Benito Cerati y Zero Kill en el Nescafé de las Artes: la intimidad de un joven convertida en canciones
9 de marzo 2019.
Por Constanza Paredes.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
Llevar el apellido Cerati puede ser sinónimo de un gran peso, pues significa una especie de herencia musical que entrega la posta de una historia que no pudo continuar, pero que al ser hijo quizás resucite algo de lo que muchos escuchan de Gustavo Cerati o que deje un guiño de quien fue su padre.
La noche comenzó con dos teloneros que dieron aproximadamente una hora de espectáculo entre ambos antes de que Zero Kill apareciera encabezado por Benito Cerati. Lara Pedrosa, una artista del otro lado de la cordillera con un jovial nuevo proyecto musical, fue la primera en salir al escenario; sus canciones son suaves, con una mezcla precisa de electro y acústica, con gran manejo de la guitarra e imponentes arpegios que supieron superar los problemas de audio que no dejaron de aparecer durante la noche. Durante su presentación trajo al escenario a Fakuta, Francisco Victoria (que también fue telonero) y al mismísimo Benito Cerati, con quienes compartió canciones llenas de dulzura y pegajosos ritmos. Aprovechó de compartir con el público el lanzamiento de su nuevo disco titulado El bosque del recuerdo, con canciones acogedoras y que invitan a sonreír de tanto en tanto.
En el turno de Francisco Victoria todo cobró una energía que se sintió desde la interacción en las diferentes canciones hasta en la puesta en escena de todos sus músicos y él mismo. Su estilo, con toques de Miranda y Alex Anwandter, resulta pegajoso y con toques de los 80 que hacen altamente variable su público. Su puesta en escena es minimalista, vestido de pies a cabeza de negro y con una voz clara, aguda y que sonó a la perfección, pese a que durante la jornada los micrófonos tuvieron algunos inconvenientes. Definitivamente su propuesta musical es llamativa de un futuro prometedor.
Después de varios minutos al fin fue el turno de Zero Kill, con un inicio lleno de rasgueos duros y la voz susurrante de Benito, “Dizzy” fue la primera canción, con una letra en inglés que deja una oración muy llamativa “Soy una persona normal sin tiempo de estar vivo”, como una perfecta introducción a su proyecto musical y que resultó ser el tópico principal de la noche.
Cerati es un gran conversador, un poco disperso, pero que se dio el tiempo de compartir cosas personales llenas de intimidad incluso, que resultó ser un acierto, pues el público que lo acompañaba estaba lleno de familia y amigos, que pudieron aprovechar el espacio e interactuar libremente con él.
El espectáculo se basó en su nueva producción titulada Unisex, un disco lleno de vivencias personales y crítica al mundo actual que se aleja para mantenerse cerca a través de las nuevas tecnologías y formas de estar pero sin estar. Su música tiene toques de su padre, eso es innegable, su gran parecido físico también deja entre ver algo del sonido de la voz de Gustavo en la de él, lo que a más de alguno le ocasionó nostalgia, pues entre el público también se encontraba su hermana y su madre, Lisa Cerati y Cecilia Amenábar, quienes lo acompañaron y cantaron cada canción con él. Entre medio contó que es chileno y que eso lo llena de orgullo y conexión con este lado del mundo, pues sus primeros instantes de vida, los pasó en Chile. Fue así como aparecieron canciones llenas de intimidad, como “Sebastián” y «El final de una relación normal”.
Su presentación fue muy tranquila, quizás el espacio más apropiado habría sido un bar porque en más de una canción dieron ganas de hacer Salud, pero pese a eso, fue una noche que se pudo disfrutar. Benito Cerati seguirá con la sombra de su padre, pero lentamente va demarcando la propia e indagando constantemente en ritmos que llenan de innovación su propuesta musical.
Setlist:
Dizzy
Could´ve been
Cuidado con la cabeza
Narciso
Starving to death
I am still a man
Sebastián
Jesús
El final de una relación normal
Attention whore
That i would be good
Corazón centrífugo
Automática Lunática
We can´t get along
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