Por Paulo Domic.
Primero fue “Throw my Bones” el 20 de marzo, hoy 1 de mayo fue el turno de “Man Alive”. Los dos primeros singles que ha liberado Deep Purple de Woosh!, su próximo disco. Vigésimo primer trabajo de esta clásica banda inglesa, pilar de la historia del hard rock clásico y que por más de 50 años se ha mantenido activa.
Originalmente planeado para lanzarse el 12 de Junio de este 2020, la situación sanitaria mundial producto del Covid-19 afectó el proceso de preparación y distribución logística de las copias físicas, por lo cual, y en acuerdo con el earMUSIC (el sello que lo cobija), la fecha de lanzamiento se aplazó para el 7 de agosto. Noticia triste para sus más acérrimos fans, que luego de los dos discos anteriores y el gran trabajo hecho ellos, contaban los días para este nuevo disco. Uno que realmente ni se imaginaron que existiría, debido a las señales que el álbum daba y a que su tour se tituló “The Long Goodbye Tour”.
En Woosh!, nuevamente y por tercera vez consecutiva el productor fue nada más y nada menos que Bob Ezrin. Una celebridad tras la consola que a su haber tiene la participación esencial en muchos discos clásicos de Alice Cooper, Pink Floyd, Kiss, Peter Gabriel y Kansas, entre otros grandes artistas. Primero fue el Now What?! de 2013, luego el Infinite de 2017. Discos en que de su mano, Deep Purple pudo volver a encontrar una coherencia musical que perdió luego de que Jon Lord dejara la banda en 2002 y que Don Airey tomara su reemplazo. Y la culpa no fue de Don, en lo absoluto, más bien el nuevo liderazgo de la banda no tomó las mejores decisiones en torno al productor que escogió y eso redundó en un par de trabajos por debajo de la altura de una banda con la reputación y la calidad de sus integrantes, Bananas y Rapture of the Deep. En Ezrin encontraron al sexto hombre perfecto, que además de ayudarlos a reencontrarse con su esencia musical, les imprimió un sello de elegancia progresiva y sinfónica que por lo que se deja escuchar en este par de adelantos, sigue siendo parte de esta nueva identidad musical del quinteto.
“Throw my Bones” parte con un riff de groove muy funk a cargo de Steve Morse, acompañado por Ian Paice a quien este tipo de ritmos le acomoda muchísimo. Y a los pocos segundos cambia totalmente de espíritu, sin cambiar el riff, gracias a la orquestación de los sintetizadores de Don Airey, quien esta vez deja el Hammond mucho más de fondo. Todo esto, acompañado de la solidez eterna de Roger Glover en el bajo. Entra la voz de Ian Gillan y todo fluye muy bien, hasta que llega el coro que se me hace irresistible y muy emotivo también al sintonizar su melancolía con las líneas líricas que propone:
All I’ve got is what I need (Todo lo que he conseguido es lo que necesito)
And that’s enough, as far as I can seen (Y eso es suficiente, según mi visión)
Why should I walk into the great unknown (Por qué debería caminar hacia una gran incógnita)
When I can sit here and throw my bones (Cuando me puedo sentar aquí y tirar mis huesos)
Una reflexión que me parece también una declaración de principios desde un grupo de músicos que lleva tantas década entregando su talento y que realmente ya no necesita ir más allá de donde están, ad portas de que llegue el momento definitivo de descansar. Una sana opción, el tiempo y su inexorable paso deben tomados en cuenta y hay que vivir el aquí y el ahora plenamente.
Un gran solo de Morse, con su habitual lenguaje y cierre en fade out con hermosas modulaciones sinfónicas a cargo de Airey, completan una buena canción. Simple, directa y de estructura clásica, que se las arregla para sonar progresiva con detalles y arreglos muy precisos.
“Man Alive” nos lleva a la dimensión experimental y progresiva que fue parte de la esencia de la banda en sus albores y que nuevamente regresó desde que la mano de Ezrin se metió en medio. Una canción que se inicia ambiental, con Gillan a capella y armonizado en compañía de la suave orquestación de Don Airey, desemboca en un riff que sustenta el relato lírico de Gillan, que esta vez habla de una tierra sin humanos que ha estado en paz y en equilibrio. Y que se encuentra de repente con que hay sólo un hombre vivo. Algo insignificante para ella, sólo un hombre vivo.
Es una canción donde también Gillan se da el lujo de recitar en su parte central antes del gran solo de Morse y luego al final, matices que se vuelven inquietantes con el tic tac de reloj que ejecuta Paice con el borde de su caja. Es una canción de esas que dejan como descolocado, que no transitan por una lógica musical tradicional, pero que jamás deja de ser melódica y coherente al oído. Ese es el toque púrpura actual, uno que transita por bordes a veces impredecibles, pero que no se vale de asonancia para sonar progresivo, elegante e interesante.
Ambas canciones no son ni más ni más de lo nos viene entregando Deep Purple desde el 2013. Pero eso no es una mala noticia, ya que estamos hablando de una era que está quedando para la historia como una de gran calidad musical por parte de una banda con más de 50 años de historia. Algo que muy pocas bandas logran a esas alturas de sus carreras. Por lo tanto, y maldiciendo a la comentada suspensión de su lanzamiento, hoy no queda más que esperar por el lanzamiento del 7 de agosto, que desde ya se perfila como totalmente dentro de los altos estándares que Deep Purple está entregando.