención en una ocasión que uno de esos encuentros que estaba planeado para antes del concierto, luego lo movieron para después. Pagaron por eso, y supongo que se quedaron, pero eso no es bueno para la gente. No es un trato bonito. Y tanto nosotros como la organización debemos entender que dependemos del público. Ellos son nuestros jefes y hay que tratarlos bien.
Sabemos que «The Final Countdown de Europe» te introdujo en el rock. ¿Qué sentiste cuando escuchaste ese disco por primera vez?
Eso fue en el año 1987. Yo tenía un trabajo después de estudiar, que era de montar unas piezas eléctricas. Eso me permitía ganar un dinero que luego usaba para comprar discos. Compré un casete, algo que los del 2000 para adelante dirán «¡Qué es eso!», que literalmente reventé. Me ponía a trabajar y con los audífonos estaba lado A, lado B, lado A, lado B y así hasta que se murió. Tuve la suerte de que ese fue un año muy bueno, ya que Whitesnake sacó el «1987», Def Leppard el «Hysteria», aquí Barón Rojo el «En Un Lugar De La Marcha». Y desde ahí en adelante me volví una aspiradora de la música heavy, quería escucharlo todo.
España ha sido una cuna importante de música popular y metal. ¿Qué influencia musical te ha dado tu país?
En mi casa siempre se escuchó música. Mi padre escuchaba mucha música flamenca y canción asturiana. Mi madre escuchaba zarzuela y ópera. Tuve también una época en que el pop británico me encantaba. Todas esas cosas que te han marcado y tienes dentro, mezclado con las bandas de rock, pues hacen que tu estilo se forme. Dentro del metal español, el «Maldito sea tu Nombre» de los Ángeles del Infierno, fue un disco que nos impactó mucho.
¿Cómo fue crecer siendo rockero en la España de los 80? ¿Había resistencia hacia ellos?
Yo creo que todavía la hay, pero tal vez ya no tanto. Hemos evolucionado. Pero en esos tiempos, había mucha gente que vivía una vida muy loca y llevaban toda la imagen del rock, pero no escuchaban nada, ni conocía las bandas. Y hubo también una época en que la delincuencia en España se dejaba el pelo largo y usaba chaquetas de cuero. Como era una música que funcionaba muy bien en todo el mundo, se disfrazaban. Y cuando el heavy dejó de ser predominante, esa gente se fue.
Y antes también había una especia de fe. Había que llevar la casaca de cuero en invierno y verano. Ahora cualquier persona, con cualquier imagen, puede ser heavy a muerte. Todo eso ha servido para que las cosas se tranquilicen un poco. Pero es verdad que antiguamente si ibas caminando por la calle, algunas personas cruzaban a la acera del frente para no encontrarse contigo.
Tus orígenes musicales son como guitarrista ¿Qué te hizo dejar la guitarra y dedicarte sólo a cantar?
Es que no podía hacer las dos cosas bien. O cantaba o tocaba. Cuando comencé, sí podía tocar tres acordes y cantar a la vez, pero si ya quieres hacer cosas más interesantes con la guitarra, tienes que trabajar un poco más y no lo vi factible. Cuando entré a Avalanch fue como cantante, por lo cual me fui acostumbrando a no tener la guitarra. Y de todas formas en vivo no podía hacer ambas cosas en forma óptima, así que preferí enfocarme en el canto.
Si bien tu paso por Avalanch no terminó de la mejor forma, ¿qué cosas positivas te llevaste de esa etapa?
Muchas cosas, como cantante y como persona. El nivel de exigencia ya era profesional. Aprendí cómo se hacían muchas cosas. Casi todo lo que luego apliqué en WarCry, lo aprendí en Avalanch. Fue un aprendizaje enorme, hasta el día de hoy. Las cosas acaban como acaban, pero nadie me quita todo lo que pasé y disfruté ahí. Fue una etapa muy bonita para mi. El balance es muy positivo.
¿Qué huella ha dejado WarCry en el metal de habla hispana?
Ni lo se, ni me atrevo a pensarlo. Una vez fuimos a Venezuela y en una rueda de prensa me preguntaron qué se sentía ser una de las bandas más inspiradoras. Y yo me quedé pensando «¿nosotros somos esos?». Es algo que todavía me sigue extrañando. Es bonito, es fantástico, pero no es lo que buscamos. Queremos hacer música e intentar transmitir toda esa pasión que llevamos dentro. Y si con eso logramos inspirar a que otros tomen una guitarra, cantar, ir a conciertos de rock o echar una mano con nuestras letras a quienes lo están pasando mal, pues fantástico. Pero la idea de dejar huellas me supera, me parece algo muy grande. No queremos adoctrinar, somos músicos que queremos compartir con la gente.
¿Cómo manejas las criticas no tan favorables a tu trabajo artístico?
Yo suelo escuchar y leer lo más posible las reacciones. La primera y más importante es la del público. Si tengo la posibilidad de preguntar, intento quitar la barrera entre el músico y el público y les pregunto su opinión. Hoy en día, el nivel de exigencia es muy elevado y desde lejos, sin ir a conciertos. «No, es que vi algo por YouTube y me pareció horroroso». Y estando ahí a lo mejor hubiera sido diferente, ¿no?
Hay días en que uno se queda con la sensación de que las cosas no salieron bien, por la razón que sea y que el público desconoce totalmente y no tiene por qué conocer. Y luego lees una crónica donde te califican mal, y si, te quedas mal. Pero a veces llegan comentarios de gente que ni siquiera vio el concierto. Que escriben de lo que les contaron o escucharon de lejos mientras fueron a comer en un festival. A mi lo que me interesa son los seguidores, los que van a los conciertos. Y con ellos tengo buenas sensaciones, no nos llegan comentarios negativos.
Hablemos de Adventus, que es una suerte de reunión de la primera formación de WarCry. ¿Cómo nace este proyecto?
Yo seguía ne contacto con mis ex compañeros. Y un día en un momento me dicen que están componiendo canciones, que extrañan tocar en vivo y me preguntan si me iría a cantar con ellos. Antes era complicado con WarCry, no tenía tiempo. Pero poco a poco me iban mostrando las canciones y me fueron convenciendo, así que les dije que les echaría una mano. Han sido compañeros míos y me dieron ganas de ayudarlos.
¿Qué diferencial tiene Adventus respecto a Warcry? Comprten un estilo similar de música.
La primera diferencia es que el compositor principal de Adventus es Manuel Ramil (tecladista) y el de WarCry soy yo. Y cada persona es un mundo a la hora de hacer música. Tenemos muchas similitudes porque nos gustan bandas muy parecidas, pero a la hora de construir las canciones, Manuel parte desde un teclado, y yo de una guitarra. Entonces en Adventus el teclado es mucho más predominante y yo en WarCry procuro tenerlo más como ambiente que como instrumento predominante. Hay estructuras y matices bastante distintos.
¿Qué planes tienen para el futuro?
Con Adventus nos encantaría tocar en vivo. hemos hecho todo el trabajo y nos falta eso. Por culpa de la pandemia hemos tenido que retrasar ese momento. Tenemos una gran ilusión de tocar esas canciones en vivo.
Con WarCry, he tenido mucho tiempo para componer. Quizás en 2022 será la fecha clave para regresar.