Graveyard en Club Rock y Guitarras: En el ojo de la tormenta eléctrica
16 de mayo 2019.
Por Rodrigo Guzmán.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
Tras el amplio espectro trazado por el sonido del blues en la historia de la música popular, es posible advertir su influencia e incluso su vigencia actual gracias a una serie de conjuntos que, hasta hoy, siguen cultivando el sonido del alma negra. En este sentido, uno de los créditos actuales del sonido blues rock, con marcadas influencias del hard rock y la psicodelia, llegó a celebrar una de sus fechas sudamericanas en tierras nacionales sobre el tablado del club Rock & Guitarras. Y es que la gira regional de los suecos de Graveyard cayó como una sorpresa ante el anuncio de la productora Red House, quien una vez más, puso sus fichas en los matices más ácidos y clásicos del espectro rockanrolero.
Al comenzar la jornada, a eso de las 20:30 hrs. el dúo nacional As de Oros fue el encargado de abrir la presentación del colectivo escandinavo. De un tiempo a esta parte, la biformación instrumental, articulada en torno a guitarra y batería, viene acumulando en Chile buenos exponentes. Es el caso de Holydrug Couple o At Devil Dirt, quienes han recibido una recepción crítica positiva en distintos medios internacionales, gracias a un poderoso trabajo donde el fuzz y los tambores se trenzan de manera efectiva y rotunda. Tal es el caso de As de Oros, miembros de esa ilustre camada magallánica que gusta de los sonidos más puros del rock & roll. La motivación de As de Oros es clara: el sexo, la actitud y toda la distorsión que sea posible arrancarle a las seis cuerdas, son los puntales de un tridente inspirado en el descontrol. A punta de riff, los oriundos de Punta Arenas calentaron el ambiente para dejar en claro que lo suyo no es mero acompañamiento, sino una muestra elaborada y ruidosa de rock & roll. De dicho modo se sucedieron de manera vertiginosa la interpretación de “Ataque de Pánico”, una intensa versión de “Florecer”, “Arena Blanca” y “Mirador” a modo de cierre. Así, los nacionales dieron rienda suelta a un sonido que invitó a recorrer la mismísima ruta magallánica sobre una motocicleta de alta cilindrada. Dúo más que recomendable, esperamos verlos más seguido por estas latitudes.
Una vez concluida la presentación de los puntarenenses, a eso de las 21:30 hrs. los anfitriones de la noche no se hicieron esperar más y arribaron al escenario del club de Vicuña Mackenna 1220. Con un setlist más bien cargado a Hisingen Blues (2008), uno de sus álbumes más insignes, y a Peace, último trabajo de estudio que trajo a los suecos a Santiago, el público se dejó seducir por la intensidad y la vocación lisérgica propia de una década dorada para los sonidos del rock. Los diez años que electrificaron el periodo comprendido entre 1965 y 1975 aún se dejan oír en la potencia clara de Graveyard, cuya esencia se materializó en forma del sonido bajo los acordes primarios de cada uno de sus discos de estudio y sus respectivas canciones.
Anoche, tras las agitadas melenas de Joakim Nilsson, Jonathan Ramm, Truls Mörck y Oskar Bergenheim, se oyeron con claridad los espíritus de Led Zeppelin, Black Sabbath y Jimi Hendrix, junto a una aplanadora que sonó a caballo entre Motorhead y algo de Wolfmother. El sonido de Graveyard se mostró ingobernable e inagotable desde el primer momento, cuando decidieron abrir su presentación con “Hisingen Blues”, ante un público ávido, que llenó el club Rock y Guitarras. Ejecutado a la perfección, con el rango vocal de Nilsson sonando claro y atronador, evocando a Robert Plant a ratos, “Hisingen Blues” fue un perfecto antecesor de “Goliath”, ejecutada del mismo modo. Sin embargo, el combo que supuso “Walk On” junto a “Cold Love” dejó caer una descarga profunda de rock & roll sobre los asistentes. Tras los tambores y bajo un poderoso juego de toms y címbalos, Oskar Bergenheim lució implacable. Asimismo, los perfectos solos de Jonathan Ramm, desbordados de una tensión lisérgica, se llevaron el aplauso cerrado del público. «The Fox», «Hard Times Lovin», «Please Dont» y » Magnetic Shunk» fueron más muestras de una presentación eléctrica y electrizante, cuya fórmula, sostenida en gruesas líneas de bajo y portentosos cambios de ritmo, dejó el aire cargado de estática una y otra vez. Por lo mismo, no es errado decir que, afortunadamente, los conjuntos como Graveyard ganan muchísimo en vivo, adoptando una contundencia que en los álbumes cuesta divisar. Y a pesar de la estridencia presentada por los suecos, hubo por supuesto momentos para matizar. Allí salió a relucir el calmo blues de “Uncomfortably Numb”, “Hard Times Lovin” y “The Siren” a modo de cierre, para distender en algo un oído que fue castigado sin mayor clemencia.
La presentación de Graveyard fue un huracán. Sin caer en ninguna exageración, el debut de los suecos en territorio nacional fue de un nivel tal, que podría figurar sin mayor problema dentro de las mejores fechas que la productora Red House ha montado. Ante esto ya no queda mucho más que decir porque, como siempre, anoche la música habló por sí sola, en una velada que será recordada por la estridencia de un sonido salvaje y fundacional.
Setlist:
Hisingen Blues
Goliath
Walk On
Cold Love
Buying Truth (Tack & Förlåt)
Uncomfortably Numb
Bird of Paradise
The Fox
Please Don’t
Hard Times Lovin’
An Industry of Murder
It Ain’t Over Yet
Magnetic Shunk
Low (I Wouldn’t Mind)
Ain’t Fit to Live Here
The Siren