Por Sebastián Allende.

El 10 de septiembre de 1991 se publicó el primer single del segundo álbum de unos noveles jóvenes de pequeña localidad de Aberdeen en Seattle, llamados Nirvana. Nevermind sería el título escogido para el disco y “Smells Like Teen Spirit” la canción que sería parte fundamental para el establecimiento del rock alternativo en el mainstream. Una prueba de esto fue el punto de derrotar a grandes como Michael Jackson y Guns N’ Roses en las listas de charts, logrando ser el tema que se transformaría en el mayor éxito de la banda y que calaría hondo en la memoria y en los corazones de la llamada «generación x».

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Cuatro notas serían las responsables para introducirnos en la mente creativa de quien con los años se transformaría en un icono, Kurt Cobain. Dueño de una voz, de una imagen y de un sonido que impactaría a la primera mitad de los años noventa. La banda se presentaría ante la sociedad con “Smells Like Teen Spirit” una canción que, si bien, estaba escrita en cierta forma metafórica, enfatizaba con rabia propia la juventud, llegando a ser la voz de la insatisfacción de los contertulios generacionales de Cobain, quienes a través del globo expresaban su rebelión contra el sistema, la alienación social en que se transformó la escena musical imperante en los años ochenta y las ganas de expresar cierto tipo de liberación, a pesar de la apatía y nihilismo que era demostrado por estos jóvenes, tema que incluso el mismo Cobain demostraba en entrevistas o a través de las letras: “La apatía de mi generación. Estoy enojado con ella. Estoy enojado con mi propia apatía, también…”, señalaría.

Los antecedentes de la grabación de Nevermind situarían a la banda con bastantes cambios. El baterista Chad Channing sería despedido de la agrupación y remplazado por Dave Grohl, Cobain comenzaría (lamentablemente) a consumir heroína, la banda dejaría las filas de SubPop para sumarse a Geffen Records, y Butch Vig asumiría la labor de producir el disco, el cual ya había sido cimentado en la gira post Bleach, por lo tanto, la banda ya contaba con una creciente camada de buenas canciones que si bien mantenían un espíritu punk y sobre todo influenciadas de gran manera por los actos favoritos de Kurt (como Pixies y Sonic Youth) poseían una aura pop que las hacían distintas.

“Smells Like Teen Spirit” sería el tema elegido para dar comienzo a Nevermind. Cuenta la leyenda que la primera vez que Butch Vig escuchó la canción, en la sala de ensayo de la banda en Los Ángeles, se excitó tanto que empezó a traspirar y dar vueltas por toda la sala. Una canción que de primera fue descartada por la agrupación pero que el ojo (u oído clínico) de Vig no dejaría pasar. Tras una serie de tomas la canción fue registrada en un proceso que fue descrito como paciente y bastante provechoso, para lo cual se hicieron bastantes tomas de voces y un trabajo de pulimiento del sonido de la guitarra. El cambio de baterista no pasaría desapercibido y para Dave Grohl, el registro de esta canción fue una experiencia inolvidable: “Kurt tenía una genial comprensión de la composición de canciones en su simpleza y profundidad. Nos hablamos en la sala de ensayo con el volumen en 10 mientras estábamos tocando. Sabía cuándo se acercaba el verso porque veía el pie de Kurt acercándose a apagar el pedal de distorsión. Vigilaríamos el lenguaje corporal del otro y la canción involucrada en este crescendo, y luego explotaríamos.”

La mezcla final del disco fue realizada por Andy Wallace, quien recordaría la labor registrada como un proceso de amplificar los detalles: “Trate de aislar momentos que valían la pena como alguna guitarra poderosa o la entrada de la batería, darle énfasis a momentos sublimes”, indicaría el Ingeniero de Sonido.

Si bien, con los años Cobain renegaría al sonido obtenido (lo que se haría notar mayoritariamente en las muestras de los posteriores lanzamientos del grupo, como lo fueron la compilación Incesticide y mayormente el célebre y crudo In Utero), señalando constantemente el alejamiento de los colores del punk que lograron con esta placa, su influencia es innegable tanto culturalmente como en el sonido y la imagen.

Llegaría MTV y toda su maquinaria para recibir con brazos abiertos a la banda, gracias a ese “show de porristas del infierno” en que se transformaría el video clip de “Smells Like Teen Spirit” y todo en la música no seguiría su mismo curso. Nevermind desplazaría a Dangerous, de Michael Jackson, del número uno de los rankings de Estados Unidos, demostrando con eso, la entrada a las grandes ligas de una nueva estrella que nunca se sentiría cómoda con su estatus en el rock, tal como si previniera en lo que próximamente terminaría construyéndose ese estilo (denominado grunge) que, si bien nunca estuvo de acuerdo en crear, terminaría siendo absorbido por la industria hasta acabar y terminar de empapar con todo la integridad y honestidad demostrada en las letras de Kurt Cobain.