La música puede crear y visibilizar realidades, pero también conmover. Y así sucede en Don Juan Vicente que conmueve hasta en lo más profundo del ser, invitando a poner más atención a esas historias tan cotidianas.
Hay algo exquisitamente fresco en Don Juan Vicente, último sencillo de Natalia Corvetto. Y es que en su nueva canción, esta compositora nacional propone un relato conmovedor y sutil, características que va entretejiendo en una canción que complementa y enfatiza emociones, desde una musicalidad que aun en su exquisitez, se vuelve secundaria.
Pero no me malentiendan, porque aunque los sonidos de «Don Juan Vicente» son precisos y delicados, la jova del sencillo está en el relato que va articulando esta compositora oriunda de Coquimbo.
La voz de Corvetto se envuelve en un halo folclórico, pero desde una vulnerabilidad que logra resonar e hipnotizar. Desde ese timbre en bruto, se reflejan sus significativas habilidades como oradora, una cuya pluma va construyendo las nuevas leyendas de un imaginario en expansión.
Y así, en sus cuatro minutos de duración, en «Don Juan Vicente» la versatilidad de Corvetto se posiciona como protagonista, marcando pauta en un repertorio cargado de una robusta sensibilidad narrativa y musical.
El sello de Corvetto aparece bajo su habilidad para articular relatos desde una voz lírica. Con ella, destaca su capacidad de contar historias cotidianas y reales, rememorando realidades y oficios que tienden a ser invisibilizados.
Desde ahí, se permite expresar asumiendo un rol crítico y defensivo a ese patrimonio tan debilitado, debido a las herencias de una sociedad donde prima el individualismo y el deterioro de los espacios naturales. Y es aquella a la que honra plasmándola bajo una armonía enternecedora y sutil.